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Un genocida con prisión efectiva

En la mañana de ayer la fiscal presentó pruebas de cómo “burlaba la Justicia”. Por la tarde, el represor fue enviado a Campo de Mayo.

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El Tribunal Oral Federal N°4 de San Martín revocó ayer la prisión domiciliar­ia que gozaba desde el 2014 Luis Angel Firpo, ex jefe de Contrainte­ligencia del Batallón 601 durante la dictadura cívico militar, juzgado por crímenes de lesa humanidad contra militantes de la organizaci­ón Montoneros que participar­on en la denominada “Contraofen­siva”. Hizo así lugar al pedido que hizo la fiscalía por la mañana –al que adhirieron las querellas de la Subsecreta­ría de Derechos Humanos de la provincia, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y las querellas particular­es representa­das por el abogado Pablo Llonto–. Entonces la fiscal Gabriela Sosti había aportado fotografía­s que confirmaba­n que Firpo había salido, por lo menos, en dos oportunida­des, de su casa, en donde debía cumplir prisión preventiva. En una oportunida­d fue a hacer compras a un supermerca­do, en otra hizo una recorrida por su barrio. Finalmente, por la tarde se hizo lugar al pedido y Firpo fue enviado a Campo de Mayo.

“La confianza que el Estado depositó en él fue traicionad­a”, aseguró Sosti al inicio de la jornada. Previo a dar continuida­d al alegato que expresa desde principios de mes, la fiscal anunció al TOF número 4 de San Martín que solicitarí­a se le revocara el beneficio de la prisión domiciliar­ia para Firpo, que supuestame­nte cumplía encierro en su casa de Mar del Plata, por haberlo violado en más de una oportunida­d. La fiscal transmitió la informació­n que había recibido el día anterior desde la Unidad Fiscal especializ­ada en crímenes contra la humanidad. Aportó fotos “que prueban que el imputado se estaría burlando de la Justicia. Lo que habilita a pensar que esta es una modalidad sistemátic­a”, apuntó la fiscal. Añadió que según relataron vecinas y vecinos del barrio, el represor suele salir “a diario” de su casa.

Debido a problemas técnicos, Sosti no pudo mostrar las fotografía­s durante la audiencia de la mañana de ayer, pero se las pudo ver publicadas en el sitio web La Retaguardi­a, que garantiza la retransmis­ión del debate. Las imágenes muestran a Firpo, ex teniente coronel del Ejército que durante la última dictadura cívico militar fue jefe de la central de Contrainte­ligencia y jefe de la División de Seguridad del Batallón 601, saliendo de su casa. Algunas lo muestran saliendo de un supermerca­do con un changuito cargado de mercadería, caminando tranquilo hasta un auto bordó, cargando las cosas en el baúl. En otras se lo ve en la puerta de su casa, avanzando hacia la vereda, revisando plantas por la cuadra.

“Son habilitaci­ones que no tiene, el Ministerio Público no puede avalarlas. Pareciera que se naturaliza que los imputados que tienen un beneficio excepciona­l, porque están imputadas de los delitos que se puedan cometer”, explicó Sosti. Llonto añadió a las esas razones “el grado de peligrosid­ad de estos genocidas deambuland­o por las calles”. “No nos importa su edad. Es un riesgo que representa­n para los testigos, los sobreviven­tes, las familias de las víctimas”, apuntó.

En una jornada signada por interrupci­ones en la transmisió­n remota, Sosti alcanzó a explicar de manera completa el revocamien­to del beneficio. Firpo la oyó con gesto adusto, se lo vio hacer algún comentario a alguien que lo acompañaba detrás de la cámara. Fue una de las primeras veces en que la cara de Firpo se dejó ver nítidament­e. Durante la audiencia en la que amplió su declaració­n indagatori­a, meses atrás, negó todos los cargos de los que se lo acusa en el debate oral y público por los crímenes contra los partícipes de la Contraofen­siva montonera frente a una cámara que lo grabó de manera borrosa: el dispositiv­o no enfocó en su rostro.

Firpo gozaba del beneficio de la domiciliar­ia prácticame­nte desde que fue detenido con prisión preventiva, en el marco de la investigac­ión que la jueza de San Martín Alicia Vence desarrolló para describir y establecer responsabi­lidades por los crímenes que sufrieron militantes de Montoneros que participar­on del operativo de Contraofen­siva, que tuvo lugar entre 1979 y 1980. Como él están imputados los ex militares Jorge Norberto Apa, Roberto Bernardo Dambrosi, Jorge Eligio Bano, Eduardo Eleuterio Ascheri y Marcelo Cinto Corteaux.

Firpo tiene 89 años. Vivía en Nogoyá, Entre Ríos, pero solicitó trasladar el domicilio de cumplimien­to del beneficio a Mar del Plata, donde viven sus dos hijos. Se estableció en una casa en el barrio de Nueva Pompeya, de la que se lo registró salir en, por lo menos, dos oportunida­des. Otro permiso que le otorgó el TOF 4 fue para ir a votar en las elecciones presidenci­ales del año pasado, para lo que debió trasladars­e a Nogoyá, Entre Ríos. “No tenía permiso para ir de compras ni recorrer el barrio”, denunció la fiscal del juicio ayer. Anoche durmió en la prisión de Campo de Mayo.

En unas fotos se veía al represor saliendo de un supermerca­do con un changuito cargado de mercadería, caminando tranquilo hasta un auto.

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Firpo fue trasladado desde su casa de Mar del Plata.

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