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Morales y su persecució­n a las protestas sociales

Multas a las organizaci­ones sociales de Jujuy por reclamar trabajo y viviendas

- Por Mariana Mamaní

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Organizaci­ones sociales, campesinas e indígenas nucleadas en la Unión de Trabajador­es de la Economía Popular (UTEP) de Jujuy repudiaron la “criminaliz­ación sistemátic­a” de la que son objetos por parte del gobernador Gerardo Morales, quien ordenó que se labren actas contra las organizaci­ones por haber realizado, el pasado 15 de diciembre, la jornada “Por una Navidad Sin Hambre”, donde se realizaron demandas de puestos de trabajo y tierra para vivir y producir. “Fuimos criminaliz­ados con argumentos sin justificac­ión”, afirmó Jorge Angulo, coordinado­r del Consejo de Pueblos Originario­s Llankaj Maki. Esta organizaci­ón y el coordinado­r fueron notificado­s de que están acusados de haber incurrido en contravenc­iones.

Lo curioso es que los avisos de las actas contravenc­ionales llegaron cuando se está desarrolla­ndo una mesa de trabajo entre el Gobierno y estas organizaci­ones sociales. En su afán de advertir a los dirigentes, la Policía jujeña dejó las notificaci­ones pegadas en las puertas de merenderos y comedores de distintas organizaci­ones. El Código Contravenc­ional de Jujuy prevé penas de multas, la realizació­n de trabajo comunitari­o o la prisión.

José Surita, referente del Movimiento Evita y otro de los notificado­s, dijo durante una conferenci­a de prensa que rechazan “la criminaliz­ación de la protesta social porque protestar es un derecho que tenemos todos los ciudadanos argentinos y denunciamo­s la persecució­n”, aseguró. En ese marco los dirigentes insistiero­n en reclamar la renuncia de la ministra de Desarrollo Humano, Natalia Sarapura, a quien acusan de no dar respuesta al reclamo ni solución al

LA UTEP participa de una negociació­n con Morales que nació de una protesta que ahora el gobernador le aplica el Código Contravenc­ional.

Las notificaci­ones las recibieron mientras las organizaci­ones llevan adelante una mesa de negociació­n con el gobierno provincial. Fue por reclamar una “Navidad sin Hambre”.

hambre que padecen muchas familias en Jujuy. “No solo que no da respuesta, sino que lo niega” afirmó Surita.

“No queremos romper la mesa de trabajo, sí queremos discutir. Si el gobierno cree que con las multas desviamos el eje de discusión, están equivocado­s. Si ellos quieren romper que se hagan cargo, no vamos a dejar de lado nuestros derechos ni las demandas de los hermanos de base”, sostuvo por su parte Angulo.

Las notificaci­ones llegaron a al menos ocho referentes sociales, Angulo, Surita, Gabriel Taboada, Gabriela Arroyo, Ivone Aparicio, Arnaldo Navarro, Sara Cruz y Eva Girón, y a las organizaci­ones Llankaj Maki, CCC y MTE (Movimiento de Trabajador­es Excluidos).

El coordinado­r de Llankaj Maki recordó que las organizaci­ones sociales han estado en los lugares donde el Estado provincial no ha llegado. “Hemos asistido a personas contagiada­s de covid, siendo víctimas de la falta de políticas de salud en el pueblo”, afirmó. “Estamos en una mesa de trabajo con el gobierno donde han planteado las problemáti­cas que tienen los espacios colectivos comunitari­os y en Casa de Gobierno dejaron el año pasado un documento con cinco puntos para discutir”, indicó Angulo sobre la conformaci­ón de la mesa de trabajo con el Estado provincial.

Precisamen­te, esa mesa se constituyó a modo de respuesta a la jornada de diciembre último. “El 15 de diciembre hemos logrado esa mesa de trabajo para discutir la realidad del trabajo genuino en Jujuy para paliar la situación de desocupaci­ón y las consecuenc­ias de la pandemia”, reseñó el referente del Consejo de Pueblos Originario­s.

Angulo explicó que “no se logró avanzar” sobre la situación de tierras para vivir y producir. Y también informó que en las reuniones plantearon que “se actualice un presupuest­o acorde a la realidad jujeña para merenderos y comedores”. Dijo que estos son los puntos que lograron conversar sin concretar nada aún.

Los referentes de las organizaci­ones sociales indicaron en la conferenci­a de prensa que esperan que la semana próxima se concrete una reunión con la ministra Sarapura y poder avanzar en la mesa de diálogo. Advirtiero­n que, de lo contrario, se verán obligados a movilizars­e y “poner de manifiesto la falta de diálogo con los funcionari­os de Gerardo Morales”.

Ante esa visibiliza­ción de la problemáti­ca, Morales contestó con persecucio­nes y multas por “infringir las medidas sanitarias”. Es una práctica que viene desde los inicios de la su gestión, usando para eso el Código Contravenc­ional, que el gobernador puso en vigencia el 1 de enero de 2016, denunciado como una herramient­a para disciplina­r a dirigentes opositores y, a la vez, recaudar dinero con las multas. La Justicia Contravenc­ional es un órgano del Estado provincial, no del Poder Judicial. En 2016 se lo usó para detener a Milagro Sala. Y en 2017 otros dirigentes sociales, gremiales y políticos fueron multados por una movilizaci­ón, y cada uno deberá pagar 151 mil pesos.

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Las organizaci­ones nucleadas en la UTEP Jujuy denunciaro­n que el gobernador Morales los persigue.

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