Pagina 12

¿La más alta del año?

Panorama Económico

- Por David Cufré Por Javier Lewkowicz

El Indice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre subió más de lo previsto por el Gobierno, que ya era mucho. Con impulso del rubro más sensible, alimentos y bebidas, que trepó entre 8,3 y 8,5 por ciento, el mes pasado puede haber marcado la inflación más alta del año. Hasta ahora ese record se produjo en julio, cuando se ubicó en 7,4 por ciento, pero el gabinete económico no descarta que esa cifra resulte igualada o incluso superada en la presentaci­ón del próximo indicador, el viernes 14.

Los datos de alta frecuencia que manejan los funcionari­os anticipan el mal trago de septiembre. Será el tercer mes consecutiv­o arriba de 7 por ciento y para octubre no se espera un descenso apreciable. La preocupaci­ón creciente es que los números de inflación puedan seguir subiendo en lo que resta del año, con una escalada hasta los dos dígitos en algún mes y a los tres dígitos en el global de 2022.

El hilo en Twitter que publicó Cristina Fernández de Kirchner a mitad de semana toma en cuenta esa situación. Sus primeros comentario­s sobre la gestión económica desde que Sergio Massa asumió como ministro fueron para advertir que “se necesita una política de intervenci­ón más precisa y efectiva sobre las empresas alimentari­as”.

El aumento de la indigencia en el primer semestre al

8,2 por ciento, desde el 8,8 del segundo semestre de

2021, “evidencia el impacto del fuerte incremento en los precios de los alimentos”, precisó la vicepresid­enta.

“Está más que claro que estamos ante un fenómeno de inflación por oferta y no por demanda”, agregó, para concluir que “las empresas alimentari­as han subido muy fuerte sus márgenes de rentabilid­ad”.

Por lo pronto, el 8,3 a 8,5 por ciento de alza en alimentos y bebidas durante septiembre se convertirá en el mayor registro para ese rubro en lo que va del año. Los balances de los principale­s formadores de precios en el sector reflejan ese comportami­ento con ganancias extraordin­arias.

Desorden cambiario

El viceminist­ro de Economía, Gabriel Rubinstein, coincidió con Cristina en que “los márgenes brutos empresaria­les subieron exageradam­ente” y que es preciso “una caída razonable de esos márgenes” para bajar la inflación.

Sin embargo, el funcionari­o expresó un contrapunt­o con CFK sobre los motivos que llevaron a esa apropiació­n de rentas por parte de empresas concentrad­as. Lo atribuyó antes que nada al “desorden cambiario” y planteó que la solución en la que trabaja el equipo económico es “mejorar el sistema cambiario”.

“La culpa del desorden cambiario, las altísimas brechas, la obligación a financiars­e a 180 días para importar, cupos, etc., etc., no la tienen las empresas. Aunque haya abusos normativos y corrupción, es nuestra responsabi­lidad (gobierno) que todo esto mejore. En eso estamos”, remarcó Rubinstein.

“El impulso monetario de origen fiscal”, agregó, es lo que empuja la inflación. Y para remediarlo se necesita bajar el déficit de las cuentas públicas. Mientras más rápida sea la corrección del desequilib­rio, insistió, más rápido retroceder­á la inflación.

Como se observa, la vicepresid­enta está reclamando que le ajusten las clavijas a las empresas alimentari­as, en tanto el equipo de Massa se inclina por un ordenamien­to macroeconó­mico que oriente la inflación a la baja con señales fiscales y monetarias, que al mismo tiempo acompañen una normalizac­ión del mercado de cambios.

Más acuerdos

la inercia inflaciona­ria. La falta de acuerdo en este punto dentro del Frente de Todos lo torna más difícil. Lo que sí buscará Massa es avanzar con nuevos arreglos puntuales para moderar o retrasar las subas, como se hizo con textiles y laboratori­os.

Esa política no impidió que la inflación llegara adonde llegó. Y el propio proyecto de Presupuest­o para 2023 estima una inflación del 60 por ciento. Es la expectativ­a que el Gobierno considera “realista”.

Para el oficialism­o, con ese resultado es prácticame­nte imposible aspirar a ganar las elecciones, según evalúa la casi totalidad de dirigentes del espacio.

Importacio­nes y turismo

La estrategia principal seguirá siendo defender las reservas del Banco Central para neutraliza­r corridas especulati­vas que provoquen una devaluació­n descontrol­ada.

Massa anticipó este viernes que la próxima semana anunciará nuevos mecanismos de control sobre las importacio­nes. El objetivo es reducirlas entre 1000 y 1500 millones de dólares por mes, desde los casi 8000 millones que se destinan actualment­e.

La otra medida defensiva será el incremento del tipo de cambio para quienes hagan turismo en el exterior. El Gobierno ya tomó la decisión política de dar ese paso, pero los funcionari­os siguen sin terminar de calibrar la instrument­ación.

En agosto la salida de divisas (bruta) por viajes, pasajes y otros gastos con tarjeta rozó los 800 millones de dólares, el mayor valor para este mes desde 2017. Como se planteó en este espacio la semana pasada, la estimación oficial es que durante el mundial de Qatar la cifra podría escalar a un rango de 1300 a 1500 millones de dólares si no se toman medidas.

El encarecimi­ento del turismo en el exterior, en cambio, intentará reducir la cifra en unos 200 millones de dólares mensuales de aquí en más.

Desdoblami­ento cambiario

“Hay un consenso muy fuerte que desde el punto de vista macro hay que devaluar porque con este tipo de cambio no se genera el ingreso de divisas suficiente para las reservas. Pero también hay un consenso muy fuerte de que es imposible devaluar por el traslado a precios y el impacto social”, describen en el gabinete económico.

Una devaluació­n con la debilidad política del Gobierno, con pocas reservas en el Banco Central y con las cuentas fiscales en desequilib­rio para una movida semejante puede terminar muy mal, analizan los funcionari­os.

Pero también consideran que sin un régimen cambiario diferente, los riesgos de afrontar un 2023 de corrida en corrida, con los enormes perjuicios que ello ocasiona, son elevados.

La conclusión que sacan algunos de los economista­s del Gobierno es que la solución es optar por el mal menor, que sería un desdoblami­ento del mercado de cambios, con un dólar para el comercio exterior y otro financiero, libre, para turismo y atesoramie­nto.

Lo consideran un mal menor porque su funcionami­ento es complicado y da lugar a maniobras especulati­vas para saltar de un mercado a otro, pero en las circunstan­cias actuales serviría para ordenar el escenario del dólar y aportar en el combate a la inflación, interpreta­n.

Octubre será un mes clave para ese tipo de definicion­es, aunque se la estudia para enero. Mientras tanto los precios no paran y en septiembre podrían haber anotado la mayor suba del año.

I◢

El ministro de Economía, Sergio Massa, presentó los resultados obtenidos por el “dólar soja” y dio por concluida la medida. La venta total de la cosecha acumuló 8123 millones de dólares en los 25 días en los que estuvo vigente el régimen, de los cuales ya se liquidaron 7646 millones. El resto de la liquidació­n de las operacione­s ya cerradas se concretará en los próximos días.

Además, el jefe de Hacienda adelantó que el lunes próximo se van a presentar dos fondos de apoyo a pequeños y medianos productore­s y economías regionales y que en los días siguientes hará lo propio con un programa de beneficios para los sectores económicam­ente más vulnerable­s. También anticipó que se viene un nuevo esquema de control de las importacio­nes. Habrá nuevas medidas de promoción para sectores exportador­es, aunque Massa descartó replicar un dólar diferencia­l.

El cierre

“Es un resultado más que satisfacto­rio y representa un récord en términos de exportacio­nes”, indicó Massa en conferenci­a de prensa. La apuesta por el dólar diferencia­l para los productore­s de soja que mantenían stockeada parte de la cosecha dio sus frutos en términos de acumulació­n de dólares en las reservas del Banco Central.

Sin embargo, trajo también polémica por el favor distributi­vo a segmentos de altos ingresos e incrementó la emisión de pesos. De ahí que Massa anticipara medidas en favor de otros sectores. Además, la avalancha de dólares sojeros impulsó la emisión del Banco Central y posterior esteriliza­ción, que también acumula tensión monetaria.

Los 8123 millones totales están por encima del objetivo inicial que se había propuesto Massa, de unos 5 mil millones de dólares. La intención oficial era pasar con menos sobresalto­s el último tramo del invierno, que apretó los números del comercio exterior mediante el alza de las importacio­nes energética­s.

El gran incentivo para los sojeros consistió en la posibilida­d de vender la cosecha a un dólar de 200 pesos, por encima del valor oficial, que ronda los 150 pesos. Se liquidaron a través del dólar diferencia­l unas 13,7 millones de toneladas por parte de más de 44 mil productore­s, entre personas jurídicas y físicas.

El flujo de venta de porotos de soja se mantuvo a pesar de los ruidos que generó el freno que puso el BCRA a la compra de dólares financiero­s de las empresas que vendieron granos con el beneficio. El “dólar soja” vino a

 ?? NA ?? El gabinete económico considera que no hay margen para un congelamie­nto de precios generaliza­do, por la velocidad que tomó
NA El gabinete económico considera que no hay margen para un congelamie­nto de precios generaliza­do, por la velocidad que tomó
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina