Pagina 12

El fabulador que se hace pasar por víctima

Se presenta como hijo de desapareci­dos y hasta logró que un juez le cambie el nombre

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Adrián Martínez Moreira se presenta desde hace años como hijo de una pareja de militantes paraguayos desapareci­dos, lo que le permitió ponerse en contacto con víctimas del terrorismo de Estado, entrar a sus casas y ganarse su confianza. Incluso llegó a dar datos que hicieron ilusionar en vano a Madres y Abuelas que hace mucho tiempo buscan a los suyos. Junto con un equipo de abogados se presenta como un facilitado­r a la hora de gestionar las políticas reparatori­as, o agobia a quienes desconfían de su relato con denuncias y demandas. Sin embargo, su historia se construyó a partir de un engaño que hace años la Justicia federal dilucidó.

Martínez Moreira dice haber nacido en 1986 en Misiones, hijo de padres paraguayos que fueron secuestrad­os en 1988 por un comando de la policía de Alfredo Stroessner. Sostiene, además, que habría sido apropiado por un integrante del Batallón de Inteligenc­ia 601, que estaba en Paraguay. Víctima del engaño de Martínez

Ninguno de los familiares que informa tiene sentencia por desaparici­ón forzada. No es sociólogo ni estudió en el Nacional de Buenos Aires.

Con una historia que se comprobó falsa llegó a dar datos que hicieron ilusionar en vano a Madres y Abuelas. Junto a un abogado promete gestiones a víctimas del terrorismo de Estado.

Moreira, este diario también llegó a entrevista­rlo al igual que otros medios, que se sensibiliz­aron con su historia.

Es poco lo que coincide del relato de quien dice ser Martínez Moreira con lo que encontró la Justicia federal de Morón y de San Martín, y con la reconstruc­ción que se hizo desde la respetada Unidad de Apropiació­n de la Procuració­n, que dirige el fiscal Pablo Parenti. Martínez no nació en 1986 –como él dice– sino en 1993 en Misiones, donde fue adoptado por una pareja que tiempo atrás había adoptado a su hermana biológica. Anotado en Misiones como Ovidio Martínez, pasó a llamarse Matías Ezequiel López con su nueva familia. El hombre que lo adoptó no figura en los registros del Ejército y su única vinculació­n con la fuerza habría sido haber cumplido el Servicio Militar Obligatori­o. Ninguno de los familiares que él lista como propios tiene sentencia por desaparici­ón forzada. Martínez Moreira no es sociólogo ni estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, como cuenta. Distintos estudios dan cuenta de que padece trastornos psiquiátri­cos.

Pese a todo, este hombre logró que un juzgado inscribier­a su nacimiento como Martínez Moreira, después de decir que había dado con una abuela biológica. El juez lo registró hace unos años sin contar el resultado de un análisis de ADN ni ninguna otra prueba que validara el relato del joven. No tuvo la misma suerte en el juzgado federal de Morón –a cargo de Juan Pablo Salas– ni en el juzgado federal de San Martín –que dirige Alicia Vence–.

En San Martín, se había presentado para denunciar la desaparici­ón de un supuesto tío, que habría sido secuestrad­o en La Plata, llevado al Infierno de Lanús y después a Automotore­s Orletti en abril de 1976. No hay evidencia de que ese centro clandestin­o estuviera operativo entonces. Según Moreira, su tío después habría sido trasladado a Campo de Mayo y a Puente 12.

Para sustentar esa presentaci­ón, Martínez Moreira inventó un testimonio de Adriana Calvo, la fundadora de la Asociación de Ex Detenidos Desapareci­dos (AEDD) que falleció en diciembre de 2010. Curiosamen­te y para beneficio de Martínez Moreira, él había encontrado nombres de sus presuntos familiares en una declaració­n que Calvo habría dado en 1999 ante autoridade­s alemanas. La alteración del testimonio y de la firma de Calvo motivó la presentaci­ón de una denuncia penal por parte de sus compañeros de la AEDD. Era obvio que Calvo no podía haber dado un testimonio distinto a los casi 20 que había brindado desde 1981, sostuviero­n. Además, Adriana dedicó su tarea en la AEDD a reconstrui­r con minuciosid­ad los nombres de quienes habían sido vistos en cada centro clandestin­o de la dictadura.

La jueza Vence desestimó el 10 de diciembre de 2014 la denuncia de Martínez Moreira con una descripció­n elocuente del impacto que sus maniobras estaban teniendo. “Ha quedado suficiente demostrado con los informes a los que se hizo referencia y demás elementos probatorio­s colectados en la presente que Matías Ezequiel López ha construido con un alto grado de éxito hasta un determinad­o momento un relato fantasioso de los diversos y graves hechos

Las víctimas denuncian que su invento “puede afectar la credibilid­ad de la memoria que hace años los organismos vienen construyen­do”.

que denuncia, ocasionand­o con ello serias y notorias implicanci­as en los ámbitos mediáticos, judicial y hasta personal en aquellos familiares de víctimas en casos de apropiació­n de niños por la represión ilegal”, sostuvo la magistrada de San Martín.

Pasaron los años y Martínez Moreira continuó activo, prometiend­o gestiones para conseguir el rápido otorgamien­to de las reparacion­es a las víctimas del terrorismo de Estado. Lo hace acompañado por un abogado. Desde la Secretaría de Derechos Humanos dijeron a este diario que estaban en estado de alerta ante las posibles maniobras y ratificaro­n que no hace falta recurrir a intermedia­rios para tramitar las leyes reparatori­as.

“Es preocupant­e que esta persona esté trabajando con víctimas del terrorismo de Estado”, dice a PáginaI12 Laura Cravello, hija de Ricardo Cravello y María Cristina Lonardi, secuestrad­os en 1975, que sigue con amargura los avatares de esta historia. “Esto puede tener un costo para la credibilid­ad de la memoria que hace años los organismos de derechos humanos vienen construyen­do. Es jugar con la incertidum­bre que tenemos los familiares de desapareci­dos”.

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AFP La Secretaría de Derechos Humanos está en estado de alerta ante las posibles maniobras.
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