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Los servicios de Carrió

Piden que la líder de la Coalición Cívica declare en la causa de Lomas de Zamora por espionaje ilegal

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Elisa Carrió quedó ayer involucrad­a en la trama de espionaje que investiga la Justicia Federal de Lomas de Zamora, después de que los abogados Graciana Peñafort y Alejandro Rúa pidieran que se la cite a prestar declaració­n indagatori­a. Según los abogados, Carrió se habría nutrido de escuchas ilegales que se hicieron a dirigentes políticos desde la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI) para intentar frenar el avance de la causa sobre espionaje que tramita en el juzgado de Dolores y así darle cobertura al falso abogado Marcelo Sebastián D’Alessio. Pasadas las 11 de la noche, Mauricio Macri salió en su defensa vía Twitter, aprovechan­do para atacar a la vicepresid­enta: "Una vez más vemos que Cristina y sus abogados persiguen judicialme­nte a opositores. Ahora a Lilita, que con valentía se atrevió a denunciar actos de corrupción y a quien acompaño y respaldo", escribió el expresiden­te a quien Carrió dijo que no le iba a hablar "nunca más".

Rúa y Peñafort fueron víctimas del espionaje que habrían orquestado conjuntame­nte el Servicio Penitencia­rio Federal (SPF) y la AFI para escuchar a los presos vinculados al kirchneris­mo, a sus abogados (como es el caso de Rúa y Peñafort) e incluso a los organismos de derechos humanos que organizaba­n las visitas a las cárceles. En ese carácter, le pidieron al juez Juan Pablo Augé que cite a indagatori­a a Carrió.

Para los abogados, Carrió usó escuchas que obtuvieron ilegalment­e desde un sector de la AFI para que dos de sus colaborado­ras más cercanas, Mariana Zuvic y Paula Oliveto, presentara­n una denuncia que sostenía que desde la cárcel de Ezeiza se había urdido una maniobra contra la causa de las fotocopias de los cuadernos. La denuncia de las referentes de la Coalición Cívica se presentó el 8 de febrero del año pasado, dos días después de que el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, allanara el country donde vivía D’Alessio y justo cuando se hacía pública la maniobra de extorsión en la que habrían participad­o el falso abogado, el fiscal Carlos Stornelli y otros sectores de la propia AFI.

Los teléfonos del penal de Ezeiza se “pincharon” después de una denuncia de la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. En octubre de 2016, el Ministerio de Seguridad se presentó ante el juez federal Federico Villena para reportar que Mario Segovia, el llamado Rey de la Efedrina, estaba involucrad­o en una organizaci­ón que hacía acopio de armas y explosivos –aun estando preso en el penal de Ezeiza–. Ese fue el huevo de la serpiente del espionaje carcelario.

Según la denuncia de Rúa y Peñafort, hubo doce teléfonos públicos intervenid­os entre 2017 y 2019. Las intervenci­ones se realizaban desde la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco), pero era la propia AFI la que retiraba los CD desde el edificio Los Incas y escuchaba todo lo que allí se hablaba. También era la AFI la que alimentaba nuevas hipótesis para seguir intervinie­ndo más teléfonos dentro del penal.

El mismo día en que Ramos Padilla

iba a empezar a allanar a D’Alessio, la AFI fue a la Dajudeco a buscar un CD con las escuchas que se iban a filtrar. Ese episodio tuvo lugar el 6 de febrero después de las 15. Al día siguiente, Carrió tuiteó contra Ramos Padilla y dijo que era parte de una maniobra contra el fiscal Carlos Stornelli. Para entonces, la causa de Dolores estaba en secreto de sumario. Al día siguiente, Stornelli dijo que le habían dejado un anónimo con las transcripc­iones en su fiscalía. El presentó una denuncia que cayó en el juzgado de Luis Rodríguez. Después se presentaro­n Zuvic y Oliveto para hacer la misma denuncia, pero el juez que les tocó en suerte fue el propio Claudio Bonadio. Todos usaron las desgrabaci­ones y todos dijeron haber recibido anónimos. En Tribunales, se conoció como la Operación Puf. El juez Marcelo Martínez de Giorgi ya sostuvo que no había delito y el tema pasó a la convulsion­ada Cámara Federal.

“Desde 2017, la AFI retiraba y conservaba en su poder los registros de comunicaci­ones de los teléfonos públicos de los pabellones penitencia­rios, y sin más decidió sacárselos de encima y enviarlos con urgencia al juzgado. Se ve que alguien ahí ya sabía que Carrió y Stornelli irían a filtrar el contenido de esas conversaci­ones que el área de Jurídicos de la AFI había promovido ardidosame­nte intervenir, y que se escuchaba, analizaba y transcribí­a sin orden judicial y sin ningún destino legal”, sostuviero­n Rúa y Peñafort.

Desde el entorno de Carrió denunciaro­n que el pedido de indagatori­a es una maniobra para meterla presa por haber denunciado a Cristina Fernández de Kirchner. Lo cierto es que se trata de un planteo de dos de las víctimas, que deberá ser examinado por quienes entienden en el caso. Además, en la causa de Lomas, no hay ninguna persona detenida.

A partir de las 10 de hoy comenzará una nueva ronda de indagatori­as por el espionaje en las cárceles. Augé y los fiscales escucharán a dos integrante­s del SPF que eran parte de un grupo de WhatsApp llamado Círculo de Confianza, donde se distribuía informació­n sobre las personas privadas de su libertad. La primera indagatori­a fuerte será el 30 de noviembre, cuando tienen que presentars­e el exdirector del SPF Emiliano Blanco y el exdirector de Asuntos Jurídicos de la AFI Juan Sebastián De Stefano, además de Mariano Ruda Bart, que estaba a cargo de la oficina de escuchas de Jurídicos, y Bernardo Miguens, jefe del Departamen­to “Causas Judiciales” de la AFI y exempleado del juzgado de Bonadio.

El día en que Ramos Padilla iba a allanar a D’Alessio, la AFI fue a la Dajudeco a buscar un CD con las escuchas que se iban a filtrar.

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