“La unidad no está en discusión”
Mano a mano con el ministro bonaerense Andrés Larroque
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Dicen en el campo que hay que seguir de cerca los movimientos de los cuervos. Prestar atención a sus comportamientos ayuda a predecir las lluvias que se avecinan. Andrés Larroque forma parte de esa especie en la política argentina. “Yo voy a ir a la plaza”, dijo cuando el Gobierno aún zigzagueaba sobre qué hacer con la celebración del 17 de octubre. “Todos somos prescindibles”, sentenció 24 horas antes de que Wado de Pedro pusiera a disposición su renuncia y se desatara la tormenta entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner por los cambios de gabinete. El ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense no sólo gestiona la situación social en la Provincia sino que es una voz autorizada para anticipar los movimientos del cristinismo. También se ofrece como articulador entre los diferentes sectores que componen la coalición gobernante y recorre los barrios con la esperanza de poder en noviembre dar vuelta el resultado de las PASO.
En diálogo con PáginaI12 durante una actividad en San Vicente, el secretario general de La Cámpora no esquivó definiciones. Explicó el origen de las tensiones en el oficialismo y pidió recordar “las proporciones” de poder que fundaron la coalición. Asimismo, destacó como señales positivas el congelamiento de precios y el refuerzo de la Asignación Familiar. Como desafío a futuro remarcó: “Recuperamos el Gobierno, ahora tenemos que recuperar el peronismo”.
–En las recorridas por los barrios, ¿notás el distanciamiento de la sociedad con la política?
–En la previa a las PASO no había notado hostilidad. Después sí nos dimos cuenta que hay apatía. Los militantes te piden fotos pero una gran parte de la ciudadanía está desilusionada.
–¿Hubo un error de cálculo respecto a la valoración electoral del plan de vacunación y los cuidados sanitarios?
–Se encaró la elección en clave pandemia y hubo cierto optimismo desmesurado. Nosotros hicimos advertencias públicas del caso en materia social y no se tuvieron del todo en cuenta. También es un momento muy complejo. El Estado que venía a sanar todo el dolor que había generado el macrismo terminó transformado en un gendarme sanitario y en una posición extremadamente hostil para muchos ciudadanos y ciudadanas.
–¿CFK habló de ajuste? Vos en su momento dijiste que en este contexto no se podía “amarretear”. ¿Cambió eso?
–Hay algunas señales positivas. Es muy alentador cómo Roberto Feletti está encarando el tema precios. También se tomaron
El ministro Andrés Larroque durante una actividad en San Vicente.
medidas como la recomposición de la Asignación Familiar y la monetización de la Tarjeta Alimentar. Esas son muy buenas señales. Desde ya, no es lo único que hay que hacer.
–Martín Guzmán plantea que hay que ser prudente en cuanto a la sostenibilidad fiscal. Que emitir en cantidades que el sistema no puede absorber generar inestabilidades macroeconómicas y eso se traduce en una moneda débil y un Estado débil. ¿Vos cómo lo ves?
–Hay que mirar la cuestión fiscal, pero también hay que mirar a la gente. Si miramos solo uno de los aspectos vamos a estar en problemas. Más en un contexto absolutamente excepcional. Cuando nosotros observamos el comportamiento de otras administraciones de signos ideológicos diversos a nivel mundial, vemos un nivel de inversión y de actividades del Estado que fue mayor al que se realizó en Argentina. Se creía que con eso alcanzaba y no alcanzó. Y no hay que tener miedo ni enojarse si se da esta discusión. La unidad no significa que no haya debate.
–¿Cómo está la convivencia en la coalición? La unidad se sostiene, pero las diferencias internas son marcadas.
–La unidad no está puesta en discusión. Pero con la unidad sola no alcanza, tenemos que dotarla de mayor sentido. La dinámica del FdT se congeló porque se licuó mucho el debate político a partir de la pandemia. En marzo de 2020 pusimos en pausa el desarrollo de ese frente electoral que se transformó en una coalición de gobierno. Lo que necesitamos son ámbitos en donde poder resolver las distintas perspectivas. En algún momento fluyó más, en otro costó más y esas tensiones finalmente se expresaron públicamente que es lo que no nos sirve.
–¿Y cómo se resuelven esos ritmos e identidades diferentes?
–Hay que volver a analizar la génesis del FdT. Quizás el resultado de 2019, la conformación del gabinete al inicio del gobierno o la subida de la imagen positiva de Alberto generó en algún sector una expectativa de tratar de invertir las proporciones que fueron fundacionales del Frente. En esa alteración se empezaron a generar los desencuentros y las tensiones. Desconocer que el Frente se conformó con la convocatoria de Cristina es una tontería.
–¿No hay un problema de origen? Al haber un jefe de gobierno y una jefa política al mismo tiempo.
–Es difícil, pero eran las condiciones que teníamos. La relación entre Alberto y Cristina tiene que ser complementaria. Está mal que Alberto pretenda disputar el rol de Cristina y que Cristina pretenda disputar el rol de Alberto. Ella nunca pretendió eso. Incluso bajó mucho su perfil para que quede claro que él conduce el Ejecutivo. En el medio de toda esta película, aparecieron planteos tendientes a querer ponerlo a Alberto en el rol de liderazgo, yuxtaponiendose al rol de Cristina, y eso no fue útil.
–¿Le faltó épica al Gobierno en estos primeros dos años?
–Recuperamos el gobierno, ahora tenemos que recuperar el peronismo. Un peronismo de cara a la gente. Eso fue un poco de lo que faltó producto de las propias tensiones internas. Hay que ser más ejecutivos, más audaces. Clarificar la agenda. En función de este planteo peyorativo respecto al problema de las formas que tenía Cristina, o lo que ella representaba, el sector moderado es el que tomó mayor preponderancia y pareciera que era un pecado reivindicar las políticas de redistribución del ingreso, las que más identificaron a los 12 años de Néstor y Cristina. Hay que salir de esa trampa que nos construyeron los medios hegemónicos y en la que estuvimos atrapados hasta ahora.
El dirigente de La Cámpora analizó las tensiones en el FdT y pidió respetar “las proporciones” que fundaron la coalición.
–¿Se puede dar vuelta el resultado electoral en noviembre?
–Matemática y políticamente hay forma de revertir o recomponer el resultado. Pero estamos en un momento muy especial. No llegamos a dimensionar el shock emocional que atravesó la sociedad y no tengo tan claro cómo va a evolucionar eso de cara al 14 de noviembre.
–¿Ves posible un acuerdo con la oposición después de las PASO?
–Nosotros siempre vamos a tener la voluntad de hacerlo. Del otro lado, hay sectores que hacen poca política. En realidad remiten a factores del poder económico que son los que en definitiva están buscando tensar. Necesitamos un acuerdo para que exista un país sustentable. Un país que no tiene definido su perfil económico y productivo es difícil de prever cómo va ser su futuro.
–¿Cómo calificás la actitud de los empresarios que no quisieron acordar el congelamiento de precios y hablaron de desabastecimiento?
“Hay que mirar la cuestión fiscal, pero también hay que mirar a la gente. Si no vamos a estar en problemas”. Andrés Larroque
–Espantosa. Alguien que se dedica a la actividad empresarial tiene una responsabilidad social. Por moral y pragmatismo tienen que ser más responsables. Si no lo son, el Estado tendrá que intervenir y el conjunto de la ciudadanía tendrá que expresarse.
–¿Alcanza con pedirle sensibilidad al poder económico?
–Yo no renuncio a eso. Hay casos de empresarios que lo están haciendo. Nosotros no somos antiempresarios. No somos anticapitalistas. Creemos que el capitalismo tiene deficiencias que hay que corregir. Ahora, si el diálogo y el consenso no resuelven las tensiones, nosotros nos vamos a parar con los intereses de las mayorías.