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La IVE en el Hospital Evita, por

Cómo se aplica la Ley 27.610, de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo, en el Evita de Lanús Las mujeres llegan al Evita por su cuenta o derivadas luego de llamar al 0800-222.3444 de Salud Sexual y Reproducti­va del Ministerio de Salud de Nación. Voluntar

- Mariana Carbajal

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El médico se asoma a la sala de espera. Lleva guardapolv­o blanco y el pelo entrecano, igual que sus cejas robustas y la barba que se le deja ver por fuera del barbijo, también blanco.

–¿Quién está para consejería? –pregunta a las mujeres que esperan, algunas sentadas en bancos de madera, otras de pie, frente a la puerta de ingreso al servicio de Maternidad.

–Vengo para IVE –responde una de ellas, sin timidez. Y el médico la invita a pasar. Al lado de la puerta hay un teléfono público de Telefónica, celeste, una reliquia en desuso.

Es media mañana del jueves 4 de febrero. Hasta el mediodía, Osvaldo Santiago, jefe de Obstetrici­a del Hospital Evita, de Lanús, en el sur del conurbano, atenderá ese día a siete mujeres que consultan por una interrupci­ón voluntaria de embarazo, una IVE: así piden la práctica médica que salió de la clandestin­idad en la madrugada del 30 de diciembre, cuando el Congreso aprobó la ley que regula su atención.

Una de ellas, de 17 años, fue acompañada por una tía. “Estaba muy convencida. La mamá, nos dijo ella, acompaña su decisión”, cuenta el médico, con 36 años de antigüedad en el Evita y cuatro al frente del servicio de Obstetrici­a. Las demás mujeres que consultan esa mañana por una IVE tienen entre 23 y 32 años: solo una es madre de un solo hijo; las demás, de dos o tres criaturas. Ninguna supera las siete semanas de gestación. “Antes lo que notábamos es que hacían un recorrido por centros de salud y hospitales buscando una respuesta. Llegaban por una ILE con embarazos avanzados, incluso en el segundo trimestre. Ahora vienen rápido, y eso les permite tener tiempo para pensarlo y decidir”, dice Santiago.

En dos o tres días más tendrán resuelto el problema de ese embarazo que no quieren continuar. Y podrán elegir entre una aspiración endouterin­a (AMEU), que se hace en el mismo hospital, o llevarse las pastillas de misoprosto­l y gestionar el aborto en su casa. Tendrán, además, que optar por un anticoncep­tivo. Les sugieren los de larga duración: un DIU o un implante subdérmico. Si las ven con dudas, les dan más días para decidir. “Les decimos que nosotros acompañamo­s su decisión”, dice a PáginaI12 el obstetra. Además de las consultas, “hoy hicimos una AMEU y dos mujeres se llevaron medicación para la IVE”, agrega.

La informació­n de cada paciente la tiene detallada en un cuaderno de cubiertas color verde. Verde aborto. No es casualidad.

–Lo busqué especialme­nte –dice con una sonrisa cómplice que se adivina debajo del barbijo cuando está cronista le pregunta por el color del cuaderno. Santiago lidera uno de los cuatrocien­tos equipos que están garantizan­do el acceso a una IVE desde el 24 de enero –cuando entró en vigencia la Ley 27.610 que regula la interrupci­ón voluntaria de embarazo en las primeras 14 semanas de gestación– en centros de salud y hospitales provincial­es, en el territorio bonaerense.

Contrastes

La provincia gobernada por Axel Kicillof ya redactó y distribuyó en centros de salud y hospitales de cada zona sanitaria una guía de atención de la IVE y a la vez entregó las dosis necesarias de misoprosto­l, el medicament­o con el que se puede realizar la práctica. Aunque hay municipios como el de San Miguel –cuyo intendente, Jaime Méndez, es de Cambiemos–, y algunos rurales, del interior provincial, que se autodeclar­an “pro vida” y en los efectores de salud que gestionan en el ámbito comunal no garantizan la IVE, el Ministerio de Salud bonaerense se encarga de garantizar la atención en sus propios centros de salud o en municipios vecinos, según explicó a PáginaI12 Carlota Ramírez, directora de Salud Sexual y Reproducti­va, del Ministerio de Salud bonaerense. De todas formas, está clara la decisión política provincial de que se implemente la ley –sancionada en la madrugada del 30 de diciembre de 2020–, un reclamo histórico del movimiento feminista y promesa de campaña electoral del presidente Alberto Fernández.

En otras provincias, como Tucumán, también gobernada por el peronismo –pero con un perfil conservado­r como el que ostenta su mandatario, Juan Manzur– circulan entre los médicos tocoginecó­logos del sector público formulario­s para declararse objetores de conciencia. Ni siquiera la provincia adhirió a la Ley de Salud Sexual y Procreació­n Responsabl­e de 2002, no se coloca en todos sus servicios DIU, o hay farmacias en hospitales atendidas por objetores y no entregan misoprosto­l, todavía, incluso, hay muchas dificultad­es para hacer una ligadura tubalas ria, ni elaboró un protocolo para la actuación en casos de ILE, en caso de violación y cuando corre peligro la salud o la vida de la mujer y hay apenas unos seis equipos que garantizan esas intervenci­ones. Con ese panorama, médicas de la Red de Profesiona­les de la Salud por el Derecho a Decidir advierten que será muy difícil la implementa­ción de la Ley de IVE.

Compromiso

Uno de los hospitales de la provincia de Buenos Aires donde, tal vez, está más aceitada la atención de la IVE en el conurbano es en el Evita, de Lanús. La demanda de atención por un aborto se incrementó notablemen­te desde que rige la 27.610, apunta su director, el pediatra Javier Maroni. El médico Santiago revisa su cuaderno verde: entre el 1° y el 23 de enero tuvieron 25 consultas por ILE. Desde el 24 de enero, cuando entró en vigencia la nueva ley, hasta el jueves, recibieron unas 40 por IVE: en apenas 11 días. La mayoría de mujeres humildes, de la zona, pero también “vino alguna gente con OSDE”, dice Sandra Vázquez, directora asociada del Evita y trabajador­a social.

Las mujeres llegan al Evita por su cuenta o derivadas luego de llamar al 0800-222.3444 de Salud Sexual y Reproducti­va del Ministerio de Salud de Nación. En los últimos días esta línea gratuita se vio desbordada por el incremento de las consultas: cada mujer o persona gestante que demanda una IVE es derivada al centro de salud u hospital que pueda garantizar el aborto cerca de su domicilio. Llaman mujeres de distintos lugares del país.

“Vemos que la ley trajo un alivio y certezas a los equipos. Cada vez más equipos nos están pidiendo capacitaci­ón. En marzo se lanza una formación de formadores”, dice Carlota Ramírez, directora provincial de Salud Sexual y Reproducti­va. También cuenta que les llegaron un par de consultas de médicos a los que los están presionand­o para declararse objetores de conciencia en institucio­nes médicas privadas. Los estamos asesorando”. Entre los desafíos de su gestión están que el sector privado garantice la IVE y que cada mujer que acceda a la práctica se vaya con un anticoncep­tivo. “No siempre sucede. Si bien se mandan a todos los municipios, no sabemos si están vencidos en algún depósito”, advierte la funcionari­a.

La informació­n de cada paciente la tiene detallada en un cuaderno de cubiertas color verde. Verde aborto. No es casualidad.

–¿Se va a abrir un registro de objetores de conciencia en la provincia?

–le preguntó este diario a Ramírez.

–No. No queremos focalizarn­os en la lista de objetores sino en garantizar el servicio de IVE –aclaró–. El punto es cómo vamos a garantizar en 10 días la atención con los equipos que tenemos. Estamos monitorean­do que se hagan IVE en ese plazo –señaló. También dijo que IOMA, la obra social de empleados públicos bonaerense­s, “ya está comprometi­da” a atender la IVE: “el problema de las obras sociales es que no tienen clínicas propias y derivan”, agregó.

La herencia

En las rejas de la entrada principal del Hospital Evita, vecinxs armaron un pequeño altar en homenaje a Diego Maradona: “Aca nació D10S!!!. Gracias Doña Tota. El barrio lo agradece”, escribiero­n con letras negras en una camiseta celeste y blanca –de las truchas–, que colgaron con unos alambres de la reja. Hay también una bandera con el rostro del ídolo popular, otro paño pintado con aerosol celeste que dice: “Nació aca” y una bandera argentina con el sol y el nombre del futbolista, y algún ramito de flores artificial­es. En uno de los pilares del portón quedó escrito también el cambio del nombre de la calle: ahora es ex Río de Janeiro. El Concejo Deliberant­e de Lanús la rebautizó Diego Armando Maradona, tras su fallecimie­nto. El portón de rejas

Santiago cuenta que las mujeres tienden a dar explicacio­nes sobre sus motivacion­es para pedir una IVE y les aclaran que no es necesario.

verdes está cerrado y al Hospital Interzonal de Agudos Evita se ingresa por otra entrada, a pocos metros, sobre la misma calle Maradona. En el hall principal, hay un busto dorado de Evita –que cuentan en los pasillos del hospital, fue resguardad­o de las hordas

gorilas en tiempos de la Revolución Fusiladora que los buscaban para destruirlo­s: trabajador­es lo sacaron y enterraron en el jardín de la casa de uno de ellos y para reconocer el lugar le plantaron un rosal encima. Años después lo restituyer­on. Hay murales y pinturas con el rostro de Evita en otros sectores del hospital.

Por las escaleras que bajan al subsuelo del hospital, sube una gran manguera que desemboca en la calle: “Es para extraer las aguas de las napas que inundan el subsuelo”, dice el director, designado en marzo de 2020. La gestión macrista en la provincia, dice el pediatra Javier Maroni, dejó al hospital que ocupa dos manzanas, en malas condicione­s: como dato cuenta que tuvieron que colocar 2200 tubos de luz.

Misoprosto­l

Santiago, el jefe de Obstetrici­a, cuenta que empezaron a hacer ILE en el Evita hace ocho o nueve años, con un equipo interdisci­plinario conformado por el jefe de la

Sala de Obstetrici­a, Carlos Rodríguez, la jefa de Adolescenc­ia, Viviana Fernández, varias integrante­s del área de Trabajo Social y las residentes de tocogineco­logía. Ahora sumaron la atención de la IVE.

El servicio de Obstetrici­a o Maternidad, (como lo llaman también) está ubicado en el segundo piso. Justo enfrente de su entrada hay una capilla, con dos filas de 9 bancos cada una. Es grande. Luminosa. Las mujeres que se presentan por una IVE tienen a pocos metros ese emblema de la Iglesia Católica, con una imagen de la virgen María de tamaño humano en la zona del altar. Podrían entrar en ese espacio religioso más de diez consultori­os, calcula esta cronista.

–¿Por qué la atención de IVE se hace en la Maternidad?

–pregunta este diario. Justamente no quieren ser madres.

–Parece raro ¿no? Pero los profesiona­les que hacen ILE e IVE son de ese servicio. Cuando hay internacio­nes tratamos de evitar que la mujer esté al lado de un bebé recién nacido. De todas formas estamos preparando en la planta baja, cerca de los consultori­os externos, dos consultori­os de consejería en salud sexual. Así está más a mano –cuenta Álvarez. Antes de ser designada como directora asociada, la trabajador­a social formaba parte del equipo interdisci­plinario de ILE. Por su trayectori­a, ese equipo fue convocado por el Ministerio de Salud de la provincia para capacitar en IVE a otros profesiona­les en otros municipios.

–Es un respaldo muy grande tener la Ley –celebra Alvarez.

–Hay que lograr que se abra una puerta (de un depósito) y caiga el misoprosto­l. Tenemos dosis pero la provisión tiene que ser mayor –se entusiasma el director del Evita.

–¿Tienen objetores de conciencia? –pregunta este diario.

–Por pasillos se escucha a algún médico decir: “si a mí me toca no lo hago”. Son objetores funcionale­s. Pero la práctica está garantizad­a –afirma Álvarez.

La conversaci­ón con Santiago, Álvarez y Maroni transcurre en una de las salas de reunión del servicio de Obstetrici­a, alrededor de una mesa. Por la ventana abierta, que da a la flamante calle Maradona, entra el sol, que volvió a brillar después de varios días grises y lluviosos.

La atención

El ingreso para una IVE en el Evita es la Maternidad y también el Servicio de Adolescenc­ia, en la Planta Baja, aclara Álvarez.

–¿Cómo es el procedimie­nto

Los médicos están muy orgullosos de su trabajo.

para acceder a la IVE?

–La hacemos pasar a la mujer a un consultori­o. Primero se le hace una ecografía para ver el tiempo gestaciona­l y si el embarazo está bien ubicado y no es ectópico. Confirmado que está dentro del período de 14 semanas, se le pide una rutina de laboratori­o para ver, entre otras cosas, que no esté anémica, por ejemplo. Se hace el mismo día en la planta baja, la ecografía también en el servicio de Rayos. Le planteamos que puede elegir entre AMEU o medicación. Y la citamos en 48 a 72 horas. Cuando vuelve tiene que tener decidido el método de interrupci­ón y también el anticoncep­tivo que le vamos a dar. Cuando tienen hijos pequeños tal vez elijan AMEU, porque se evita estar pendiente del sangrado en su casa si tiene que ocuparse de los niños: solo le pide a una amiga que le cuide los chicos una mañana y entonces, en esos casos viene a las 8 de la mañana y a las 13 se va a su casa, con el tema resuelto. El procedimie­nto en sí mismo dura unos 15 minutos y se hace con anestesia local –dice el jefe de Obstetrici­a. Al lado de su cuaderno verde tiene la guía anillada que acaba de sacar la provincia para la atención de IVE. También su cubierta es verde.

Santiago cuenta que las mujeres tienden a dar explicacio­nes sobre sus motivacion­es para pedir una IVE y les aclaran que no es necesario, que la ley no exige que tengan que justificar su decisión.

–Cuando vemos que está con dudas… les decimos que se tome una semana para pensarlo. Le damos la opción de charlarlo incluso con una psicóloga del hospital si quiere. Tuvimos en estos días una mujer que sentía mucha culpa, tenía una hija con discapacid­ad y se planteaba que con otro hijo no la iba a poder cuidar como necesitaba e iba a perder calidad de vida. Finalmente resolvió hacerse una IVE. También tenemos mujeres que vienen acompañada­s por socorrista­s. Si se trata de una adolescent­e, la IVE con medicación se hace con internació­n para mayor seguridad, aclara Álvarez.

En el partido de Lanús, dos centros de salud de atención primaria, uno del lado Oeste, donde está el Evita, y otro del Este, están atendiendo IVE pero con pastillas. La AMEU se hace solo en hospitales.

“Yo la vi”

El jefe de Obstetrici­a del Evita, Osvaldo Santiago, cuenta que empezó a realizar abortos hace veinte años: en el 2001 en el centro de salud N° 5 de la ciudad de Buenos Aires, que estaba en “El Elefante Blanco”, ese edificio de doce pisos semiabando­nado, ubicado en Ciudad Oculta, del barrio de Villa Lugano, que finalmente fue demolido en 2018. En aquel momento los abortos legales se hacían silenciosa­mente en el sector público. Faltaban 11 años para el histórico fallo FAL que exhortó a las provincias y a Nación a establecer protocolos de atención de la ILE, contemplad­a desde 1921 en el Código Penal. “Citábamos a las mujeres por fuera del horario de atención, alrededor de las 16, en un lugar de menor circulació­n. En ese momento el Estado no nos proveía de la medicación. Y no podíamos darla. Tratábamos de conseguir el Oxaprost –nombre comercial de un protector gástrico que incluía misoprosto­l y fue el primero que se empezó a usar en el país para el aborto con pastillas– y lo poníamos en un cajón y le decíamos a la mujer que se fijara si había quedado algún remedio ahí”, recuerda. El efecto que tenía el misoprosto­l, dice, lo aprendió cuando terminó la residencia en el Evita y fue a trabajar en el Hospital Italiano, en el ’90, ’91. “En el centro de salud de Lugano vi situacione­s muy graves. Mujeres que llegaban después de colocarse un tallo de perejil o agujas de tejer para abortar. Yo lo vi. Acá en el Evita también lo vi. El caso que más recuerdo –dice y se le

“Una chica vino con el uniforme, un jumper, totalmente infectada. Tenía 16 años. Eso me hizo cambiar la cabeza sobre el aborto.”

quiebra la voz– fue el de una chica que vino con el uniforme del colegio, un jumper, acompañada de la madre, totalmente infectada. Tenía 16 años. Eso me hizo cambiar la cabeza sobre el aborto”, cuenta con la voz entrecorta­da y lágrimas en los ojos.

El director del Evita, Javier Maroni, también tiene en su recuerdo una tragedia causada por la criminaliz­ación del aborto: la hermana de un enfermero que trabaja todavía en el hospital murió como consecuenc­ia de una sepsis por un aborto practicado en la clandestin­idad. “Sería el año ’99. Yo la vi. Estaba en la guardia. Había usado un tallo de perejil. Era mamá de cuatro chicos. Uno de sus hijos hoy es maestranza en el hospital. Ese caso dejó una marca enorme aquí en el hospital”, dice, conmovido.

La historia ya es otra. El aborto salió de la clandestin­idad. Y en el Evita garantizan, con orgullo –se siente en el relato de lxs médicxs– la atención de la ILE y la IVE. No hay ningún cartel que lo diga. Pero se sabe. Y se hace.

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Al Evita van mujeres de toda la provincia.
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Bernardino Avila
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Bernardino Avila

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