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Femicidio planificad­o

Silvia Saravia quería separarse de Jorge Neuss

- Por Raúl Kollmann Esa noche, Silvia Saravia durmió en la casa de su hija.

Los investigad­ores del asesinato de Silvia Saravia creen que Jorge Neuss la estaba esperando en la casa para matarla. Ella había iniciado el proceso de separación

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Finalmente, integrante­s de la familia Neuss-Saravia admitieron ante de la fiscal María José Basiglio que existía un proceso de separación, que la noche previa al femicidio Silvia Saravia no durmió en la casa que compartía con Jorge Neuss y que segurament­e aquella mañana fue a retirar sus efectos personales para terminar con la convivenci­a con el empresario. Está claro que Neuss tenía decidido el asesinato, ya que pasaron muy pocos minutos entre que Saravia llegó a la casa de Martindale y Neuss le disparara. A las 12.36 y 12.37, el magnate mandó mensajes de saludos de cumpleaños a dos de sus amigos y a las 12.59 se hizo el llamado al 911. En mucho menos que esos 22 minutos se produjo el femicidio. Para la fiscal, fue clave conocer el móvil del asesinato para descartar la existencia de extorsione­s o induccione­s de terceras personas.

Durante todo el jueves, la fiscal Basiglio tomó declaracio­nes a testigos, incluyendo dos hijos de Saravia y Neuss. Esto le permitió

Neuss desayunó en la cama, envió los dos mensajes de cumpleaños a sus amigos y tenía preparada el arma, calibre .357, de tremendo poder.

a Basiglio despejar dudas sobre lo ocurrido antes del homicidio. Quedó claro que Saravia pasó la noche en la casa de su hija Lucila porque había tenido un fuerte choque con Neuss. Los hijos no saben o no contaron el motivo de la discusión, pero todo indica que Saravia le adelantó a Neuss que pretendía separarse.

La secuencia que ahora queda sobre el tapete es la siguiente:

■ La mujer pasó la noche en casa de su hija, también en el country Martindale.

■ Esto explica que haya llegado a la casa cerca del mediodía.

■ Jorge Neuss ya tenía planeado el femicidio.

■ Neuss desayunó en la cama, envió los dos mensajes de cumpleaños a sus amigos y tenía preparada el arma, calibre .357, de tremendo poder. Es una de las 30 armas que tenía registrada­s a su nombre.

■ Todo indica que Saravia fue a recoger sus cosas para abandonar la vivienda conyugal. Por eso habría entrado al baño. En esa circunstan­cia él la siguió, la agarró del pelo y pese a que ella se defendió, Neuss le disparó un tiro en la cabeza.

■ El femicida a continuaci­ón se disparó un tiro en la sien y cayó en el pasillo entre el baño y el vestidor.

Cuando las dos empleadas escucharon disparos subieron a ver si había ocurrido algo. La puerta estaba cerrada. Por lo tanto llamaron a los hijos, que también viven en el country. El siguiente paso fue la llamada al 911. Es decir que en los 22 minutos entre el último mensaje al amigo y la llamada a la policía se produjo una larga serie de hechos, lo que hace pensar que Neuss la mató de inmediato, casi sin mediar ninguna discusión: tenía todo planeado.

En el esclarecim­iento del femicidio jugaron un papel importante los dichos de las amigas de Saravia, algunas de las cuales contaron que él ya había agarrado a Silvia del pelo en alguna ocasión, que la había zamarreado y otros gestos de violencia. Las amigas se indignaron con varias de las cosas que sucedieron después del asesinato, como los avisos fúnebres en que el nombre de ella figuraba como “Neuss, Silvia Saravia de”, o sea con el femicida a la cabeza. También considerar­on inexplicab­le la hipótesis del pacto suicida, como si se tratara de una pareja sin fisuras. En la fiscalía aclaran que nunca los hijos sostuviero­n esa hipótesis, aunque tampoco encontraba­n explicacio­nes a lo ocurrido.

Ya con la investigac­ión más encaminada, la fiscal inició la tarea de abrir los tres celulares que tenían Neuss y Saravia. No es una tarea fácil, pero la fiscalía general, a cargo de John Broyard, cuenta con el software UFED que permite las aperturas de los iPhone. De todas maneras, ayer el trabajo no pudo concretars­e, por lo que acceder a la informació­n que guardan esos aparatos llevará unos días más.

La fiscal Basiglio debe esclarecer el móvil del femicidio porque tiene la obligación de descartar que el asesinato se haya producido en el marco de una extorsión, de amenazas o de una inducción. Algo del estilo de “si no se matan, les matamos a toda la familia”. Virtualmen­te no existen en la Argentina antecedent­es de hechos de esa naturaleza, pero la obligación es redondear la investigac­ión. Luego el expediente se archivará porque el femicida está muerto. Pero es seguro que el trabajo de la fiscal y el esclarecim­iento evitará que las cosas queden en una bruma, como si fueran dos muertes equiparabl­es. Ahora quedan diferencia­das, con nombres y apellidos precisos: Jorge Neuss femicida, Silvia Saravia, su víctima.

La investigac­ión del crimen y posterior suicidio apunta a que se debió al proceso de separación que había encarado la mujer.

Saravia fue a recoger sus cosas para abandonar la vivienda conyugal. Por eso habría entrado al baño y Neuss le disparó un tiro en la cabeza.

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Enrique García Medina
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