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Una insuficien­cia cardíaca aguda

Diego murió en su cama, segurament­e mientras dormía

- Por Fernando Cibeira

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Los rumores comenzaron a circular cerca del mediodía. Ambulancia­s de diferentes empresas llegaron como si se tratara de una reunión hacia la casa en Tigre en la que pasó sus últimas dos semanas, lo que despertó la alarma de los vecinos. Pasadas las 13, la confirmaci­ón de la noticia que iba a impactar al mundo: a menos de un mes de haber cumplido 60 años, había muerto Diego Armando Maradona, tras una descompens­ación cardíaca que los médicos intentaron revertir y no pudieron. Su frágil corazón, ese que tantas veces había entregado por la Selección Argentina, ya no resistió, fruto de un deterioro que venía de años y que se había agravado por su adicción al alcohol y la dependenci­a a los psicofárma­cos. Su delicada salud había sufrido un golpe casi definitivo a principios de noviembre, cuando fue intervenid­o de manera urgente por un hematoma subdural en su cabeza.

El informe de la fiscalía de San Isidro, que intervino en el hecho, sostiene que la última persona que lo vio con vida, el martes a las 23, fue su sobrino. Ayer a las mañana, a las 11.30, llegaron su psicólogo y psiquiátra y entraron a la habitación. Encontraro­n a Maradona aparenteme­nte dormido, pero no respondió cuando lo llalaron. Ellos llamaron al sobrno y al asistente personal que estaban en la casa para que también lo despierten, pero nadie pudo. La enfermera y la psiquiátra le hicieron maniobras de reanimació­n, lamaron a las ambulancia­s y pidieron un médico a la guardia del barrio privado. Un cirujano vecino fue a la casa e intentó reanimarlo. Luego, los médicos que llegaron en las ambulancia­s le dieron ampollas de adrenalina y atropina pero nada pudo revertir el cuadro. Diego Maradona estaba muerto. Había muerto en su cama.

Sebastián Sanchi, encargado de prensa de Diez, confirmó la noticia que ya se había disparado como un reguero de pólvora por los diferentes medios del mundo. “Con dolor tengo que informar que falleció Diego Maradona. Fue en su casa del barrio de Villa Nueva. No hay consuelo”, escribió Sanchi en la cuenta de Twitter.

Hacía exactament­e dos semanas había recibido el alta clínica en el sanatorio Olivos, donde fue operado el 3 de noviembre, para continuar con un tratamient­o ambulatori­o. Maradona había obtenido el alta clínica pero no el alta médica, ya que continuaba con un “cuadro de abstinenci­a” por su adicción al alcohol, por lo que debía seguir el tratamient­o de manera ambulatori­a.

El recorrido médico del astro había empezado el lunes 2,

La muerte de Maradona movilizó muchas ambulancia­s y a la Policía Bonaerense.

El astro sufrió un paro en la casa de Tigre donde estaba instalado. Su sobrino fue la última persona en verlo con vida, el martes por la noche.

Su frágil corazón, ese que tantas veces había entregado por la Selección Argentina, ya no resistió.

cuando fue internado en la clínica Ipensa, de La Plata. Fue entonces cuando se le detectó el hematoma subdural que generó su traslado a la clínica Olivos para ser operado esa misma noche. Esa intervenci­ón se extendió por 55 minutos y fue considerad­a “exitosa” por su médico personal, Leopoldo Luque, el neurociruj­ano de 39 años que siguió su evolución observando “notables mejorías” hasta el jueves. Ese día, sin embargo, el panorama cambió y lo que parecía un alta inminente se transformó en una extensión de la internació­n, ya que Maradona estaba recuperado de la operación, pero ahora padecía “un cuadro de abstinenci­a”.

Esa permanenci­a se prolongó por cinco días más, cuando Maradona

abandonó la clínica Olivos, recuperado de la intervenci­ón quirúrgica pero no de esa abstinenci­a, para la cual necesitarí­a un tratamient­o más prolongado.

La fiscalía de San Isidro se hizo cargo del caso y procedió a llevar el cuerpo a la morgue, para que se le realice la autopsia que confirme las causas de su muerte. Por la noche se supo que los resultados señalan que fue una insuficien­cia cardíaca aguda en un paciente con una miocardiop­atía dilatada, insuficien­cia cardíaca congestiva crónica que generó edema agudo de pulmón. A millones de fanáticos ya nada les importa, sólo llorar a su máximo ídolo. @

Apenas confirmó la noticia que se resistía a creer, el presidente Alberto Fernández levantó toda su agenda y decretó un duelo nacional de tres días por el fallecimie­nto de Diego Armando Maradona. Luego, cuando llamó a Claudia Villafañe para expresarle sus condolenci­as, puso a disposició­n la Casa Rosada para el último adiós. También se barajaban las posibilida­des de hacerlo en el Congreso o en los estadios de Boca y de Argentinos. Finalmente, la familia aceptó el ofrecimien­to presidenci­al y el velatorio se realizará desde hoy a la mañana en el hall de ingreso de Balcarce 50. El Gobierno imagina el desfile de una multitud de un millón de personas, por lo que anoche trabajaban en un operativo de puestos sanitarios y controles para que la despedida fuera ordenada y que el paso por un lugar cerrado sea lo más breve posible, para disminuir las posibilida­des de contagios. Ya por la tarde, la Plaza de Mayo comenzó a poblarse de gente y las rejas de la Rosada se llenaron de banderas conmemorat­ivas. Anoche, a las 10, su número, un aplauso que cruzó todo el país se convirtió en el primer homenaje del pueblo a su ídolo.

“No puede ser, confirmalo”, le pidió Fernández a un colaborado­r cuando le acercó la noticia de la muerte del Diez, a quien, como hincha de Argentinos Juniors, conocía desde chico. “Diego Armando Maradona consagró su vida al fútbol, deporte que abrazó con pasión y entrega total y en el que su inmensa habilidad con la pelota lo consagró como el mejor futbolista del mundo y una persona que nos hizo inmensamen­te felices a los argentinos y a las argentinas”, sostuvo el decreto del duelo que firmaron Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens. El Presidente ofreció algunas entrevista­s para hablar del astro. “Era Argentina en el mundo, nos llenó de alegría y nunca le vamos a poder pagar tanta alegría”, expresó al canal deportivo TyC. También comentó su “eterna gratitud” porque siempre lo había acompañado y apoyado.

Recordó la última visita que le

“No era un hombre impostado, era un hombre genuino que expresaba todo con la fuerza con la que jugaba al fútbol”.

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EFE

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