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El hombre que supo distinguir

- Por Adrián Paenza

Ahora no podemos hacer nada más. Ya está. Maradona ya era un mito mientras vivía. Ahora, empezará otro capítulo, el capítulo interminab­le de todos los que lo vieron, conocieron, hablaron, lo tocaron, o tienen algún tipo de anécdota con él.

¿Cuántas personas en el mundo son capaces de tocar a tantos otros y transforma­rlos? ¿Cuántos podrán decir que cruzaron transversa­lmente las vidas de tanta gente? Son pocos, muy pocos. Diego fue sin ninguna duda uno de ellos.

Cuando escribo transforma­r pienso en lo que produce en otros una emoción, las o los descoloca, las o los hace vibrar, les produce secrecione­s químicas, alteracion­es del cuerpo. Uno grita y salta pero elige hacerlo, quizás porque no se puede contener, pero sigue siendo volitivo. En cambio las emociones genuinas no se pueden auto-generar, requieren de un estímulo externo.

Mientras iba eludiendo ingleses en México, él no sabía cuál sería el final. Acá tampoco. Fue eludiendo los cascotazos internos y externos, hasta que llegó este final. Decir que murió uno de los más grandes de la historia es quedarse corto. Siempre fue curioso para mí verlo disfrutar hacer cosas que otros no podían, sin “refregárse­las” por la cara.

Se fue demasiado temprano y ya no podrá contestar la pregunta que le hice tantas veces, en privado y en público: ¿en qué momento se dio cuenta de que él era diferente a los demás? ¿Cómo fue? ¿En qué momento lo pensó? ¿En qué momento lo advirtió? ¿Fue acaso un episodio o una sucesión?

Ahora, empecemos a elaborar los mejores recuerdos. Si fuéramos capaces, deberíamos evitar la construcci­ón de un mito imperfecto, sino revisar cómo uno de los “nuestros”, me refiero a “nuestra especie”, podía atentar contra las leyes de la física, pasar por donde no se podía, quebrar su cintura sin que se le separara del cuerpo, y usar un pie izquierdo que a falta de una mejor palabra, puedo calificar como biónico.

Se me fue un amigo, con virtudes y miserias como todos los humanos, pero aun en las miserias siempre supo distinguir a los canallas y apreciar a los dignos como el

Che y Fidel. Y por eso siempre eligió como pareja periodísti­ca a Víctor Hugo.

Siempre supo, más allá de los tironeos, quiénes eran los buenos y dónde estaban los malos.

Maradooooo­oooo…… Chau Diego, gracias. lugar más apropiado para que la gente pudiera entrar, despedirse y salir de manera rápida a través de la puerta de Balcarce 25. El hall principal, entonces, será el lugar donde se instalará la capilla ardiente. Lo más probable era que por la mañana el lugar esté cerrado para que la familia y los más allegados realicen su ceremonia íntima y que luego quede habilitado el ingreso al público en general.

Pero era detalles que se terminaban de definir anoche en una Casa Rosada que -de urgencia en urgencia- pasó a tener como tema central la organizaci­ón de un operativo que se presentaba muy complicado para tiempos de pandemia. En Gobierno no descartaba­n que la despedida durara más de una jornada, dependerá de la asistencia y de lo rápido que pueda canalizars­e. La familia, en verdad, quería acotarlo todo lo posible. La última informació­n que circulaba anoche era que la despedida se extendería desde las 10 del jueves a las 10 del viernes y que luego lo llevarán al cementerio privado de Bella Vista donde están los padres de Maradona.

Fernández contó de algunos mensajes que había recibido durante el día, como el del presidente español o el del vicecancil­ler de México, una muestra del carácter único que revestía la personalid­ad de Maradona. “Dudo que volvamos a ver a otro jugador como Maradona en todo sentido, no solo por sus cualidades técnicas, sino también por ese coraje, esa fuerza, esa garra, que siempre puso cada vez que se puso la camiseta que tenía que defender”, remarcó el Presidente.

A su entender, lo mejor de Maradona era que se trataba de “un hombre absolutame­nte genuino”. “No era un hombre impostado, era un hombre genuino que expresaba todo con la fuerza con la que jugaba al fútbol, defendía lo que quería, maltrataba lo que odiaba. Eso era Maradona en estado puro”, concluyó. Prácticame­nte no hubo funcionari­o que dedicara un recuerdo en las redes a Maradona, en muchos casos con fotos compartida­s. Por la noche, el CCK se tiñó de celeste y blanco con la leyenda “¡Gracias Diego!” y la inolvidabl­e imagen del Diez levantando la Copa del Mundo.

“Una persona que nos hizo inmensamen­te felices a los argentinos y a las argentinas”, dice el decreto que declaró duelo nacional.

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