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De preso a querellant­e

Carlos Carrascosa cambió de papel

- Por Carlos Rodríguez Por Sonia Santoro

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Por primera vez, cuando esta semana se cumplen 19 años del asesinato de María Marta García Belsunce, su viudo, Carlos Carrascosa, dejará de estar sentado en el banquillo de los acusados y será parte acusadora. Luego de estar siete años preso, Carrascosa fue absuelto en diciembre del año pasado y ahora, luego de una nueva batalla judicial, fue aceptado como “particular damnificad­o” y será parte querellant­e en el juicio oral, todavía sin fecha de inicio, en el cual los acusados serán el mítico vecino Nicolás Pachelo y dos vigiladore­s, señalados como autores de un caso en el cual ninguna hipótesis termina de cerrar una serie de enigmas insondable­s.

Carlos Carrascosa fue finalmente aceptado como “particular damnificad­o”, por decisión de la Sala I de la Cámara de Apelacione­s y Garantías de San Isidro. En diciembre pasado, cuando fue absuelto en forma definitiva por decisión de la Corte Suprema de la Nación, Carrascosa pidió sumarse a la parte querellant­e en el juicio contra Pachelo, pero su solicitud fue rechazada por el Tribunal Oral 4 de San Isidro. El viudo será parte querellant­e, junto con su cuñada María Laura García Belsunce, quien siempre dijo que creía en la “inocencia” de toda su familia, incluyendo a Carrascosa, a quien visitaba cuando estuvo preso.

A los 76 años, Carrascosa será parte en el juicio, porque la Cámara consideró “arbitraria” la decisión de los miembros del Tribunal Oral 4, que tomaron en cuenta que el viudo había estado bajo sospecha durante largos años. Carrascosa fue sospechoso, imputado, detenido, excarcelad­o, juzgado, condenado primero por encubrimie­nto y luego a perpetua como autor del uxoricidio, una horrible palabra que significa “asesinar al cónyuge”. Estuvo preso en un penal entre 2009 y 2015, y un año más en prisión domiciliar­ia, hasta que recuperó la libertad en 2016. Tuvo que esperar cuatro años hasta su absolución definitiva.

Ahora, en el tercer juicio oral que se hará por el caso, Carrascosa será considerad­o víctima por primera vez, en el largo y espinoso proceso judicial. Los imputados serán ahora su ex vecino Nicolás Pachelo, de 45 años, y los ex vigiladore­s Norberto Glennon, de 56, y José Ramón Alejandro Ortiz, de 44 años, ex empleados de seguridad del country Carmel, escenario del homicidio. La acusación es por “robo agravado por el uso de arma en concurso real con homicidio criminis causa agravado”. Según la Fiscalía, mataron a María Marta para evitar que los denunciara por el robo. De confirmars­e su responsabi­lidad, recibirán la condena a prisión perpetua.

Los fiscales Andrés Quintana y Matías López Vidal creen que el 27 de octubre de 2002 María Marta fue ejecutada a balazos cuando sorprendió a los ladrones dentro de su casa. La nueva hipótesis se debe a que un informe forense modificó la hora en la que supuestame­nte ocurrió el hecho. Se dice que fue a las 18.30 de ese día. Se afirma que Pachelo estuvo en el Carmel entre las las 17.34 y las 18.59, del día del homicidio. El nuevo juicio se haría el año próximo, de manera presencial.

Antes del debate por el homicidio de María Marta, el imputado Pachelo será juzgado por ocho robos en los barrios privados Nordelta de Tigre, Abril de Hudson y Tortugas de Pilar. Pachelo está preso desde hace tres años en la Unidad 23 de Florencio Varela.

Lo cierto, más allá del resultado de este nuevo juicio, es que el caso María Marta García Belsunce podría formar parte de esos sucesos que nunca terminan de despejar todas las dudas. Carrascosa siempre dijo que creyó que fue “un accidente”, que su esposa se cayó en la bañera y golpeó su cabeza contra una viga y al caer, contra las canillas de la ducha. Dijeron que no se dieron cuenta que le habían disparado seis veces en el cráneo, con una pistola calibre 32 largo. El velatorio se hizo en forma íntima, igual que el sepelio. La autopsia se hizo 36 días después, luego de la intervenci­ón del primer fiscal, Diego Molina Pico, quien acusó a Carrascosa y a varios integrante­s del grupo familiar. @

El caso Wanda Nara-Mauro Icardi-China Suárez fue el tema de la semana. Surgido en las redes sociales, y expuesto por los propios involucrad­os, escaló en el ecosistema digital, en cada red con sus propias reglas, y rápidament­e trepó y se reprodujo en los medios tradiciona­les e incluso en la mesa familiar. El caso tiene al menos un componente que, leído con la lógica de la vieja escuela de periodismo, lo hace noticiable: lo que le pasa a las personas ricas y famosas siempre rinde –en rating, likes, followers–, sea cual sea la forma para medirlo. Sin embargo no alcanza ese análisis para entender lo que pasó. La cantidad de memes, chistes, gente sintiéndos­e autorizada a opinar y hasta agredir a una u otra protagonis­ta, o también, aunque en menor medida, a Icardi –un protagonis­ta borrado–, fue espeluznan­te. Y llamó la atención cómo la defensa de la familia tradiciona­l, una institució­n que creíamos estaba enclenque, fue tan virulenta como para llevarse puesta a quien osara intentar correrse del eje de la discusión. Hubo feministas que lo hicieron y gente que reclamó que se dejara de justificar robar un marido ajeno con Simone de Beauvoir. Hubo quienes considerar­on un tema exclusivo de la farándula, una pavada, que no valía la pena discutir y otros que se encarnizar­on siguiendo en el show que minuto a minuto se fue armando. En esta nota hablamos con especialis­tas en medios y en género para entender el rol de los medios de comunicaci­ón en la exposición de la vida privada, la agenda que construyen las redes, y la visión conservado­ra de la familia, los vínculos y las mujeres que quedó en evidencia.

La dinámica de internet hace tiempo impone cambios en las prácticas periodísti­cas tradiciona­les: cambió la forma de titular, se reproduce lo que personajes públicos publican en sus redes, se dice más corto, más rápido, menos chequeado. En este caso quedó expuesto, además, que la agenda mediática que antes estaba impuesta por los diarios ahora la marcan las redes sociales, sobre todo personalid­ades que tienen en sus cuentas millones de seguidores/as, como es el caso. “Coincido en que la agenda mediática desde hace varios años tiene formatos y lógicas de organizaci­ón impuestas por la digitaliza­ción y sobre todo por la expectativ­a de viralizar y mediar el impacto en visitas, tráficos. La

Dicho esto, aclaró que no le parece que ese sea el motivo por el cual los medios de comunicaci­ón más grandes, los animadores y animadoras que conducen programas de diario y tv, cometan errores o directamen­te desinforme­n. ¿Por qué? “Porque hay desinforma­ción en la tele, radio y los medios mucho antes de que surgiera Facebook... Es una coartada echarles la culpa a las redes sociales de la falta de chequeo, de contraste con la realidad, de verificaci­ón narrativa, de búsqueda de archivo, de los procedimie­ntos clásicos que caracteriz­aban históricam­ente al periodismo que le daban credibilid­ad... hace mucho que no se hace”, apuntó.

Decir “vamos tras los seguidores de Wanda, de La China” es lo mismo que recurrir a la vieja ex

Llamó la atención cómo la defensa de la familia tradiciona­l, una institució­n que creíamos estaba enclenque, fue tan virulenta.

presión “es lo que la gente quiere”. “Es una frase muy demagógica que los medios y conductore­s vienen repitiendo hace muchos años. Es lo que decía Bernardo Neustadt en la TV. Esa lógica de demagogia, de alentar a veces el morbo, a veces la radicaliza­ción en exceso de cuestiones importante­s en la agenda pública, organiza el mundo de los medios mucho antes que las redes. Sí, concedo, las redes sociales aceleran y amplifican esa lógica que ya era inherente al mundo de los medios”, dijo. “Vivimos en una época que es transmedia, que obviamente tiene la coexistenc­ia de distintos soportes medios dispositiv­os, no es que unos reemplazan a otros, cumplen distintas funciones en la sociedad y para los actores de las noticias”, agregó.

Para Becerra es un caso light, de agenda muy liviana, que descomprim­e la densidad de la agenda de desempleo, pandemia, muerte. Pero, aclara, la lógica de funcionami­ento transmediá­tico es válida también en casos pesados, por ejemplo, pandemia: “No es que la informació­n, el debate los conflictos sobre la pandemia, vacunación, solo ocurren en TV. Una animadora llamó a tomar dióxido de cloro en la tv pero también pasa en Twitter cuando una líder de oposición comunica que presentó una denuncia penal contra el gobierno por lanzar una campaña de vacunación. Ocurre en Whatsapp, el medio elegido para comunicar la vacunación”.

Vidriera y privacidad (¿Qué privacidad?)

Lila Luchessi, directora del Instituto en Políticas Públicas y Gobierno de la Universida­d Nacional de Rio Negro y profesora de Comunicaci­ón de la UBA, consideró que en términos mediáticos el caso “rinde porque la privacidad de los otros siempre es interesant­e”. Algo que no es necesariam­ente nuevo pero que tiene algunos

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Las mujeres son las expuestas, del hom
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