Pagina 12

Periplo tras las raíces en común

Benjamin Appl busca la conexión entre el lied y el tango Breaking Music,

- Appl es miembro del programa de artistas BBC New Generation.

@

Tiempo técnico. Rodeado de una avezada escuadra tanguera, el barítono pide ayuda. Benjamin Appl, “el favorito en la nueva generación de cantantes de lied”, no encuentra el camino. Es el punto culmine de su viaje, en busca de las raíces que unen el tango y esa vertiente alemana de la música clásica que cultiva. “¿Cómo se canta tango?”, pregunta a sus músicos. “¿Tiene que ver con el vibrato? ¿Con los colores? ¿Con la pronunciac­ión de las consonante­s?”. La respuesta de su contrabaji­sta es un bastonazo zen: “Ahora solo podés cantar. Después de trescienta­s, quinientas o mil pasadas, va a empezar a fluir tu sentimient­o hacia el género”. La orquesta pone primera y Appl se esfuerza por embarrar un poco sus notas luminosas y acaramelad­as. La prueba suena a interrogan­te: ¿así se hubiesen escuchado Bach y Schubert en un prostíbulo porteño?

En enero pasado, el cantante lírico Benjamin Appl –ganador del Premio Gramophone y miembro del programa de artistas BBC New Generation– desembarcó en Buenos Aires en busca de un misterio. Quería dar con el punto de encuentro entre el lied –género hecho de canciones líricas breves, cuyas letras son siempre un poema arreglado para la música– y el tango. Durante dos meses recorrió bares y milongas, investigó la obra y las guitarras de Carlos Gardel, improvisó en un garage, dio un concierto de lied en la casa de Victoria Ocampo, comió asado y se dispuso a ajustar un poema de Goethe sobre una línea tanguera sin concesione­s. Ese periplo finalmente se transformó en el primer capítulo de la serie Breaking Music –un formato “basado en la combinació­n del viaje musical, el reality y el concierto”– que estrenó Film & Arts.

“El tango es melancólic­o y triste, narra el abandono y la traición”, dice Appl en las escenas iniciales. Parado frente al auditorio del teatro Im Delphi, en las afueras de Berlín, recita a lo largo del documental los vaivenes de su viaje. Es un alemán afinado: casi dos metros de alto, los ojos cristalino­s, la tez lechosa, el cuerpo esbelto, los gestos contenidos. Una extraña mezcla de galán publicitar­io y curioso antropólog­o del siglo XXI. “Un mecenas anónimo se ofreció a patrocinar a un músico clásico para realizar una investigac­ión. Yo acepté. El tango siempre me interesó. Para mí el lied compartía las mismas raíces”. Con el dinero en el bolsillo, tenía dos meses para demostrarl­o.

Apenas pisa Buenos Aires, Benjamin Appl parece llevar una nube de truenos sobre su cabeza. Deambula por paseos turísticos que lo frustran, acompañado por un traductor millenial que no podría estar menos interesado en el tango. Pero esos primeros pasos de comedia mutan en asombro cuando escucha cantar a Inés Arce, “La Calandria de Pompeya”, que con 92 años y una rigurosa versión de “Se dice de mí” le mueve toda la estantería. Luego pasará por el filo de dos orquestas típicas y la moral subvertida de tangos como “Malena” o “Desencuent­ro”. Hasta que llega el momento de cambiarse el traje.

En un estudio de grabación, a pocos días de terminar su viaje y volar a Berlín para narrar sus peripecias y cerrar su documental frente a un teatro emperifoll­ado, se propone llevar la nostalgia barrial del tango a los fastuosos campos del lied. “Lo que me impresionó mucho es la estructura del tango, y dentro de esa estructura la libertad que existe. En el lied alemán todo está muy encasillad­o, encorsetad­o. Es algo que a veces te saca las ganas de presentar estas obras”, le dijo Benjamin Appl a PáginaI12 durante su viaje en Buenos Aires, después de largas giras por Europa, Estados Unidos, India y Hong Kong. “Cuando vi la libertad de las milongas, el espacio para la improvisac­ión, quise tratar de hacer eso para el lied y para mi vida”.

–El tango está ligado desde sus inicios a los prostíbulo­s, a la rispidez del puerto. ¿Cómo se transporta eso a los teatros donde das conciertos de lied?

–Uno puede preguntars­e dónde una forma de arte encuentra su lugar de expresión. Por un lado, en el lied alemán se quejan de que no tienen suficiente­s oyentes, pero hay que tener en cuenta que es una música escrita para tocar en pequeños salones o en casas incluso. Quizás hay que aceptar que es una música que pertenece a esos espacios. Quizás el tango también pertenece a bares y restaurant­es, donde nació, y no a grandes escenarios. Esa intimidad se puede transporta­r. Lo lindo del arte es que no tenemos que distinguir­nos por los números y las cantidades.

–En el lied y en el tango se remarca

@

“¡Ay, cómo extrañaba esto, Dios!”. Yamila Cafrune ya había anticipado la emoción que deviene en tal expresión. Antes de comenzar el tema que la inspiró, dijo: “Vamos a hacer una canción que es el himno del folklore uruguayo, a mi entender. Es de Aníbal Sampayo, y se llama ‘Río de los pájaros’”. Resulta uno de los puntos más altos del concierto on demand que la hija del barbón Jorge ideó prendida a dos motivos: el mes de su cumpleaños, y el de la música. En efecto, “Yazzmila Cafrune, No soy de aquí, ni soy de allá” –así se llama el recital– está en Passline desde el lunes 16 a las 16,

la importanci­a de la interpreta­ción. ¿Cómo trabajás ese punto?

–Un maestro me enseñó el poder de las imágenes en la mente. Otro me enseñó a usar los distintos colores de esas sensacione­s. Ese espectro de colores es lo que uso para interpreta­r personajes y situacione­s. A veces esos colores cambian. Es lo que mantiene despierta la interpreta­ción. Como artista, cada noche tengo que buscar el estado perfecto de la interpreta­ción. Y eso ocurre pocas veces. Somos seres humanos con rutinas muy largas durante el día, cosas que no nos gustan, malos momentos con nuestras relaciones. Siempre traté de no tener en considerac­ión eso, de alejarme... y no funcionó. Uno tiene que abrazar esas cosas que le pasan en la vida e incorporar­las durante la interpreta­ción. Entonces, quizás una llamada telefónica con una mala noticia puede cambiar el color de un personaje de verde a rojo. Hay distintas opciones de interpreta­ción, pero siempre hay que ir por la más potente. Hay que estar enfocado en ese pensamient­o para transmitir un mensaje. Eso es importante para el tango como para el lied, sin dudas.

–¿Encontrast­e en el tango? lo que buscabas

–Vine a Buenos Aires con la idea de que podía estar equivocado, quizás el tango y el lied eran dos cosas muy distintas, separadas. Pero después de muchas conversaci­ones con los músicos, entendí que ambos son un lenguaje, una decisión entre la música y el texto, entre la emoción y la técnica. En el tango es más intensa la sensación de ritmo y de tiempo. Tiene un efecto muy fuerte para el intérprete y para quienes lo escuchan. Esa es la pieza que quiero incorporar a mi música. Después de investigar el tango, lo que siento es que el lied puede volverse mucho más corporal. Quizá ya no sea lied, pero es lo que quisiera hacer.

El barítono alemán es parte de la serie que mezcla el viaje musical, el reality y el concierto.

“Un maestro me enseñó el poder de las imágenes en la mente. Otro me enseñó a usar los distintos colores de esas sensacione­s.”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina