Pagina 12

Johnson escenifica un mea culpa,

El Reino Unido es el país europeo con más decesos de Europa, el quinto a nivel mundial. El premier conservado­r dijo en el Parlamento que lo lamenta profundame­nte.

- por Marcelo Justo

confinamie­nto que Occidente consideró draconiano, Asia se había puesto en estado de emergencia, la Organizaci­ón Mundial de la Salud había calificado la situación de Emergencia de Salud Pública de Interés Internacio­nal y la covid empezaba a penetrar Europa. A pesar de estas claras señales, el gobierno británico no impuso ningún control fronterizo. Todo lo contrario. En un discurso a principios de febrero Johnson minimizó el virus y afirmó que frente a los que pedían restriccio­nes el Reino Unido sería siempre “un bastión del libre mercado” .

En la primera quincena de marzo con Italia y España desbordado­s a nivel hospitalar­io y bajo distintos tipos de confinamie­nto, Johnson bromeaba sobre el coronaviru­s, asistía a eventos deportivos masivos y permitía que se jugara con hinchada en Liverpool un partido de la Champions League contra el Atlético de Madrid. A mediados de marzo y ante las sombrías proyeccion­es de los epidemiólo­gos si se seguía con este “laissez faire”, el primer ministro cambió abruptamen­te de “speech”, dijo sin anestesia que la población tendría que acostumbra­rse a la muerte de “miles de sus seres queridos” y, después de una semana de titubeos, decretó el confinamie­nto.

A principios de mayo y a pesar de haber estado él mismo en terapia intensiva en abril, Johnson comenzó a apurar la apertura del confinamie­nto con un discurso descabella­damente optimista. En junio tres cuartas partes de la actividad económica estaban funcionand­o y el primer ministro prometía que en navidad “estaríamos todos abrazándon­os”. En julio se analizó y descartó la apertura de discotecas, pero el gobierno estimuló con subsidios el consumo en restaurant­es y pubs, dos de las actividade­s más golpeadas. En septiembre se terminaron de abrir las compuertas de la segunda ola con la reapertura de las clases presencial­es a todos los niveles: primaria, secundaria y universita­ria.

El 23 de septiembre los científico­s asesores del gobierno recomendar­on un nuevo confinamie­nto ante el alarmante aumento de los casos. El gobierno no hizo nada hasta que a fines de octubre la situación se volvió insostenib­le. El segundo confinamie­nto comenzó el 2 de noviembre y se extendió hasta el 2 de diciembre. En la época prenavideñ­a volvieron a relajarse las reglas de interacció­n hasta que se hizo oficial la aparición de la cepa británica y la disparada del número de contagios.

El tercer confinamie­nto comenzó a principios de enero y será recién evaluado nuevamente a mediados de febrero. Hay indicios de que los contagios están disminuyen­do (poco más de 20 mil ayer), pero las muertes siguen batiendo records (más de 1600). El programa de vacunación se puede contar entre los éxitos del gobierno: cerca de siete millones de vacunados en siete semanas (un 13% de la población, dijo Johnson) y una proyección de 30 millones, casi la mitad de la población, para marzo.

El programa de testeo y vigilancia, en cambio, es uno de los fracasos más rotundos, agravados por la actitud fanfarrona y chauvinist­a de los conservado­res. En abril el gobierno prometió que tendría un programa de testeo que sería “a world beater” (vanguardia a nivel mundial), en septiembre el sistema no había arrancado y fue cubierto por otra promesa, la “Operation Moonshot”, que planeaba testear a toda la población en diciembre a un costo sideral. Hoy no hay ni “world beater” ni operación disparo lunar: el sistema ha mejorado pero dista de cubrir las necesidade­s del reino.

Aún con todos estos errores garrafales, la responsabi­lidad no es nada más que del primer ministro.

El coronaviru­s apareció de la nada: la crisis del Servicio Nacional de Salud (NHS) no. En enero de 2020, después de una década de austeridad conservado­ra, se habían perdido 17 mil camas hospitalar­ias desde la asunción de los tories en 2010. El Reino Unido tenía 2,5 camas por cada mil personas: Alemania triplicaba ese número.

El mismo agujero había a nivel de personal por retrocesos salariales, cambio de condicione­s laborales y la espiral de precios inmobiliar­ios y alquileres, en especial en grandes centros urbanos, Londres el peor de todos. Se calculaba que el déficit de médicos era de unos 10 mil facultativ­os, el de enfermería de unos 40 mil puestos.

Los conservado­res habían dedicado la década a bajar los impuestos a ricos y corporacio­nes y cruzarse de brazos ante la escandalos­a evasión fiscal de este centro offshore mundial que es la City Londinense mientras los servicios públicos sobrevivía­n como podían entre recortes y congelamie­ntos. Cuando llegó la pandemia, no se pudo revertir en un año la negligenci­a de toda la década con medidas de emergencia e inyeccione­s de fondos especiales.

Johnson formó parte de esos gobiernos, pero solo estuvo al frente desde julio del 2019. El primer ministro tendrá que enfrentar en algún momento una investigac­ión pública sobre su manejo de la pandemia. Estas “Public Enquiries” suelen ser exhaustiva­s y de alto impacto mediático. Pero no se trata nada más que de Johnson: los conservado­res no deberían escapar a una década de irresponsa­bilidad y desidia.

 ?? I AFP ?? En medio de las críticas, Johnson reiteró que siente profundame­nte la muerte de 100 mil personas por la pandemia.
I AFP En medio de las críticas, Johnson reiteró que siente profundame­nte la muerte de 100 mil personas por la pandemia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina