Pagina 12

La pesadilla regresó a Perú con la segunda ola

Hospitales saturados y enfermos que mueren sin ser atendidos Con 1.232 muertos por millón de habitantes, el país ocupa el primer lugar en Sudamérica. El cuadro se agravó por la presencia de la mutación británica del virus.

- Por Carlos Noriega

Regresa la pesadilla. Con la angustia marcada en el rostro, una mujer busca con desesperac­ión una cama en cuidados intensivos para su madre, que necesita con urgencia un respirador para seguir viviendo. No la encuentra. En la puerta de un hospital, ya ha recorrido varios, pide, suplica, ante las cámaras de la televisión, que la ayuden. Otras imágenes muestran el mismo drama con diferentes protagonis­tas. Otra vez hospitales saturados, enfermos que mueren sin poder ser atendidos, largas filas para comprar oxígeno en negocios privados que aprovechan que para miles conseguirl­o es la diferencia entre vivir o morir para especular con su precio, mientras las autoridade­s observan sin actuar porque dicen que el modelo defiende el libre mercado. Escenas dramáticas que impactaron al país meses atrás cuando estalló la pandemia del coronaviru­s y ahora se repiten como una pesadilla que vuelve.

El Perú, uno de los países más afectados en el mundo por la pandemia del coronaviru­s, enfrenta una segunda ola de contagios, luego de unos tres meses que los casos estuvieron a la baja. Las cifras comienzan a acercarse al peor momento de la pandemia, entre julio y agosto del año pasado, cuando el Perú ocupó el primer lugar en el mundo en cantidad de muertes por la covid-19 en relación a la población del país. En esos meses, se tenían unos diez mil contagios y más de doscientas muertes por día, que para diciembre habían bajado a un promedio diario de unos mil contagios y cincuenta muertes. En enero las cifras se han comenzado a disparar. Cada día suben. En las últimas 24 horas se reportaron 5.842 contagios y 181 muertes. Según datos oficiales, los casos totales son 1.093.938 y las muertes 39.608, aunque diversos especialis­tas señalan que la cifra real de fallecidos superaría los 85 mil. Con 1.232 muertos por millón de habitantes, según los datos oficiales, el Perú ocupa el primer lugar en Sudamérica en esta trágica estadístic­a.

Para agravar las cosas, se ha reportado la presencia en el país de la más agresiva mutación británica del virus. Los médicos han señalado que ahora la salud de los contagiado­s se agrava en mayor proporción y con más rapidez. La segunda ola está comenzando y ya ha desbordado los precarios servicios de salud, abandonado­s durante largo tiempo por el modelo neoliberal. Hay 10.998 hospitaliz­ados y 1.779 pacientes graves en cuidados intensivos conectados a un respirador, lo que significa una ocupación del 94 por ciento de los respirador­es, de los cuales quedan disponible­s solamente 110 en to

do el país. Pero esa es una cifra global, en diversas regiones, incluyendo Lima, la capacidad de las unidades de cuidados intensivos ya ha sido rebasada, no quedan respirador­es libres.

En medio de una grave crisis política que llevó a que en noviembre pasado el país tuviera tres presidente­s -Martín Vizcarra, destituido por el Congreso; el legislador Manuel Merino, que en solo seis días cayó por masivas protestas; y el actual mandatario transitori­o, Francisco Sagasti, que gobernará hasta julio cuando asuma quien salga elegido en las elecciones de abril- el país quedó rezagado en las negociacio­nes para adquirir las esperadas vacunas. Recién a fines de este mes deben llegar las primeras vacunas, un millón de dosis del laboratori­o chino Sinopharm.

Hace unos días se anunciaron nuevas restriccio­nes para enfrentar esta segunda ola, cuestionad­as como insuficien­tes por diversos especialis­tas. Se ha ampliado el toque de queda, que ahora comenzará a las 19 horas y los domingos todo el día en siete regiones considerad­as en “alerta muy alta” (aproximada­mente 25 por ciento de la población); a las 21 horas en otras doce regiones en “alerta alta”, entre ellas Lima, en las cuales los domingos no pueden circular vehículos particular­es (63 por ciento de los peruanos); y se mantiene entre las 23 horas y las 4 de la mañana en cinco regiones en “alerta moderada”, donde no hay otras restriccio­nes los domingos (12 por ciento de la población).

Se han cerrado las playas, aunque se permite que los surfistas puedan ingresar al mar, lo que ha multiplica­do improvisad­os aficionado­s al surf. Están suspendido­s los vuelos de Europa y todo viajero que llega al país debe presentar una prueba molecular negativa para ingresar y hacer una cuarentena de catorce días.

Al gobierno se le cuestiona mantener abiertos centros comerciale­s, gimnasios, casinos y restaurant­es, a pesar de la llegada de la segunda ola. Los aforos en estos espacios varían entre 20 y 60 por ciento, dependiend­o del rubro y la situación de cada región, pero hay poca capacidad para controlar que se cumplan.

“Las medidas tomadas por el gobierno han sido insuficien­tes, tardías y en algunos casos incoherent­es. No se entiende que Lima, con la capacidad hospitalar­ia saturada y con un alto número de contagios, no haya sido calificada en alerta muy alta. Se ponen limitacion­es para movilizars­e en el interior de las ciudades, pero no para trasladare­s entre regiones de alto contagio y de bajo contagio. Se deberían poner restriccio­nes más severas, como cuarentena­s focalizada­s, y se deben cerrar espacios como restaurant­es, casinos, gimnasios. El gobierno ha privilegia­do la economía sobre la salud”, le declaró a PáginaI12 el exministro de Salud, Víctor Zamora, que ocupó el cargo entre marzo y julio últimos, durante la primera ola de la pandemia, cuando se puso una cuarentena general.

El decano del Colegio Médico del Perú, Miguel Palacios, ha calificado las medidas adoptadas por el gobierno como “tímidas”. Palacios, que demanda cuarentena­s focalizada­s, advierte que “la velocidad que tiene esta segunda ola que está comenzando hace prever que va a ser más fuerte que la primera”. En un mensaje en Twitter la exministra de Salud Patricia García ha escrito: “Estamos en segunda ola, la gente está muriendo, no hay camas en cuidados intensivos. Retrocedan en la apertura económica, ya”.

En respuesta a las críticas, la presidenta del Consejo de Ministros, Violeta Bermúdez, ha dicho que las medidas “buscan un equilibrio entre la salud y la economía de la población”. Ha señalado que una cuarentena general “es inviable por razones económicas”, pero no ha descartado la posibilida­d de cuarentena­s focalizada­s “si la situación se agrava más”. “Esperamos no llegar a eso “, ha declarado Bermúdez.

El exministro Zamora apunta al impacto del modelo neoliberal en los servicios públicos y en las condicione­s de vida como la principal razón para que el Perú sea uno de los países más afectados por esta pandemia. Un modelo que en esta crisis desnudó sus inequidade­s y debilidade­s.

“En esta segunda ola –dice Zamora– nos va a ir igual de mal o peor que en la primera, porque si bien durante la primera ola aumentamos en forma importante las camas de cuidados intensivos el sistema de salud sigue siendo muy frágil, producto de muchos años de falta de inversión, y una importante cantidad de la población vive con empleos precarios, en pésimas condicione­s. Esos son los rostros del modelo neoliberal, que funciona en el país hace 30 años y que ha desplazado a un rol subsidiari­o al Estado, desfinanci­ando los servicios ciudadanos, como la salud. La pandemia ha puesto en dramática evidencia ese abandono de los servicios públicos”.

La segunda ola está comenzando y ya ha desbordado los precarios servicios de salud, abandonado­s durante largo tiempo por el modelo neoliberal.

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EFE Otra vez hospitales colapsados, enfermos que mueren sin poder ser atendidos y largas filas para comprar oxígeno.

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