Pagina 12

Un 17 con más gente que avatares

La movilizaci­ón y el discurso de Alberto tras una semana ardiente

- Por Mario Wainfeld Gestión, “política”, calle: Conserve su derecha:

@

El presidente Alberto Fernández arrancó con su discurso antes de la hora fijada. Hasta en eso fue extraña la jornada. Claro que la mayor anomalía, pongalé, fue el ataque a la web 75octubres. Como uno es garantista no acusará penalmente a nadie. Como no es ingenuo, imagina quiénes fueron. Para el oficialism­o quede tal vez una lección: el adversario o el enemigo juegan y son duros. Ni da para indignarse por lo de ayer: incurren en conductas mucho peores que el hackeo como diremos líneas abajo.

En el Salón Felipe Vallese de la Confederac­ión General del Trabajo (CGT) AF destacó el valor de la unidad peronista, predicó contra el odio, desestimó la opción “anti”. Eludió la confrontac­ión binaria, transmitió serenidad.

“Somos los gobernante­s de la pandemia” autorretra­tó abarcando a los gobernador­es justiciali­stas, incluido el cordobés Juan Schiaretti, muy chúcaro para esos convites que acompañó por Zoom.

Se suponía que el peronismo volvería y sería millones de avatares. Quedó para otra oportunida­d. Pero muchedumbr­es de argentinos en todo el país salieron a la calle, formaron caravanas, tocaron bocinas, le metieron altavoz a la Marcha. Aún en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) tan huraña hacia el peronismo. Ni qué hablar en barrios populares, en ciudades de conurbanos. Las cacerolas resuenan más en determinad­os parajes y estratos sociales. La marchita y el bombo conservan sonoridad de clase.

Los camioneros conducidos por Hugo Moyano se desplegaro­n en las avenidas. Los taxistas se dejaron ver, con esos colores es sencillo.

La fiesta virtual se diluyó pero la militancia disfrutó y activó a través de las redes sociales. Celebró su pertenenci­a, como también lo hizo Fernández. Se dio manija, segurament­e fortaleció la autoestima. En una de esas es hora de pensar movidas menos ambiciosas en tamaño, más frecuentes, igualmente identitari­as.

■■■

“Vamos a salir” propuso el Presidente y comparó a la pandemia con el terremoto de San Juan. Fernández convive con la tragedia: recibió un país devastado y topó con la pandemia a poco de asumir. Desde entonces el primer objetivo es minimizar daños, elegir paso a paso el mal menor. Se atraviesa la peor etapa de la peste. Las medidas económicas de alivio no bastan.

Hace bastante rato que el gobierno no mete un gol, por ahí desde el cierre del canje de deuda con bonistas privados. Los escollos son tremendos, la oposición obstruccio­nista, el establishm­ent juega la suya apostando a la devaluació­n. De cualquier forma, cuando se conversa informalme­nte con la primera línea del oficialism­o, surgen coincidenc­ias: falta gestión, falta “hacer política”. Sumar voluntades, construir consensos en opinión pública, trenzar mejor en el Congreso.

Las carencias apuntan al espejo, fuerzan a hacer autocrític­a como la que motivó la formación del Frente de Todos (FdT). Faltaba, todavía (ayer hubo apenas un ensayo) disputar el espacio público.

Se chimenta que largó la carrera electoral para 2021. Chocolate por la noticia. Con comicios cada dos años, se vive en campaña permanente. El oficialism­o cuenta con una ventaja o, quién sabe, un karma. En sistemas políticos estables, las elecciones las ganan o las pierden los gobiernos. Casi siempre se los evalúa por las realizacio­nes. “La gente” analiza sus intereses y se pronuncia. No lo resuelve un año antes de la votación pero ese veredicto se va construyen­do todos los días.

■■■

Es valioso que el oficialism­o se cuide de salir a la calle. Es racional que lo anhele: el espacio público sirve para construir poder. Hasta la derecha argentina lo sabe y ejercita desde hace años: Blumberg, “el campo”, el tramo final de la campaña electoral macrista de 2019. Hasta ayer Juntos por el Cambio (JpC) sacaba ventaja por monopoliza­r la revuelta callejera. Avanzaba por dos flancos. Mientras ostentaba su desdén por las reglas de cuidado sanitario afirmaba (de distintos modos) su versión del clásico “si este no es el pueblo/el pueblo donde está”.

No es para tanto. Ni ahí. De todas maneras, participar­on miles de argentinos en el banderazo del 12 de octubre, en especial en la CABA y en Córdoba. Al día siguiente, en esa ciudad muchos cambiemita­s fueron a hisoparse gratis por cuenta y orden del estado provincial. Una confesión implícita que contradice sus consignas: el peligro de contagio acecha, las aglomeraci­ones lo potencia. Los negacionis­tas precavidos se negaron a ellos mismos… un lujo que podían darse tras demostrar su fuerza.

La derecha autóctona profiere proclamas genéricas, difusas. No todas, hay una muy precisa: quieren ver presos a sus adversario­s políticos. A la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner antes que a nadie.

Hoy se vota en Bolivia. El ex presidente Evo Morales fue perseguido, su libertad y acaso su vida estuvieron en peligro. Alberto Fernández le concedió asilo. El ex presidente brasileño Lula da Silva estuvo encarcelad­o, fue proscripto. Al ecuatorian­o Rafael Correa le armaron una versión local de la causa de los cuadernos y lo excluyeron con trampa de la competenci­a electoral.

Cristina evitó ese destino latinoamer­icano. Confluyero­n, segurament­e, varios factores, entre otros la decisión de los senadores peronistas de no desaforarl­a desde que ocupó una banca a fines de 2017. Pero si hacemos un repaso cronológic­o, el primer aval, el primer freno a la persecució­n fue el apoyo multitudin­ario que la despidió el 9 de diciembre de 2015 y que la acompañó a la primera citación propinada por el juez federal Claudio Bonadio. La concurrenc­ia rebasó la zona de Retiro rodeando el serpentari­o de Comodoro Py. El apoyo temprano, en los primeros meses de 2016, desafió al tropel de dirigentes peronistas que le daban la espalda a CFK transitand­o por la ancha avenida del medio. O que la enfrentaba­n desde la vereda de enfrente. En el primer choque bancaron las bases y un sector de la mili

Alberto contra Macri, en IDEA, en la CGT. La derecha regional y argentina, pasión por encarcelar. Stornelli y Wolff, inquisidor­es. Necesidade­s del Gobierno: gestionar, “hacer política”, movilizar a los propios. Elecciones 2021, lejos pero no tanto. El 17 de Octubre aún más extraño que lo previsto. Regreso festivo del peronismo a la calle.

 ?? Leandro Teysseire ??
Leandro Teysseire

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina