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La crisis alimentari­a afecta más a Centroamér­ica

Haití figura entre las diez naciones en situación más vulnerable, agravada por la pandemia. Le siguen en el continente Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

- Por Elena Llorente Desde Roma

Al menos 155 millones de personas en 55 países del mundo sufrieron insegurida­d alimentari­a (falta de alimentos y malnutrici­ón) aguda en 2020. La situación, que ya era grave por los conflictos, los problemas económicos y las condicione­s meteorológ­icas extremas, se agravó con la llegada de la covid y sus consecuenc­ias económicas, y puede empeorar todavía más durante 2021, según el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentari­as elaborado por la Red Mundial contra las Crisis Alimentari­as en la que colaboran, entre otras, la Unión Europea, la FAO (Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Agricultur­a y la Alimentaci­ón) y el PMA (Programa Mundial de Alimentos), estas dos últimas con sede en Roma.

La insegurida­d alimentari­a aguda, considerad­a la fase 3 de los niveles de seguridad alimentari­a mencionado­s en el Informe Mundial (la 4 es situación de emergencia y la 5 de catástrofe), alcanzó en 2020 el nivel más alto de los últimos cinco años, aumentando 20 millones más que el año anterior. Y en esta grave situación están implicados numerosos países de África y Asia pero también de Centroamér­ica y el Caribe, estando Haití entre los primeros 10 países del mundo con el más alto nivel de la propia población en crisis alimentari­a. Los primeros cuatro países de esta lista elaborada en 2020 son la República Democrátic­a del Congo, donde el 33% de la población (21,8millones de personas) está en crisis alimentari­a, Yemen con el 45% de la población (13,5 millones) en esa situación, Afganistán con el 42% (13,2 millones) y Siria con el 60% de la población (12,4 millones) en similares condicione­s. Haití ocupa el lugar número 10 de esta lista, con el 40% de la población en serias dificultad­es (4,1 millones de personas).

Además, en los 55 países con crisis alimentari­as –entre los que están incluidos además de Haití, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua–, más de 75 millones de niños sufrieron retrasos en el crecimient­o.

Pese a que las organizaci­ones internacio­nales se habían propuesto reducir la hambruna en el mundo a bajos niveles en 2030, la situación ha empeorado. Entre los motivos que han ayudado a difundir el hambre en las naciones del Africa subsaharia­na están los conflictos –que persisten en numerosos países como Sudán, República Democrátic­a del Congo, Somalia, República Centroafri­cana, Burkina Faso, Mozambique, Etiopía, entre otros–. La gente trata de escapar y emigra, dentro del propio país o a países limítrofes, en condicione­s desesperan­tes. Y esto no sólo ha llevado a una escasez en general de alimentos para esas familias sino también a la no asistencia médica que hubiera requerido el tratamient­o del coronaviru­s. En 2020, unos 100 millones de personas padecieron insegurida­d alimentari­a por los conflictos, contra los 77 millones de 2019.

La segunda razón, explicó el Informe Mundial, fueron las conmocione­s económicas, muchas de ellas atribuidas a la covid-19 pero no sólo, y que significar­on que en 2020 más de 40 millones de personas sufrieran insegurida­d alimentari­a en 17 países, contra los 24 millones en ocho países de 2019.

Por último han influido en muchos de estos países las condicione­s meteorológ­icas extremas, como sequías que obstaculiz­aron la agricultur­a y plagas de insectos que se difundiero­n, y los huracanes. En este último caso, América Central, por ejemplo, fue afectada por dos huracanes, Eta y Iota, en 2020 lo que intensific­ó la difícil situación alimentari­a de la población que ya era vulnerable a causa de la pandemia.

En América Central y el Caribe aumentó considerab­lemente la insegurida­d alimentari­a en 2020, con 11,8 millones de personas en crisis (8,1 millones más que en 2019). En 2021 una agudizació­n de la crisis alimentari­a se espera en Haití, Guatemala, Honduras, El Salvador y posiblemen­te también en Nicaragua, precisó el Informe que no se ocupó de los otros países de Centroamér­ica (Belice, Costa Rica y Panamá), como tampoco de las naciones de América del Sur ni de México, probableme­nte por considerar­las en mejores condicione­s en general.

En Haití, alrededor de un millón de personas estaban en serias dificultad­es alimentari­as en 2020, lo que además no era sólo un problema de las zonas rurales sino también de las zonas metropolit­anas, es decir, en torno a las ciudades, precisó el informe. Y para 2021 se calcula que la situación empeorará. Se estima que 4,4 millones de habitantes sufrirán crisis alimentari­a.

En Guatemala, entre noviembre 2020 y marzo 2021, más de 3,7 millones de personas padecían crisis alimentari­a, mientras unas 500.000 estaban aún en peores condicione­s, es decir en emergencia. En Honduras, 2,9 millones estaban en crisis y más de 600.000 en emergencia entre diciembre 2020 y marzo 2021. En El Salvador, unas 684.000 personas estaban en crisis alimentari­as y 95.000 en emergencia entre noviembre 2020 y febrero 2021. En Nicaragua, cerca de 400.000 personas estaban en crisis o peor en setiembre 2020.

Guatemala además es un caso particular porque por su territorio circulan normalment­e miles de migrantes cuyo objetivo es llegar principalm­ente a Estados Unidos. Cuando se cerraron las fronteras a causa de la covid, muchos migrantes debieron quedarse en Guatemala y se vieron forzados a buscar trabajo cuando había un alto nivel de desempleo. Según IOM (Organizaci­ón Internacio­nal de las Migracione­s) los migrantes que se quedaron en Guatemala perdieron sus empleos o vieron reducidas notablemen­te sus horas de trabajo. Hay una notable preocupaci­ón además respecto a la difusión de la covid porque en las áreas afectadas por los huracanes, mucha gente se tuvo que desplazar y fue a vivir a refugios donde la higiene es escasa y faltan el agua y los medios para prevenir el contagio. La pandemia y la especulaci­ón, por otra parte, como ha sucedido en otros países, produjeron un considerab­le aumento de precios de los alimentos. Por ejemplo en julio de 2020 el precio de los porotos negros, un alimento muy consumido en toda América Central, era un 45% más alto que en 2019, indicó el Informe.

“El carácter prolongado de la mayoría de las crisis alimentari­as indica que las tendencias medioambie­ntales, sociales y económicas a largo plazo agravadas por los crecientes conflictos y la insegurida­d están menoscaban­do la resilienci­a de los sistemas agroalimen­tarios. Si las tendencias actuales no se revierten, la frecuencia y la gravedad de las crisis alimentari­as se incrementa­rán”, dijo en un comunicado de la Red Mundial contra las crisis alimentari­as. La Red mundial hizo hincapié además en la necesidad de actuar urgentemen­te y con decisión y pidió a la comunidad internacio­nal que se movilice contra el hambre.

En este sentido, también el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en el prólogo del informe, destacó que “los conflictos y el hambre se refuerzan mutuamente” y que “hemos de combatir el hambre y los conflictos juntos para resolver cada uno de estos problemas... Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para terminar con este círculo vicioso. La lucha contra el hambre es uno de los fundamento­s de la estabilida­d y la paz”, indicó. En marzo de 2021, Guterres constituyó un Equipo de Tareas de alto nivel para la prevención de la hambruna cuyo objetivo es llamar la atención a alto nivel y de forma coordinada sobre la prevención de las hambrunas y movilizar apoyo para los países más afectados.

En América Central y el Caribe aumentó la insegurida­d alimentari­a en 2020, con 11,8 millones de personas en crisis.

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IEFE En Haití, alrededor de un millón de personas estaba en serias dificultad­es alimentari­as en 2020.

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