A dos bandas contra los precios
Las mesas con sectores son un camino hacia el Consejo Económico, el pacto tan buscado. Mientras tanto, un parate a subas injustificadas.
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El Gobierno afronta con la inflación un doble problema: la urgencia de una coyuntura que lo obliga a usar el matafuegos para resguardar a los sectores que no tiene espalda; y la percepción clara de que una solución de fondo requiere algo más que pactos circunstanciales.
Así, según aclararon a PáginaI12 en la Casa Rosada, saldrán a batallar en dos frentes. El de cubrir con congelamientos, acuerdos y programas la dinámica de precios vinculada a bienes de consumo masivo, alimentos y servicios esenciales; y el de las respuestas más integrales. Lo segundo, para el Gobierno, sólo se logra con política y es la tarea más compleja.
Si algún nervio tocó aquel pedido de la vicepresidenta, Cristina Fernández, de centrarse en la puja distributiva en un año que parece tener garantizado un rebote económico, fue el de un frente político consustanciado con una idea diferente a la del
El freno a prepagas, el congelamiento de alquileres, el caso de la carne y la continuidad de Precios Máximos son medidas urgentes para la coyuntura.
2020: menos fiscalismo, más inversión social y la mano del Estado sobre los sectores que forman precios, que a la luz de las cifras del Indec parecen haberse desbocado ni bien la pandemia empezó a darle aire a la apertura económica.
El Gobierno de Alberto Fernández, con un Martín Guzmán con la inflación como obsesión número uno, parece dar pasos concretos ante la urgencia: lo evidencian el congelamiento de precios de la medicina prepaga, los alquileres, el acuerdo de cortes de carne, la mesa que viene con el precio del pan (la secretaria de Comercio, Paula Español, recibió a panaderos el viernes último), la extensión de Precios Máximos, y el aumento del 50 por ciento en el volúmen de compra de la tarjeta Alimentar, que según el propio ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, busca corregir el impacto del alza en la canasta básica de pobreza e indigencia. El enigma son los combustibles, entrampados entre la necesidades de recuperar los números de YPF y la tensión que esas subas generan en los precios generales.
En la segunda ala del frente con los precios está la política. En el Ejecutivo creen que el ordenador del contexto será el Consejo Económico y Social, ese pacto global con sectores del trabajo y el empresariado, que podría salir por decreto o vía el Congreso. Leen en los ministerios económicos que las reuniones del Acuerdo Económico que viene llevando Desarrollo Productivo con diferentes sectores, son el gérmen de ese acuerdo macro de estabilidad social, política y económica. Y que han traído resultados concreso, tos, como en los casos de los autos y la agroindustria.
En lo meramente enunciativo, parece razonable, pero esa dinámica es una pulseada histórica. Mientras los gremios reclaman, con lógica, aminorar precios para recomponer salarios, el sector privado parece estar en un sintonía de economías desarrolladas sin pandemia. Obsesionados con salir de los congelamientos, pugnan por precios libres, pero a la vez quieren que se les garantice crecimiento económico y, de paayuda del Estado por si hay un rebrote que pare la actividad. De esas usinas se dispararon las operaciones en medios sobre que podrían mantenerse el IFE y el ATP, dos mecanismos de asistencia que para el Gobierno ya estaban en desuso. Algo de eso les dijo Guzmán a empresarios en Entre Ríos, hace unos días: “se dan cuenta que esto así no puede funcionar, no?”, manifestó cuando contó que algunos ceos piden como condición de todo el orden fiscal, pero sin resignar la propia.
En este contexto, el establishment se rebeló también ante la suspensión de despidos y la extensión de la doble indemnización, con la Unión Industrial (UIA), a la cabeza. Que el polo industrial, presuntamente más alineado con el Gobierno, ponga el grito en cielo por una medida sobre todo disuasiva y después de lo antes relatado, es la evidencia de que resolver ese frente será complejo. Pero, aún en esta dinámica, la política trajo avances. En los próximos días se verá plasmado un acuerdo parecido al de la carne pero basado en el fideicomiso del maíz, que dará precios más bajos para el aceite en todo el país.