Competencia Argentina
que Matías Piñeiro continúa releyendo la obra de Shakespeare, completan el cuarteto.
La Competencia Argentina tendrá cuota de género perfecta, con igual cantidad de películas dirigidas por hombres y mujeres. Apenas estas líneas vean la luz estará online Un cuerpo estalló en mil pedazos, primer largometraje del experimentado montajista cordobés Martín Sappia en el que intenta rastrear las huellas de Jorge Bonino, uno de los animadores de la escena cultural de la provincia mediterránea de los años 60. También desde Córdoba proviene Esquirlas, de la periodista Natalia Garayalde, que aborda lo ocurrido durante (y después) de la explosión del Fábrica Militar de Río Tercero de noviembre de 1995 mediante un conjunto de videos hogareños filmados por la propia directora cuando tenía 12 años. ¿Más cine cordobés? Las motitos, de Inés María Barrionuevo y María
Gabriela Vidal, centrada en una adolescente que queda embarazada y las dudas posteriores sobre si abortar o no y, en caso afirmativo, cómo hacerlo. Una madre es la figura ausente de Mamá, mamá, mamá, en la que la realizadora Sol Berruezo Pichon-Rivière sigue a una niña que encuentra en los juegos una forma de evadir el duelo a raíz de esa pérdida.
Sobre explosiones, tragedias y medios versa 1982, el documental de Lucas Gallo sobre el dispositivo mediático montado en torno a la Guerra de Malvinas, en particular desde los noticieros y programas especiales emitidos en aquella época en ATC. Las islas australes aparecen en Historia de lo oculto, aunque con un sentido distinto, radicalmente opuesto al real: allí funciona uno de los principales centros turísticos de la Argentina distópica imaginada por el realizador Cristian Ponce para su ópera prima. Imaginación les sobra a los protagonistas de El tiempo perdido, de María Álvarez, quienes desde años organizan reuniones con el único objetivo de discutir y analizar la obra de Marcel Proust; mientras que en La sangre en el ojo la directora Toia Bonino retoma el hilo de su largometraje debut, Orione, para este documental centrado en los deseos de venganza de un adolescente cuyo hermano murió en un operativo policial.
Entre las diez elegidas están también el thriller político Un crimen común, debut en solitario de Francisco Márquez luego de la codirección de la multipremiada La larga noche de Francisco Sanctis, y Las ranas, confirmación de Edgardo Castro como uno de realizadores que mejor fusionan (o se mueve al límite de) la ficción y lo documental. Con la Competencia Latinoamericana albergando una representante local (La escuela del bosque, de Gonzalo Castro) y otras dos coproducciones (Chico ventana también quisiera tener un submarino, de Alex Piperno, y Como el cielo después de llover, de Mercedes Gaviria), el resto del cine nacional se verá en el marco de la Selección Oficial, aunque fuera de competencia, y los homenajes.
El primer apartado englobará a El país de las últimas cosas, de Ale1982, de Lucas Gallo (Argentina/Brasil); El tiempo perdido, de María Alvarez (Argentina); Esquirlas, de Natalia Garayalde (Argentina); Historia de lo oculto, de Cristian Ponce (Argentina); La sangre en el ojo, de Toia Bonino (Argentina); Las motitos, de Inés María Barrionuevo y María Gabriela Vidal (Argentina); Las Ranas, de Edgardo Castro, Argentina –2020– 77’; Mamá, mamá, mamá, de Sol Berruezo Pichon-Rivière (Argentina). jandro Chomski; En la frontera, de José Celestino Campusano; Inmortal, de Fernando Spiner; Las siamesas, de Paula Hernández; Retiros (in)voluntarios, de Sandra Gugliotta; Vicenta, de Darío Doria, y Edición Ilimitada, de Edgardo Cozarinsky, Santiago Loza, Virginia Cosin y Romina Paula. Además de a Rosario Bléfari con el mediometraje El arte musical, de Nahuel Ugazio, y los largos Los dueños, de Ezequiel Radusky y Agustín Toscano,
y Silvia Prieto, de Martín Rejtman, habrá un homenaje a Pino Solanas con la mencionada Las hora de los hornos, Tangos. El exilio de Gardel (1985), Sur (1988) El viaje
(1990).
El homenaje a María Luisa Bemberg a 25 años de su muerte tiene un gusto especial. De la responsable de Camila se verán su primera y su última película, Momentos (1981) y De eso no se habla (1993). Además, se realizará un panel con Graciela Borges, Lita Stantic, María Laura Rosa, Annamaria Muchnik y Vanessa Ragone para la presentación del libro sobre su trabajo
El asombro y la audacia, uno de los dos que editará este año el festival (el otro es ¿Qué será del cine? Postales del futuro). La puesta en valor de la directora es, en parte, consecuencia directa de una coyuntura que dialoga perfectamente con las temáticas de una filmografía adelantada a su tiempo. Habla Barrionuevo: “Desde que asumí el puesto de directora artística, Mar del Plata empezó a tomar otro perfil en relación a la equidad en el cine y el alineamiento con ciertos movimientos, temas muy vinculados a la impronta que ha dejado María Luisa. No solo con sus luchas concretas y personajes, también a través de los discursos de sus películas y los personajes. Ella dejó una marca enorme, muy concreta, que hace que su imagen tome otro significado”.
El resto de la programación incluye los subsecciones habituales del apartado Panorama, aunque todas en formato más reducido. A Hora cero, que hasta hace un par de ediciones tenía más de una veintena de títulos volcados al cine de género, vienen recortándola desde hace años, y ahora tendrá un espacio casi simbólico, de resistencia, de apenas tres películas, misma cantidad que Autores, en la que se destaca The Woman Who Ran, del vitalicio marplatense Hong Sangsoo. Y habrá charlas, varias más que en épocas presenciales, quizás la única buena nueva que trajo la pandemia. ¿Los oradores? La portuguesa Rita Azevedo Gomes, el director ítalo-americano Roberto Minervini, el catalán Albert Serra, el venezolano Andrés Duque, la actriz y directora estadounidense Miranda July y Walter Hill, director de clásicos de culto como The Driver (1978) o The Warriors
(1979), entre otros hitos de la televisión de aire de un pasado en el que Mar del Plata no estaba tan lejos como ahora.
y“Queremos homenajear a Pino Solanas por todo lo que hizo por nuestra identidad, nuestro cine y nuestra diversidad cultural.”
“María Luisa Bemberg dejó una marca enorme, muy concreta, que hace que su imagen tome otro significado.”