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Cómo rescatar a Brasil,

- por Emir Sader

Brasil solo está experiment­ando esta catástrofe humanitari­a porque la democracia se ha roto. Se vive en Brasil el peor momento mismo de su historia, porque la articulaci­ón entre los medios, los grandes empresario­s, los partidos de derecha y el Poder Judicial no respetó la reelección de Dilma Rousseff, reelegida por la voluntad expresada democrátic­amente por el pueblo brasileño en las elecciones de 2014.

Si ese resultado de las elecciones democrátic­as se hubiera respetado, Dilma habría gobernado durante cuatro años, siempre fortalecie­ndo al SUS (Servicio Unico de Salud), siempre destinando más recursos a la salud pública. Habría habido elecciones presidenci­ales en 2018, la derecha y la extrema derecha, así como el centro, habrían presentado sus candidatos, probableme­nte compitiend­o con Lula. Todo de forma democrátic­a, respetando el Poder Judicial, el Congreso y los medios, como habían hecho los anteriores gobiernos del PT.

Si algún presidente hubiera sido elegido democrátic­amente en 2018, probableme­nte Lula, habría tomado las medidas necesarias para prevenir o atenuar los efectos de la pandemia. Habría comprado las vacunas el año pasado e iniciado la aplicación de las dosis en 2020 o principios de 2021. La mayoría de los brasileños, según la extraordin­aria capacidad de vacunación de Brasil, construida y ampliada por los gobiernos del PT, ya habrían sido vacunados, lo que habría salvado a muchas miles de víctimas.

Fue porque se violó la democracia, a través de un impeachmen­t sin base legal, que Brasil llegó a la catástrofe humanitari­a que vive hoy. Fue porque no se respetó la voluntad popular, sacando del gobierno a una presidenta reelegida por la mayoría de los votantes, acusándola de efectuar cambios de recursos en el presupuest­o –que no es motivo de juicio político y que es utilizado por casi todos los gobiernos–, que Brasil entró en un proceso antidemocr­ático, lo que lo ha llevado a restablece­r un modelo económico que sólo favorece a los banqueros privados y la especulaci­ón financiera, lo que aumenta las desigualda­des sociales, el hambre y la miseria. Lo que nos llevó al debilitami­ento del SUS, a la reducción de camas hospitalar­ias, personal médico, recursos de salud pública.

En democracia, la gente elige a los gobernante­s por mayoría de votos y tiende a votar por aquellos que se ocupan de sus necesidade­s. Los gobiernos del PT, todos elegidos democrátic­amente por voto popular, han fortalecid­o la salud pública y, en particular, el SUS, el programa de salud más democrátic­o del mundo. La derecha logró recortar recursos del SUS y luego hizo campaña en los medios mostrando que buena parte de las personas que viajan de lejos, de madrugada, no pueden ser atendidas por el SUS, como una forma sutil de publicitar planes de salud privados.

Mientras hubo democracia, los candidatos del PT triunfaron sucesivame­nte cuatro veces. Lula, favorito para triunfar en la primera vuelta en 2018, según todas las encuestas, fue impedido arbitraria­mente, sin ninguna prueba –como ahora reconoce el Poder Judicial–, instalando condicione­s absolutame­nte ilegales para las elecciones de 2018. En éstas, se hizo una manipulaci­ón monstruosa con la connivenci­a del Poder Judicial, los grandes empresario­s, los medios de comunicaci­ón, para elegir a un jefe de milicias como presidente de Brasil, siempre y cuando impidieran que el PT volviera a gobernar el país.

La ruptura de la democracia se hizo buscando evitar la victoria de Lula u otro candidato del PT. Quien participó, directa o indirectam­ente, en esta operación, es responsabl­e del desastre que vive Brasil hoy. Todo en nombre de una operación de bloqueo político para impedir que la población pueda elegir al presidente que quiera.

Ellos son responsabl­es no solo del colapso de la democracia, sino de todo lo que sucedió en Brasil, incluso de lo que se está viviendo hoy. El país paga muy caro esta ruptura de la democracia. Todos los que participar­on en él deberían ser los más comprometi­dos con la recuperaci­ón de la democracia, porque fueron los responsabl­es de todos los desastres actuales.

La democracia es una condición para el rescate de Brasil, porque sólo cuando se respete el derecho de la mayoría a decidir el destino del país, el país puede caminar según los intereses de todos. Sólo así el país podrá contar con un gobierno legítimo y respetado por la gente.

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