Los que buscan la vacuna piden inmunidad
El pedido es muy habitual y varios Estados europeos ya aceptaron
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Las vacunas demoran años en fabricarse. A veces décadas. Los ensayos se realizan en miles de voluntarios (de diferentes características, trayectorias clínicas y edades) para conformar una muestra variada. El objetivo de máxima es que la tecnología lograda pueda ser eficaz y segura. En el escenario actual, las farmacéuticas junto a los laboratorios de las universidades y los institutos científicos asociados en cada caso trabajan contra reloj. Concentran sus esfuerzos con el objetivo de que la sustancia activa esté disponible lo más pronto posible. En este afán, solicitan a los gobiernos inmunidad, es decir, ser protegidos ante juicios y demandas que puedan afrontar por posibles complicaciones a futuro. Este aspecto no es algo que deba preocupar ni horadar la confianza colectiva en la eficacia y la seguridad de las vacunas, sino que es más corriente de lo que se cree.
“Contar con leyes que compensen frente a los efectos adversos es algo que suele ocurrir. Todas las vacunas cuentan con programas de seguimiento de daños inesperados porque, en definitiva, las tecnologías son pensadas para que resuelvan un problema sanitario y no para que generen nuevos. Son espacios institucionales que se crean para verificar que todo esté bien luego de las inoculaciones masivas”, dice Daniela Hozbor, bioquímica e Investigadora Principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata. Siguiendo con este razonamiento, completa
Las empresas se basan en que están trabajando con altos estándares de seguridad, pero bajo presión y en tiempo record.
con un ejemplo: “En Estados Unidos, desde hace tiempo, están bien determinados y clasificados los problemas. Me refiero a lineamientos del tipo: si la reacción adversa emerge luego de ‘X’ años de haber recibido la vacuna se hace cargo el Estado y si es antes, la compañía que la fabrica. Igual las compensaciones no se brindan así nomás. Previamente, se realizan estudios clínicos que comprueban que la persona que desarrolló la afección lo hizo, efectivamente, por la inoculación”.
Diversos Estados europeos ya han firmado acuerdos de confidencialidad con las compañías. A mediano plazo, se harán cargo de cubrir las indemnizaciones ante los efectos inesperados de sus vacunas. El argumento que podrían esgrimir a futuro las empresas biotecnológicas es que, si bien trabajaron con altos estándares de calidad, de eficacia y seguridad; lo hicieron en un tiempo récord, con la presión de los gobiernos y las sociedades del mundo. Por este motivo es que buscan resguardarse a la sombra de un marco jurídico que las proteja de imponderables.
Es el caso del Laboratorio AstraZeneca –el que junto a la Uni