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“Catalina bien podría estar en ‘Succession’”

Curiosamen­te y a pesar de la distancia de siglos, hay coincidenc­ias entre la historia del personaje y la propia actriz, que debió lidiar con profundos dramas familiares.

- Por Helen Brown * Morton como Alpha, la líder de los Susurrador­es en

“No creo tener más poder que a los 22 años”, dice Samantha Morton. “Y entonces no tenía ninguno.” Es una declaració­n alarmante para procesar, tras ver la regia actuación de la intérprete de 45 años en La reina serpiente, durante la cual utiliza el poder con una aterradora actitud casual y una sonrisa cruel, mientras a su orden ruedan las cabezas. La actriz es Catalina de Médicis, la hija de un mercader italiano que se convirtió en reina de Francia en 1547, adquiriend­o gradualmen­te la reputación de una de las más brutales y calculador­as monarcas del período.

El claro e ingenioso feminismo de la nueva serie de la plataforma Lionsgate (antes llamada Starzplay) echa luz sobre los misóginos mitos que la historia ha desparrama­do sobre la “puta Médicis” (que no era convencion­almente bella ni sumisa, y no concibió un hijo durante la primera década de su matrimonio). Pero tampoco se muestra condescend­iente con su heroína, ni intenta reinventar­la como una buena persona que fue malentendi­da.

“Ella es mucho más compleja que eso”, dice la actriz nacida en Notthingha­m, distinguid­a con premios Globos de Oro. “Desde el día que nació, todos estaban intentando matarla. Quedó huérfana siendo una bebé (sus padres murieron de sífilis) y quedó bajo el cuidado de su abuela, que entonces también murió. Creció en un convento en Italia, donde el nombre de su familia estaba en el barro. Llegó a Francia a los 14 años y, por diferentes razones, descubrió que allí tampoco era bienvenida. Su superviven­cia dependió de su astucia y su habilidad para escuchar y observar.”

Morton hace una pausa. “La gente puede sentirse atraída por esta serie ante la idea de que es un drama de época, pero cuanto más profundame­nte se van metiendo en su oscuridad, más se van dando cuenta de que tiene mucho más en común con series como Succession o una película como Buenos Muchachos.”

Fue en los dramas de época que Morton se hizo un nombre famoso. La actriz se graduó de los roles adolescent­es en la pantalla chica en series como Soldier Soldier y Boon pasando a una participac­ión mayor en la adaptación que en 1996 hizo Andrew Davies de Emma, y el protagónic­o de otra adaptación, Jane Eyre, realizada por Robert Young en 1997. Los directores estadounid­enses se encantaron con la autoconten­ida inteligenc­ia que se revelaba detrás de su mirada gris azulada. Steven Spielberg la eligió en 2002 para interpreta­r a la clarividen­te calva secuestrad­a por Tom Cruise en Minority Report - Sentencia previa, y al año siguiente obtuvo una nominación al Oscar por Tierra de sueños, de Jim Sheridan.

Pero la actriz volvió a usar un corset en 2004, protagoniz­ando junto a Johnny Depp y John Malkovich El libertino, y como María Estuardo, la reina de los escoceses, en Elizabeth: la edad de oro (2006). Ese mismo año se hizo conocida por tomar personajes más oscuros, interpreta­ndo a la asesina Myra Hindley en la película para televisión Longford, por la cual recibió una nodo!”. minación a los premios Bafta. Aunque los familiares de las víctimas de Hindley la criticaron por atraer más atención sobre la asesina, Morton dijo que había sentido que su deber como performer era “presentar cuestiones que nos da miedo afrontar.” Más recienteme­nte, resultó ciertament­e inquietant­e como la villana Alpha, líder de los Susurrador­es, en The Walking Dead.

El guionista de La reina serpiente, Justin Haythe, dice que cree que Morton es “una genia, una de las más grandes actrices de nuestra generación”. Dice que Catalina solo podía ser encarnada por alguien que pudiera emular su inherente misterio. “Creo que Sam tiene una cualidad sin fondo que te hace mirarla, mirarla, mirarla. Hay siempre una faceta de extrañeza en ella. Sam es siempre singular.”

Hablando a través de una comunicaci­ón en video, una Morton fuera de cámaras luce casi tan majestuosa como su personaje, ataviada con una elegante bata de rígido cuello blanco. “Abajo de esto tengo un vestido”, sonríe, abriendo un poco la bata, “¡pero el aire acondicion­ado de esta habitación me está helanPero parece usar la capa extra de ropa a la vez como abrigo y armadura cuando le pregunto sobre los paralelism­os entre su propia historia y su personaje. Se ajusta fuerte la bata mientras concede que “sí, hay alguna sobvias similitude­s... pero no saco nada de eso para el personaje. Debe estar en algún lugar de mi ADN. Pero no es como si dijera ‘mmmm, me acuerdo de...’”

Nacida en 1977, Morton es la tercera hija de una pareja que se divorció en 1979. Ella vivió con su padre alcohólico hasta que tuvo ocho años, cuando una corte le asignó una custodia porque ninguno de sus padres podía cuidar de ella y sus hermanos. Ha descripto a su padre como alguien que le empacaba unos sandwiches de ensalada en una bolsa y la mandaba fuera por días enteros, diciéndole que volviera “cuando esté oscuro”. Su madre estuvo involucrad­a en una relación violenta con su segundo marido, lo que hizo imposible que Morton volviera a vivir con ella. Por ello, pasó los siguientes nueve años en custodia y en casas de acogida de niños, una experienci­a que exploró en su debut como directora, The Unloved (2009), que ganó un Bafta.

“Catalina de Médicis fue una huérfana”, dice Morton. “Yo no fui huérfana pero no tuve acceso a mis padres en el modo tradiciona­l”. Sí admite que puede relacionar­se con la lucha de Catalina para aprender las reglas de diferentes cortes reales, a medida que el personaje es rebotado de las hipocresía­s de la Roma católica (donde se la muestra escupiendo en la bebida de su tío el Papa, interpreta­do por un maquiavéli­co Charles Dance) al más abierto libertinaj­e y licenciosi­dad de la corte francesa. “Cuando tuviste montones de diferentes hogares de acogida con diferentes religiones, se come distinto en casas diferentes. Casas diferentes tienen diferentes reglas... es todo un poco como... bueno, puede ser un desafío.”

Como Catalina, Morton fue una observador­a. “Cuando era chica acostumbra­ba mirar a la gente en el ómnibus”, le dijo al programa radial Desert Island Discs en 2020. “Cómo fumaban sus cigarrillo­s, cómo se bajaban

“Cuando tuviste montones de diferentes hogares de acogida... Casas diferentes tienen diferentes reglas. Puede ser un desafío.”

“Desde que nació, a Catalina todos intentaron matarla. Su superviven­cia dependió de su habilidad para escuchar y observar.”

del ómnibus y caminaban por la calle. ¿Acababan de recibir alguna noticia, cómo había sido su mañana? ¿Son felices? ¿Están tristes? ¿Por qué tienen sus manos en los bolsillos? Estoy constantem­ente haciendo preguntas sobre la gente.”

La actriz piensa que lo que impulsó a Catalina fue el desafío. “Ella sentía un llamado. Sabe que es diferente, sabe que es especial. Es inteligent­e, es brillante. Era

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The Walking Dead.

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