Imperecederas “Cartas de amor”
Arturo Puig y Selva Alemán vuelven al teatro presencial
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Más de cuatro décadas de amor y oficio abajo y arriba del escenario son las que unen a Arturo Puig y Selva Alemán, y las que en medio de una temporada inusual hacen posible un nuevo trabajo compartido con la reposición de la célebre comedia romántica Cartas de amor, ahora en el Multiteatro Comafi (Corrientes 1283), de miércoles a domingos.
Allí se convierten en Andrew Makepeace Ladd y Melissa Gardner, los dos protagonistas de la historia creados por el dramaturgo y novelista estadounidense Albert Ramsdell Gurney, y que sostienen un vínculo de amistad y atracción a la distancia, desde la infancia y hasta su adultez. Cientos de cartas y postales son las que ambos se envían a lo largo de cincuenta años, mientras construyen su vida cada uno por su lado. Y esa correspondencia es la que leen sobre las tablas.
“Al autor le pidieron que diera una conferencia sobre el amor en la Universidad de Nueva York, y como a él no se le ocurría nada empezó a escribir estas cartas, y las leyó con su mujer. Ese día, un productor de Broadway que estaba entre en el público le pidió los derechos”, cuenta Puig, quien fue precisamente el encargado de interpretar a Andrew en la primera versión local que se estrenó en el Teatro Regina, en 1990, acompañado por Bárbara Mujica, y en el mismo ciclo donde más tarde Alemán representó a Melissa junto a Luis Brandoni.
Y ya juntos, también fueron numerosas sus interpretaciones de esta pieza. En 2004, bajo la dirección de Oscar Barney Finn, y en 2013 en Teatrísimo, nuevamente en el Regina. Pero en esta ocasión, además, son ellos quienes se dirigen. “Es una obra difícil, porque el autor pide de forma explícita que no nos miremos ni tengamos ningún contacto entre nosotros. Por otro lado, el tema de interpretar lo que leemos es un ejercicio actoral fantástico que nos encanta hacer”, dice Alemán sobre la puesta con la que vuelve a actuar en teatro después de cinco años.
–¿Por qué siguen eligiendo esta obra? Selva
–Es una obra muy poética. Es una historia de amor, encuentros y desencuentros, como ocurre en la vida. Y tiene una muy buena estructura dramática siendo que es una obra leída. Es muy conmovedor ver cómo estos dos personajes que se conocen
Alemán:
desde la escuela primaria pasan por toda la vida de ellos a través de las cartas que se van escribiendo.
–A mí también me conmueve mucho, y hay dos cartas con las que se me hace imposible leer sin llorar. Es un texto que está muy bien escrito, porque se puede ver cómo transcurre el tiempo, desde que son chicos, pasando por la adolescencia, y hasta que llegan a ser grandes.
Arturo Puig: –¿Han tenido ese hábito de escribirse cartas? S.A.:
–Sí. Nosotros nos hemos mandado cartas, porque somos de otro tiempo (risas). Pero en la actualidad yo me escribo mucho con amigos y nos mandamos cosas lindísimas por WhatsApp, que es otra forma de escribirse cartas, porque en ambos casos está la necesidad de comunicarse.
–Como dice Andrew, creo que uno, cuando escribe car
A.P.:
tas elige las palabras, y se muestra tal cual es. Pero eso no se puede hacer con los mensajes cortos que se envían ahora.
–¿Esta es la primera vez que suben al escenario luego del aislamiento? A. P.:
–Sí. Cuando empezó la pandemia, estaba dirigiendo Hello Dolly! Y la última obra en la que actué fue El vestidor, con Jorge Marrale. Hicimos una gira por todo el país que terminó a fines de 2019, y pensamos en la posibilidad de reponerla, pero los protocolos no lo permiten porque los personajes tienen mucho contacto.
–En mi caso, no hacía teatro desde 2016, cuando trabajé en Madres e hijos. Y los dos teníamos proyectos en 2020 para Buenos Aires y Mar del Plata, donde íbamos a reponer ¿Quién teme a Virginia Woolf?, pero todos los trabajos se fueron cayendo.
S.A.: –¿Y cómo vivieron con el público? S.A.: el reencuentro
–Fue fantástico. En todos los estrenos, tenemos por un lado la tranquilidad del trabajo que hemos hecho anteriormente, y por otro la inseguridad de enfrentarnos con la gente. Y a todo eso se le sumó el temor de ir a un teatro, porque no sabíamos bien cómo era el protocolo. Pero cuando llegamos, y nos encontramos con que se toma la temperatura y nos preguntan si tuvimos síntomas, sentimos una gran seguridad. Por eso rogamos que la gente empiece a confiar en que en los teatros va a estar muy bien cuidada.
–Yo tenía un gran deseo de volver a hacer una obra. Y como mi intención es que los teatros se mantengan abiertos, estoy
A.P.:
dispuesto a hacer las funciones aunque sea para un solo espectador. Hay que difundir que los teatros son muy seguros, por todos los protocolos que deben cumplir tanto el público como los actores.
–¿Qué frente a atípica? A.P.: expectativas esta temporada tienen teatral
–Vivo esto como un preámbulo, porque creo que en algún momento vamos a volver a la normalidad y a trabajar con aforos completos. Y esta obra la elegimos porque es adecuada para esta ocasión, ya que son sólo dos personajes y Selva y yo somos convivientes.
–Sí, y tampoco tuvimos la necesidad de ir al teatro a ensayar. Y eso en este momento en el que hay que cuidarse tanto, ayudó a que nos atreviéramos a actuar, y también a demostrarle al público que se pueden seguir haciendo cosas sin correr el riesgo de contagiarse. Si nosotros, que somos dos personas grandes, podemos estar arriba de un escenario, ellos también pueden venir al teatro.
Para muchos artistas, el confinamiento funcionó como un motor creativo para explorar nuevos terrenos. Y en el caso de la pareja de actores, el deseo se plasmó en Cuentos para soñar, el programa radial literario que crearon en plena cuarentena y que conducen de lunes a viernes, a las 23.15, en la radio del Teatro Regina (reginafm.com), el mismo lugar en el que leyeron por primera vez las cartas escritas por Gurney.
S.A.: –¿Habían hecho vez? A.P.:
–Sólo en dos ocasiones, cuando me llamó Alberto Migré para participar de dos programas de radioteatro, porque antes había hecho televisión con él. Y recuerdo que me fascinó ver cómo se hacían todos los sonidos de las pisadas, las puertas o las tormentas.
–Yo también hice algo de radioteatro. Pero sobre todo mi infancia está muy ligada a este medio. Mi mamá, cuando yo tenía 5 o 6 años, me llevaba todos los días a la radio porque en ese momento ella hacía mucho radioteatro. Y tengo unos recuerdos maravillosos. La radio se hacía con público, y era una experiencia muy linda. Además, era un trabajo muy interesante para los actores porque con la voz tenían que dar todo. Y como la televisión prácticamente no existía, ese formato era el más importante para que los artistas pudieran llegar a las casas.
S.A.: –¿Y cómo nace
para soñar?
radio
Cuentos
alguna
–Esto es algo que hace tiempo venía pensando, porque escucho mucha radio a la noche y notaba que ponen una música que es más para bailar que para dormir (risas). Por otro lado, me enteré de que el actor Matthew McConaughey tiene una aplicación llamada Calm para ayudar a que la gente se relaje, entonces me pareció que era una buena idea hacer algo similar recitando poemas y cuentos.
A.P.:
La pareja de intérpretes pone en escena una vez más la pieza del dramaturgo estadounidense Albert Ramsdell Gurney.
“Uno cuando escribe cartas elige las palabras y se muestra tal cual es. Pero eso no se puede hacer con los mensajes que se envían ahora”.
“Esta obra la elegimos porque es adecuada para esta ocasión, ya que son sólo dos personajes y Selva y yo somos convivientes.”