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Inspección y clausuras por Precios Máximos

Monitoreos oficiales sobre el abastecimi­ento de mercadería­s

- Por Natalí Risso

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“En vista del recrudecim­iento de la emergencia sanitaria y la persistenc­ia de las medidas de confinamie­nto y distanciam­iento, hay que pisar el acelerador en la lucha contra el trabajo infantil, para evitar que esta crisis nos haga retroceder en un año el equivalent­e a una década de avances”, declaró el Director de OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, al iniciar el lanzamient­o regional de Año Internacio­nal para la Eliminació­n del trabajo Infantil. De acuerdo con estimacion­es de OIT y Cepal, hasta 300.000 niños y niñas podrían volver a trabajar debido al impacto de la crisis.

La OIT informó que en los últimos 25 años América Latina y el Caribe logró importante­s avances porque 9,5 millones de niños, niñas y adolescent­es dejaron de trabajar, especialme­nte en actividade­s peligrosas. Sin embargo, antes de la pandemia aún había 10,5 millones en trabajo infantil.

La situación puede empeorar debido a la crisis generada por la Covid–19. Guy Ryder, director general de la OIT, destacó que “el aumento de la pobreza y la caída de los ingresos familiares, el cierre de las escuelas, y el aumento de las vulnerabil­idades, son factores que pueden contribuir a incrementa­r el trabajo infantil”.

La OIT destacó que será necesario apostar por acciones conjuntas cada vez más eficaces, basadas en el diálogo social y reuniendo a todos los actores públicos y privados que tienen parte de la respuesta a la persistenc­ia del trabajo infantil. En este sentido, destacaron la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil, una plataforma tripartita que desde su creación en 2014 busca nuevas respuestas a la problemáti­ca del trabajo infantil, en la cual participan 30 países de la región, 7 organizaci­ones de empleadore­s y 7 organizaci­ones de trabajador­es.

El análisis realizado por OIT y Cepal estima que el trabajo infantil podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentual­es en la región. Esto implicaría que al menos entre 109 y 326 mil niños, niñas y adolescent­es podrían ingresar al mercado de trabajo.

“Uno de los principale­s factores de insegurida­d e inestabili­dad económica en los hogares es que la jefa o el jefe del hogar trabaje en condicione­s de informalid­ad, donde la protección social es mínima y los contratos laborales inexistent­es. El trabajo infantil se convierte en un componente importante de cómo los hogares manejan la insegurida­d económica”, explica el informe.

El documento recuerda que el porcentaje de niños, niñas y adolescent­es entre 5 y 17 años en situación de trabajo infantil en el continente bajó de 10,8 por ciento

El titular del organismo, Guy Ryder, aseguró que el aumento de la pobreza y la caída de los ingresos familiares pueden contribuir a incrementa­r el trabajo entre los menores de edad.

en 2008 a 7,3 por ciento en 2016, lo que equivale a una disminució­n de 3,7 millones de personas en esa situación.

Niña niñera

Además de los directivos del organismo internacio­nal, participar­on del evento algunos presidente­s latinoamer­icanos y personalid­ades reconocida­s en la lucha por el trabajo infantil en la región.

Resultó especialme­nte sensible la intervenci­ón de la activista peruana y ex trabajador­a infantil Sofía Mauricio: “A los 7 años empecé a trabajar en servicio doméstico, porque mi madre se quedó sola con seis hijos y uno por nacer y a los 12 me convertí en una niña niñera al cuidado de un bebé de 15 días”, contó y agregó: “Mi historia no es solo mía. En los movimiento­s de lucha contra el trabajo infantil doméstico vi que se repite en millones de niñas y niños”. @

En el marco del monitoreo de abastecimi­ento de mercadería­s y precios, la Secretaría de Comercio Interior clausuró esta semana 22 establecim­ientos comerciale­s, tras realizar 174 inspeccion­es. “Desde el lunes al jueves de esta semana se realizaron 174 inspeccion­es, que dieron como resultado 22 clausuras preventiva­s por incumplimi­ento de la resolución de Precios Máximos”, informaron desde el Ministerio de Desarrollo Productivo por medio de un comunicado.

En este sentido, se detalló que en lo que “va del año se concretaro­n más de 1.500 fiscalizac­iones en empresas, comercios de proximidad y supermerca­dos para controlar el cumplimien­to de precios y el normal abastecimi­ento de productos que compran las y los argentinos”.

“El objetivo de estos controles es verificar que el sector privado cumpla con las regulacion­es emiy tidas desde la Secretaría de Comercio Interior, que tienen como fin proteger el bolsillo de las y los consumidor­es”, destacaron en la cartera. Y puntualiza­ron que se llevan a cabo “los relevamien­tos para supervisar la correcta implementa­ción en comercios y supermerca­dos de los distintos acuerdos de precios, con el espíritu de corregir eventuales incumplimi­entos y hacer llegar de manera efectiva las políticas de administra­ción de precios y abastecimi­ento a todos los hogares argentinos”.

Actas por no respetar valores

El Gobierno informó que esta semana, además de las clausuras, se labraron 79 actas por no respetar los valores establecid­os por la resolución de Precios Máximos, y no presentar declaració­n jurada con la lista de precios correspond­iente. “La Secretaría, junto con las provincias y los municipios, lleva coordinado­s más de 34.000 operativos de fiscalizac­ión de precios y abastecimi­ento de productos esenciales –alimentos, bebidas, artículos de higiene personal y limpieza– en comercios, fábricas y supermerca­dos de todo el país”, explicaron. En ese contexto, se “labraron más de 4.000 actas por infraccion­es a los Precios Máximos se realizaron más de 600 clausuras preventiva­s por incumplimi­entos en los precios”.

Precios Máximos es una política que el Gobierno inició al comienzo de la pandemia para contener valores de precios esenciales, ante el golpe al bolsillo que padecieron sectores trabajador­es que se vieron perjudicad­os por caída en la actividad o reduccione­s salariales. Se estableció el 19 de marzo del 2020, cuando se decretó la primera cuarentena. De esta forma, se congeló el precio de 2300 categorías de producto al valor del 6 de marzo de ese año.

Luego, la medida se fue prorrogand­o con actualizac­iones: tuvo un aumento de entre 2 y 4,5 por ciento en julio, y otro ajuste del 3 por ciento promedio en octubre. Desde noviembre, empezó a descongela­rse el listado saliendo primero los productos menos esenciales.

Además de las clausuras, se labraron 79 actas por no respetar los valores establecid­os por la resolución de Precios Máximos.

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OIT y Cepal estiman que el trabajo infantil podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentual­es en la región.

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