“Bolsonaro devolvió a Brasil al hambre”
Forma parte de un frente que apoya al PT desde la izquierda. La crítica a la derecha, el peligro de que Bolsonaro invente un fraude y los deberes hacia adelante.
virus… muertas por la desatención, por un presidente que decía que no iba comprar vacunas porque no había testeos, porque las personas podrían convertirse en jacarés, algo que suena risible, pero que ha costado vidas y en la víspera de las elecciones ha pedido disculpas. Entonces, resumiendo, por todos esos aspectos, además de la tragedia ambiental, de la destrucción de la Amazonia, podemos quedarnos hablando todo el día de los aspectos trágicos del gobierno de Bolsonaro.
–Lula usó varias veces el adjetivo genocida para referirse a él o a su política. ¿Usted está de acuerdo?
–Bolsonaro es parte de una ola de extrema derecha que, felizmente, por lo menos en Latinoamérica ya está en baja. Pero nos es solamente un miembro más de la extrema derecha. Es especialmente siniestro, macabro y por eso estoy de acuerdo perfectamente con la calificación de genocida. Se ha discutido muchísimo eso en Brasil en los últimos tres años, lo de aplicarle el término genocida. Genocidio significa muertes en masa, intencionales. Y fue justamente lo que ha pasado en Brasil. En 2021, por primera vez, el país tuvo una tasa de crecimiento poblacional negativa por las muertes de la pandemia. Si el presidente y su ministro de Salud pusieron la estructura del estado brasileño para ser aliados del virus, hubo un genocidio en Brasil.
–¿Qué opina sobre las amenazas de Bolsonaro de que no reconocerá el resultado electoral si pierde?
–Él va a concretar esa amenaza. No hay posibilidad de que no lo haga. En Brasil sería simplemente impensable que, cuando Lula gane las elecciones, sea en la primera vuelta o en la segunda, que Bolsonaro aparezca en la televisión y diga: “Yo quiero congratular a Lula, las elecciones fueron limpias… y es porque él está fuera de la gramática de la democracia. Por lo tanto, va negar el resultado electoral una vez derrotado. Yo no creo, y pocas personas en Brasil lo creen, que las fuerzas armadas van a embarcarse en una aventura bolsonarista, por más que lo sigan sectores afines. El poder judicial va garantizar el resultado de las elecciones. El Legislativo los va a reconocer. La prensa, los formadores de opinión también. Es la convicción de la mayoría del pueblo brasileño.
–Y entonces ¿dónde riesgo?
está
el
–No creo que el riesgo sea un golpe en el sentido tradicional. Pienso más en un escenario como el del Capitolio, de violencia política generada por grupos bolsonaristas armados, porque lo que ha hecho el presidente es formar una especie de milicia política privada con los clubes de tiro. Amplió muchísimo el derecho a la posesión de armas y demasiada gente las compró, algunas muy pesadas. Entonces, el riesgo son acciones coordinadas de esos grupos para crear una situación de caos y violencia. Para lidiar con eso hicimos un frente democrático amplísimo que lo condene. Segundo: una convocatoria a que se contenga y reprima cualquier tentativa de esa naturaleza. Y tercero, hacer una gran movilización en la calle, ojalá en la próxima semana, para que se respete la voluntad popular.
–¿El riesgo aumenta si Bolsonaro va a segunda vuelta?
–Porque hay un mes más hasta el 30 de octubre. Y en las últimas semanas ya tuvimos episodios de asesinatos en Ceará, en Mato Grosso, antes en Paraná, personas que fueron muertas porque criticaban a Bolsonaro y defendían a Lula. ¿Imagínese una segunda vuelta polarizada, lo que podría pasar? Sería mucho más fácil aislarlo en la primera vuelta que en la segunda. Porque en la primera vuelta se eligen también 513 diputados y 27 senadores. Entonces, si dijera que “hay fraude” significaría que hubo también en la votación del Congreso. Y los diputados más próximos a Bolsonaro que fueran elegidos, podrían decir: “No, para mí no hubo fraude”.
–Como integrante de un frente de izquierda que apoya a Lula, ¿cuál será su objetivo desde el PSOL si gana las elecciones?
–Nuestro papel será hacer presión desde la izquierda para que el programa por el cual Lula sea electo, se efectivice y también que el techo de gastos del presupuesto sea revocado.