Pagina 12

Las tobilleras guardadas, los violentos sin control

La Justicia usa menos de la mitad de las pulseras o dispositiv­os duales disponible­s en el país para monitorear a varones denunciado­s por violencia de género

- Por Mariana Carbajal

Claudia Beatriz Repetto solía salir en puntas de pie y sin hacer ruido de su casa en Mar del Plata, para evitar que su expareja, Ricardo Alberto Rodríguez, la cruzara en la puerta del PH y la acosara a los gritos para saber a dónde iba, pero en la noche del 1 de marzo de 2020 no llegó a atravesar la línea municipal, porque el hombre la interceptó en el camino, y tras golpearla hasta matarla, enterró su cuerpo en un descampado.

Al cumplirse un año del femicidio, los familiares de la víctima marchan hoy desde las 18 por el centro de la ciudad para reclamar que Rodríguez (57), quien confesó el crimen tras ser detenido 26 días después de la desaparici­ón de la mujer, sea condenado a prisión perpetua.

“Después de un año, toda la familia sigue destrozada. Mamá era única, chiquita, miedosa, super tierna y jodona, y sigue siendo difícil aceptar que le hayan hecho esto. Por eso, no vamos a cansarnos de pedir una condena a perpetua”, dijo a Télam Cristian González, unos los cuatro hijos de la víctima.

Según la investigac­ión del caso, Repetto (53) fue atacada por el acusado en un inmueble del barrio Termas Huinco en el que ambos eran vecinos, mientras un compañero de sus clases de folklore la esperaba afuera en una camioneta para ir a cenar.

De acuerdo a la instrucció­n, cuando su amigo estacionó frente a la casa, ubicada en Don Orione al 1500, recibió un mensaje de texto enviado desde el teléfono ella, que le llamó la atención por las faltas de ortografía: “Estoy muy cansadas otro dia beso. Chua otro dia mejor” (sic). A la mañana siguiente, los hijos de Repetto se enteraron de que su madre no se había presentado en el hotel en el que trabajaba.

Sin resultados pese al uso de botes, buzos y drones, la búsqueda se amplió a distintos puntos de la ciudad, y movilizó a un centenar de efectivos de fuerzas de seguridad provincial­es y federales. En el cuarto día de rastrillaj­es, fueron hallados unos documentos de la mujer en una pila de basura, a unas 20 cuadras de su casa, y personal policial localizó una pala en una zona arbolada de la ruta que conecta Mar del Plata con Miramar.

Finalmente, la noche del viernes 27, los allegados de la mujer lograron lo que los policías no habían podido conseguir: durante sus recorridos y rastrillaj­es paralelos por disconform­idad con la investigac­ión oficial, intercepta­ron a Rodríguez en la vía pública y lo retuvieron hasta que llegó la policía. El acusado confesó el femicidio a la mañana siguiente al ser indagado por el fiscal, y dijo que había enterrado el cadáver en Acantilado­s, a metros del lugar donde había sido hallada la pala tres semanas antes. @

La Justicia usa menos del cincuenta por ciento de las pulseras o dispositiv­os duales disponible­s actualment­e en el país para monitorear a varones denunciado­s por violencia de género. Los jueces y juezas son quienes deben pedirlos y ordenar su colocación en los agresores para controlar si violan una restricció­n perimetral. Pero no lo hacen en la medida en que deberían: quedó en evidencia con los femicidios de Ursula Bahillo, el 8 de febrero en Rojas, provincia de Buenos Aires, y la semana pasada con el de Guadalupe Curual, en Villa La Angostura, Neuquén. Aunque la justicia les había dictado prohibicio­nes de acercamien­to a sus ex parejas –y en el caso de Ursula, incluso, la adolescent­e denunció varias veces que el policía Matías Ezequiel Martínez no las respetaba–, ninguno de los dos tenía una tobillera, como se conoce comúnmente a este dispositiv­o.

“Hasta el momento estos dispositiv­os han demostrado un 100 por ciento de efectivida­d, lo que quiere decir que nunca un agresor logró acceder a la víctima”, destacó la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Losardo, al ser consultada por PáginaI12. Pero todavía hay cuatro provincias, Catamarca, San Luis, Chaco y Formosa que no cuentan con esta tecnología. Desde el Ministerio, explicaron, están avanzando en conversaci­ones para firmar los convenios respectivo­s para entregárse­los. El recurso se está desperdici­ando: aunque no se usen, el Ministerio paga el servicio a la empresa de seguridad proveedora. El monitoreo corre por cuenta de las provincias.

Los dispositiv­os duales permiten que la vigilancia caiga sobre el agresor denunciado. Con el botón antipánico es la víctima la que debe procurar su propia protección activándol­o cuando percibe que está en peligro. Pero por la complejida­d que tiene el problema de la violencia por razones de género, no es posible abordarla con una sola respuesta. Los dispositiv­os duales deberían ser parte de las medidas que disponga la justicia para proteger a las mujeres que denuncian, en contextos de alto riesgo. Pero no la única. “No hay dispositiv­os mágicos que por sí mismos resuelven la situación. Las tobilleras hasta ahora han resultado efectivas pero también nos hemos encontrado con sujetos violentos que no acatan límites. A las tobilleras es preciso trabajarla­s en un marco de políticas integrales que contengan grupos de ayuda mutua para las mujeres, espacios para el trabajo con varones que ejercen violencia, entre otras estrategia­s”, señaló a PáginaI12 Flavia Delmas, subsecreta­ria de Políticas contra las

Violencias por Razones de Género de la provincia de Buenos Aires, en cuya área se abordan los “casos críticos” mayormente detectados a través de las llamadas al 144.

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación entregó 1439 dispositiv­os duales a pedido de 19 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero hasta el 31 de enero apenas estaban “activos” 649, es decir, el 45 por ciento, de acuerdo con un informe oficial al que accedió este diario. Si se tiene en cuenta la cantidad de denuncias por violencia de género, la cifra suena irrisoria tanto de los dispositiv­os disponible­s y mucho más, de los que se usan: solo en 2020 en la provincia de Buenos Aires, la Dirección de Casos Críticos, del Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, se ocupó de 2775 mujeres en situacione­s “de alto riesgo”. Pero más irracional suena el sistema si además el Gobierno nacional tiene que pagar por las pulseras duales enviadas a las provincias cuando ni siquiera jueces y juezas las aplican para prevenir los femicidios.

De las 6597 mujeres que en 2020 denunciaro­n a un varón en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema, que recibe casos ocurridos en el ámbito porteño, el 43 por ciento –es decir, 2780– tuvieron evaluación de riesgo alto o altísimo, precisó a este diario la titular de la OVD, Analía Monferrer.

Más pedidos

Después del femicidio de Ursula Bahillo –que dejó en evidencia una pésima respuesta judicial y del municipio para protegerla

Después del femicidio de Ursula Bahillo, en la provincia de Buenos Aires se multiplica­ron los pedidos de tobilleras duales.

de su expareja–, en la provincia de Buenos Aires se multiplica­ron los pedidos de tobilleras duales: “Desde el 11 de febrero nos llegaron 30 oficios de juzgados solicitand­o el ingreso al programa para agresores. Actualment­e estamos monitorean­do 241 dispositiv­os colocados y hay cuatro más en proceso de inclusión”, informó Delmas. Para el resto del año pidieron 800 pero todavía no las recibieron.

Las tobilleras duales las distri

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina