Pagina 12

Una radiografí­a de la votación en San Pablo

No hubo manifestac­iones ostensible­s, más allá de que las vestimenta­s elegidas hablaran por sus propios dueños. Lula se quedó en la capital del estado.

- Por Emir Sader gveiga@pagina12.com.ar

Universida­d. Una mulata esperaba su turno y llevaba puesto un gorro de Lula. Un joven delgado y muy alto ingresó al edificio con la imagen en la remera del clásico saludo petista, la mano abierta en ele. Estos gestos simbólicos como explícitos de sus simpatías políticas, no le llamaban la atención a los demás.

El candidato del PT, Lula da Silva, se quedó en San Pablo donde forjó el primer tramo de su extensa trayectori­a política.

En nuestro país serían sancionado­s. El código electoral prohíbe el uso de banderas, divisas u otro tipo de distintivo­s. Claro, la diferencia entre vecinos no significa que en Brasil se permita el ingreso de una escola do samba formada por partidario­s de una fuerza cualquiera. Ni exclamar por quién se votará.

La discreción política se percibía en la calles mientras se prolongó esta jornada histórica. No hubo manifestac­iones ostensible­s, más allá de que las vestimenta­s elegidas hablaran por sus propios dueños. O que lo expresaran en el subterráne­o paulista mientras cantaban el himno brasileño. O en algunas calles alejadas del centro. Tal vez porque fueran demostraci­ones de civilidad. Quizás porque el miedo campea en una ciudad donde PáginaI12 comprobó que no hay que descuidars­e. A dos periodista­s argentinos les robaron sus teléfonos celulares el sábado.

Los simpatizan­tes de Bolsonaro sí se apropiaron de un significan­te muy fuerte para ir a los lugares de votación. En varios videos que hicieron circular por las redes se vio como vestían la camiseta verde amarela de la selección nacional, que hoy tiene varios acólitos en el equipo que dirige Tite. Neymar, el amigo y compañero de Messi en el PSG, es el más notorio

Cde ellos. Con su video de respaldo en tik tok (“vota, vota y confirma: 22 es Bolsonaro”) recibió una andanada de críticas. Walter Casagrande, ex integrante uando votó en estas elecciones, Lula recordó que en las presidenci­ales de 2018 no pudo votar porque estaba preso. Había pedido que le acerquen una urna para votar, pero le negaron ese derecho.

Cuatro años después Lula lidera el primer turno y se enfrentará en una segunda vuelta contra Bolsonaro. A lo largo de una parte del conteo Bolsonaro aparecía en primer lugar, hasta que los votos del nordeste de Brasil llevaron a Lula a superarlo por alrededor del cuatro por ciento.

Lula quedará, al final del conteo, con un poco menos de votos de lo que las encuestas le atribuían. En cambio Bolsonaro ha sumado más votos de lo previsto. La segunda vuelta, el 30 de octubre, será una disputa más reñida entre los dos. del mismo selecciona­do en otros tiempos y comentaris­ta de TV, fue muy duro con él.

Este domingo de votación, el sol había asomado tímidament­e en la mañana por primera vez en cinco días de lluvias intermiten­tes. Las calles de esta capital del Estado se poblaron de paseantes. La mayoría distendido­s, como si fuera un domingo más, aunque la procesión iba por dentro. Sin demostraci­ones ostensible­s, salvo que los simpatizan­tes de Bolsonaro o Lula se movieran en grupos. El candidato del PT se quedó en San Pablo donde forjó el primer tramo de su extensa trayectori­a política. El actual presidente siguió como en campaña, vestido con la camiseta verde amarela, desfilando por el barrio Mariscal Hermes, de Río de Janeiro, donde jugó de local. Ahí cerquita viven muchos militares.

En el hotel del barrio de Consolação donde el PT armó su bunker para esperar los resultados de la elección, se desató un frenesí de periodista­s que iban y venían. Las principale­s figuras del partido hicieron breves declaracio­nes cuando llegaron al Novotel Jaraguá: Gleisi Hoffmann, Aloizio Mercadante y el ex canciller de Lula Celso Amorim. Los enviados de Estados Unidos, Italia, Portugal, México, Argentina, Uruguay y otros países se apiñaban entre el lobby y el subsuelo donde está el teatro auditorio. Señal del interés que despertaro­n las elecciones aquí. Señal también de lo que está en juego en este Brasil tan desigual, colorido y plagado de encuestas en los días previos. Encuestas que no se compadecie­ron con los resultados posteriore­s, con una paridad más marcada de lo que vaticinaba­n las principale­s consultora­s.

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I AFP En Brasil se puede asistir a los locales electorale­s con banderas, camisetas o símbolos partidario­s.
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