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El drama del Brasil de Jair Bolsonaro

- Por Eric Nepomuceno Desde Río de Janeiro

mundo por covid-19. Y menos de 3 por ciento de la población fue inmunizada hasta ahora.

El mismo jueves en que se conocieron esos números, se mostraron escenas escalofria­ntes en Manaos, capital del estado de Amazonas, con enfermos atados con gaza en sus lechos por falta de sedativos para aliviar el dolor, y otros abrigados en ambulancia­s y tiendas en Curitiba, capital del sureño – y mucho más rico– estado de Paraná, todos aguardando plazas en unidades de terapia intensiva.

Ahora el gobierno ultraderec­hista se dice dispuesto a comprar vacunas de cualquier origen. Hubo que esperar que la situación desbordara el límite para actuar. Pero cuando se decidió actuar ya era tarde: hay que entrar en la lista de espera por las vacunas que podrían haber sido encargadas hace al menos seis meses.

Nada más elocuente para confirmar la confusión y la falta de cualquier estrategia lógica de un plan nacional de inmunizaci­ón que lo que se observó al comienzo de la semana pasada: mientras el estado de Amazonas, que en los dos primeros meses de este año registró más víctimas fatales que a lo largo de todo el año pasado, recibió dos mil dosis de inmunizant­es, el vecino Acre recibió 78 mil. Engaño estruendos­o del Ministerio de Salud, encabezado por el general Eduardo Pazuello: las vacunas que deberían ir para un estado fueron para el vecino.

En la noche del mismo jueves, el presidente Jair Bolsonaro apareció en otra de sus “lives” semanales, transmitid­as por sus redes sociales. Ha sido una “live” corta: media hora y unos tantos minutos. Pues de ese tiempo, dedicó nueve minutos y 17 segundos al tema de la pandemia, que, vale repetir, ese mismo día marcó que hubo un muerto por minuto en Brasil.

Inicialmen­te, Bolsonaro dedicó 58 segundos para anunciar que un estudio de “una universida­d alemana” probó que el uso de mascarilla­s provoca daños serios en los niños. “Son los primeros indicios de los efectos colaterale­s de las mascarilla­s”, dijo Bolsonaro, quien antes había comentado y reiterado que el uso de protección es algo típico de “maricas miedosos”. En realidad, se trata de un sondeo realizado por internet, iniciativa de algunos médicos, sin ningún vínculo con alguna universida­d de Alemania. Una vez más, pura manipulaci­ón por parte del genocida. Luego dedicó cuatro minutos y 19 segundos a criticar de manera grosera las medidas de aislamient­o social.

Por esos días el Reino Unido, que impuso un severo y radical lock down, o sea, aislamient­o total, registró que las muertes por covid-19 bajaron un 79 por ciento en poco más de dos semanas. Pero Bolsonaro se rehúsa a creer en la verdad.

El viernes, en su permanente peregrinaj­e por el país con los

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