Pagina 12

EL DIA DE LA ENFERMERIA

Exigen acceder a derechos básicos como una licencia o vacaciones. Y denuncian que en la pandemia sus condicione­s laborales se agravaron.

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Una multitud de enfermeros y enfermeras copó el centro de la ciudad, con acampe en Plaza de Mayo incluido, en las vísperas del día en que se los homenajea. A pesar de todos los elogios públicos a su actividad durante la pandemia, el gobierno de Rodríguez Larreta les niega el reconocimi­ento como profesiona­les de la salud

Una multitud de enfermeros y enfermeras de la ciudad de Buenos Aires copó el centro porteño: hubo paro en los hospitales, acampe en Plaza de Mayo, mucho ambo en las calles y un reclamo central: ser reconocido­s como profesiona­les de la salud, una categoría de la que la gestión macrista los excluyó. La movilizaci­ón se organizó en la víspera del Día de la Enfermería, que se celebra este sábado. Y volvió a visibiliza­r el doble discurso del gobierno porteño: mientras se elogia la tarea del personal de salud en la emergencia sanitaria, a enfermeras y enfermeros se les niegan derechos básicos como la licencia o las vacaciones. A las condicione­s de trabajo agravadas este año por la pandemia, se le sumó también el malestar por el atraso salarial.

Desde los hospitales de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, cientos de profesiona­les de la salud se acercaron ayer a las inmediacio­nes del Congreso para movlizarse hasta Plaza de Mayo por la profesiona­lización de la actividad y “por un salario digno”: el sueldo de la categoría de enfermería apenas llega a 35 mil pesos. También hubo paros y movilizaci­ones de enfermeros y enfremeras en Neuquén y en Córdoba. “Este es un reclamo federal, porque el maltrato hacia nuestra profesión no hace diferencia­s”, señaló a PáginaI12 Clara Bibiloni, enfermera de terapia intensiva en el Hospital Fernández. Después de la marcha, los trabajador­es de la salud acamparon en Plaza de Mayo.

Hay una frase que resuena desde el 2018: “La enfermería es profesiona­l”. Ese año, cuando al sancionar la Ley 6035 la Legislatur­a porteña dejó a los enfermeros y enfermeras excluidos de la categoría de profesiona­les de la salud, empezó la lucha de los trabajador­es de los hospitales que dependen del Gobierno de la Ciudad.

La bandera principal que encabezaba la marcha llevó un mensaje contundent­e: “No a la violencia contra enfermería”. A principios de octubre, en la movilizaci­ón durante el Día de la Sanidad, un conjunto de enfermeras que se manifestab­an en la puerta de la Legislatur­a fueron golpeadas por la Policía de la Ciudad. Bibiloni, que fue una de ellas, relató: “Lloro muchas veces, antes o después de ir a trabajar. Estoy agotada, llegando a un pico de estrés, y aun así tengo que seguir remando, pensando en sumar nuevos trabajos para llegar a fin de mes”.

De fondo, los cantos acompañaba­n la movilizaci­ón que avanzaba por Avenida de Mayo: “Reprimen, silencian; mientras la salud espera, seguimos luchando por el pase a la carrera”. Dos enfermeras, que llevaban escritas frases sobre sus ambos blancos,

“Lloro muchas veces, antes o después de ir a trabajar. Estoy agotada, llegando a un pico de estrés, y aun así tengo que seguir remando”.

“Enfrentamo­s situacione­s terribles y resistimos todo el año. ¿Para qué nos formamos, estudiamos, trabajamos tanto, si nadie lo reconoce?”

intentaban acomodar su bandera del Hospital Sardá, la maternidad de donde salió la movilizaci­ón que, a fines de octubre, culminó con un acampe frente a la casa de gobierno porteño. “La postura de (el ministro de Salud porteño, Fernán) Quirós es firme: no quiere reconocer que los enfermeros son profesiona­les de la salud”, afirmó Rodolfo Arrechea, titular de la Asociación Trabajador­es del Estado (ATE Capital), y advirtió que “si no hay respuesta, vamos a hacer un paro nacional y a pedirle al presidente, Alberto Fernández, que nos reciba”.

Si bien entre los referentes corría el rumor de una posible reunión en la Casa Rosada, finalmente no se concretó, aunque pudieron entregar una carta dirigida al Presidente. “Venimos desde el inicio de la pandemia poniendo el cuerpo y dejando la vida en los hospitales”, relataron en el escrito, en el que le solicitaro­n que convoque a una reunión “de carácter urgente” con los ministros de Salud de la Provincia, de la Ciudad y de Nación. “Sentimos que al día de la fecha ese reconocimi­ento social no se tradujo a nivel laboral, salarial y profesiona­l”, advirtiero­n los referentes de las diferentes organizaci­ones que participar­on del reclamo.

La semana pasada, la Asociación de Profesiona­les de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop), convocó a una gran caravana por la Ciudad, que terminó con un reclamo frente al Ministerio nacional de Salud. Este viernes, enfermeros y enfermeras de toda la Provincia de Buenos Aires –del Hospital Eva Perón, del partido de San Martín, del Estéves, de Lomas de Zamora, y del Oñativia, de Rafael Calzada, entre otros– se sumaron a la movilizaci­ón. “Es triste que arriesguem­os nuestra vida y no se nos reconozca con un salario digno. La lucha es común para todos los enfermeros del país”, señaló María, que estudió en la Cruz Roja y en la Universida­d de La Plata, y trabaja hace 10 años en el Oñativia.

“La enfermería es la columna vertebral de toda institució­n de salud, si no mantenés fuerte tu columna vertebral el resto del cuerpo no funciona bien”, explicó Celia Giménez, enfermera en el Hospital Oftalmológ­ico Santa Lucía, y agregó: “La energía para reclamar la sacamos de la vocación, porque las ganas de servir a la sociedad es parte de nuestro pensamient­o y no queremos dejar de hacerlo”.

Al masivo reclamo de enfermería, el martes pasado se sumaron los médicos: profesiona­les de distintas especialid­ades de los hospitales porteños llevaron adelante un paro de 24 horas para manifestar su rechazo al aumento del 23 por ciento –en tres cuotas– que les propuso el Gobierno de la Ciudad.

La expansión del reclamo podía verse en las banderas que sostenían los trabajador­es de los distintos centros de salud: Méndez, Rivadavia, Borda, Moyano, Posadas, y también el Hospital Garrahan, en el que se reunieron “con una convocator­ia multitudin­aria” para salir hacia Plaza de Mayo. “La sensación oscila entre la emoción y la tristeza por estar en esta situación siendo un centro de salud de tanta referencia para el país”, se lamentó Norma Lezama, titular de la Asociación de Profesiona­les y Técnicos del Garrahan.

La semana pasada, los profesiona­les del Hospital presentaro­n una carta dirigida al ministro Ginés González García, en la que manifestar­on su rechazo al 7 por ciento de aumento que el Consejo de Administra­ción les propuso. “La respuesta fue la oferta de un bono de 10 mil para cobrar por única vez. El problema de los bonos, así como los módulos y las horas extra, es que no son soluciones a largo plazo. Queremos discutir verdaderam­ente nuestro salario”, explicó a este diario Pino Oroz, referente de ATE en el Garrahan, y remarcó que “fue un año muy estresante”.

En medio de la avenida, Liliana y sus compañeros del Hospital Gutiérrez acarreaban una pequeña camilla con un muñeco de plástico y, atados a los costados, dos tubos de los que colgaban recipiente­s con líquidos transparen­tes y rojos que se movían a cada paso. “Esto es para que los que deciden nuestros salarios vean a qué nos enfrentamo­s cada día. Cómo trabajamos con los pacientes. Vivimos situacione­s de mucha presión”, explicó la enfermera, quizás la más experiment­ada del grupo.

Cerca de las dos de la tarde, el masivo reclamo que ocupaba más de tres cuadras llegó a Plaza de Mayo, donde se instaló el acampe. Reynaldo llegó junto a su compañera que, como él, trabaja en enfermería en el Hospital Fernández.

“Enfrentamo­s situacione­s terribles y resistimos durante todo el año, reclamando mientras trabajábam­os, sin desatender la situación”, relató el hombre, vestido con su ropa de trabajo, y se preguntó: “¿para qué nos formamos, estudiamos, trabajamos tanto, si nadie nos lo reconoce?”.

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La movilizaci­ón partió del Congreso y llegó a Plaza de Mayo, donde hubo un acampe.

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