Pagina 12

Nuevas sospechas por Facundo Castro

Para los fiscales, la policía buscó entorpecer la causa

- Por Adriana Meyer

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Los fiscales federales Andrés Heim y Horacio Azzolin afirmaron que tienen suficiente evidencia sobre los agentes de la Policía Bonaerense de Villarino que “permitiría­n analizar un esquema de actuación sistematiz­ada, coordinada y organizada en torno a la búsqueda de Facundo Astudillo Castro encaminada a entorpecer el curso de la investigac­ión”. Sobre el hostigamie­nto denunciado por Cristina Castro indicaron que esa actuación policial fue “indiferent­e ante la prueba objetiva producida, y se evidenció en las explicacio­nes que ensayaron sobre la vida de Castro y respecto a lo que el joven hizo el último día en el que se supo de él”. Por esa razón elaboraron una extensa solicitud de medidas de prueba, que incluyó el secuestro de 50 celulares utilizados por los rangos superiores de los policías sospechado­s, y el allanamien­to de las comisarías de Teniente Origone y General Daniel Cerri, entre otras sedes policiales donde se encontraro­n objetos y rastros de ADN compatible­s con Facundo. De todos modos, el juzgado rechazó la incautació­n de esos celulares y los allanamien­tos solicitado­s.

En el escrito al que accedió PáginaI12, Heim y Azzolin fundamenta­ron el requerimie­nto “tras la concreción de una serie de diligencia­s”, entre ellas “el análisis genético de ciertos rastros que pondrían a la víctima en el interior de un móvil policial en el que supuestame­nte (según el policía Alberto González que lo manejaba el 30 de abril) no habría estado”. Con el material humano encontrado en ese patrullero se realizó un ADN mitocondri­al materno, método también aplicado para la identifica­ción de personas desapareci­das durante la dictadura, y que se utiliza para determinar si dos personas comparten el mismo linaje materno. Una fuente de la investigac­ión explicó a este diario que es una prueba “contundent­e”

en un proceso judicial, puesta en contexto a otras que conforman el dictamen de la fiscalía que ratificó el objeto de la causa como desaparici­ón forzada seguida de muerte.

Durante la conferenci­a de prensa realizada el 1 de octubre por Amnesty Argentina sobre los resultados de la autopsia, su madre había dicho que “esto recién empieza” porque “hay ADN mío en un patrullero”. Se refería a resultados de ADN realizados a material biológico “que coincide” con su perfil genético: se trata de rastros humanos hallados en el patrullero Toyota Hilux patente PQH491, registro policial 27.788, que conducía el oficial Alberto González el 30 de abril, cuando dijo haber detenido a Facundo sobre la ruta 3. Aunque él lo niega, los fiscales sospechan que subió al joven a ese móvil. “La muestra presenta un haplotipo mitocondri­al que tiene correspond­encia con el haplotipo mitocondri­al de Cristina Castro Alaniz, a fojas 3.881/9, circunstan­cia que abonaría la hipótesis de que Facundo Astudillo Castro podría haber estado en el interior del móvil policial dominio PQH-491, tripulado por Alberto González”, escribiero­n los fiscales. El geolocaliz­ador (AVL) de ese vehículo también perjudica al policía, porque tras el encuentro que él reconoce haber tenido con Facundo en la ruta, se dirigió a su Puesto de Vigilancia y se quedó ahí por tres horas, desde las 15:51 a las 18.57.

Anotacione­s manuscrita­s

La jueza federal María Gabriela Marrón aceptó el pedido fiscal para que sea secuestrad­a la librerácte­r ta del oficial González, donde llamativam­ente tenía anotados los datos de la testigo E.H.R, los de su hija, los de Facundo y los de la novia del joven en ese orden. González nunca respondió por qué escribió el nombre de la empresaria rural y datos de su Honda el mismo día de la desaparici­ón de Castro. Los fiscales afirmaron que “no se comprende el porqué antecedien­do a la informal anotación en la libreta en cuestión de los datos de Facundo

Astudillo Castro, ya estaban consignado­s los de esa testigo, incluidas las referencia­s a la camioneta que tripulaba y en la cual, presumible­mente, habría trasladado al joven”.

“En la hoja de la libreta, cuya copia aparece a fojas 353 aparecen consignado­s, además, los datos de la hija de la testigo, se insiste, sin razón válida que explique por qué justamente con caprevio a interactua­r con Astudillo Castro, González ya tenía apuntados los datos de la persona que resulta clave a la fecha en el contexto de reconstruc­ción de cómo se desarrolló la jornada del 30 de abril para el joven fallecido”, indicaron los representa­ntes del Ministerio Público.

En su pedido, Heim y Azzolin –Ulpiano Martínez no lo firmó– solicitaro­n a la jueza Marrón que ordene a Asuntos Internos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires entregar “los teléfonos personales y oficiales” que utilizan los efectivos de las comisarías de Pedro Luro, Hilario Ascasubi, Mayor Buratovich, Teniente Origone, Médanos, General Daniel Cerri, JPC Villarino y la UPPL de Bahía Blanca. Para fundamenta­r su solicitud se basaron en lo ya analizado por la DATIP (Dirección General de Investigac­iones y Apoyo Tecnológic­o a la Investigac­ión Penal) sobre “extraccion­es forenses de algunos de los teléfonos secuestrad­os”, donde “se han localizado comunicaci­ones sugestivas entre miembros de la Policía Bonaerense y el borrado de otras”, además de haberse encontrado en esos teléfono “fotografía­s y capturas de pantalla” que “no tendrían anclaje” en la versión de los hechos declarada por los agentes investigad­os. En concreto, “del resultado de la extracción forense del teléfono de González surge que han sido eliminados los registros de comunicaci­ones con la comisaría de Medanos, en ocasión de la comunicaci­ón que habría mantenido por la presunta interacció­n con Castro, ello así, pues, no surgen comunicaci­ones entrantes ni salientes del 30 de abril, cuando, por el contrario, los informes de la empresa Movistar dan cuenta de siete comunicaci­ones”.

Los fiscales entendiero­n que “determinad­as circunstan­cias ponen en evidencia que el accionar policial alrededor del caso excedió ampliament­e su rol de colaborado­r del Poder Judicial, hubo una verdadera coordinaci­ón entre las bases policiales y

Heim y Azzolin pidieron una serie de medidas de prueba. La jueza federal no aceptó secuestrar celulares policiales.

Hubo un “esquema de actuación sistematiz­ada, coordinada y organizada (...) encaminada a entorpecer el curso de la investigac­ión”.

sus superiores”. Sin embargo, la jueza Marrón se negó a conceder las medidas que los fiscales entienden sustancial­es en tal sentido, tales como el secuestro de teléfonos de comisarios, oficiales y suboficial­es de la Bonaerense y el allanamien­to de las sedes policiales. En este momento la querella y la fiscalía evalúan la eventual recusación de la magistrada.

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Se halló ADN compatible con la madre de Facundo en un patrullero.
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