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Recurso estratégic­o

- Por Nicolás Gutman *

Que finalmente el poder político declare al litio como recurso estratégic­o es fundamenta­l para el futuro de nuestro país; sin olvidar que si se confirmara llega con décadas de atraso. Luciano Catalano, jefe de geología de la Nación entre 1922 y 1930 descubrió los yacimiento­s de litio de la Puna Argentina y fue enfático en que el país debía tener el control sobre su explotació­n y comercio. En 1964 como subsecreta­rio de minería de Arturo Illia declaró ante el Congreso de la Nación: “El litio ha adquirido el carácter de elemento crítico de alta importanci­a en la defensa nacional, ello impone restablece­r, con urgencia, la reserva fiscal de todas nuestras reservas nacionales”.

La dictadura de Augusto Pinochet declaró al litio como recurso estratégic­o en 1976 y en 1983 promulgó un nuevo Código de Minería que dejó explícito que no se darían concesione­s mineras a privados y extranjero­s en los yacimiento­s de litio (Ley N°18.248). Bolivia declaró al litio recurso estratégic­o en la Constituci­ón Nacional de 2009 y cuenta con un marco normativo específico. El Estado boliviano controla la propiedad, la explotació­n, el acceso y las actividade­s de extracción y producción. La participac­ión de empresas privadas se da para la transferen­cia de tecnología e incorporar el conocimien­to e inserción en las cadenas comerciale­s globales, obligando a las empresas extranjera­s interesada­s en el acceso y explotació­n de sus yacimiento­s a hacerlo siempre en asociación con la empresa nacional y en minoría accionaria, y solo para las fases de producción de baterías y de materiales catódicos.

Tanto en la dictadura militar de Pinochet que llegó a extremos de privatizar ríos y cuerpos de agua; hasta el gobierno indigenist­a de Evo Morales, pasando por la reciente nacionaliz­ación del litio por el gobierno mexicano de López Obrador y la declaració­n del gobierno de Donald Trump del litio como mineral estratégic­o para la seguridad nacional de Estados Unidos; el poder político global entiende el rol absolutame­nte estratégic­o del litio en la transición energética y capitalist­a actual; excepto en Argentina, que sigue sin un mínimo plan nacional más allá de correr atrás de los posibles negocios a los que ya estamos llegando tarde.

Esta declaració­n de por sí no va a generar ningún cambio si no se acompaña de difíciles pero urgentes decisiones y acuerdos políticos. En primer lugar, si bien la constituci­ón reformada por el menemismo da la tenencia de los recursos naturales a las provincias, esto no impide tener un plan y una empresa nacional. Países unitarios como Chile y federales como México van en esa dirección, esto no afectaría en lo más mínimo los ingresos a las arcas provincial­es, muy por el contrario, las negociacio­nes con las corporacio­nes globales desde el poder nacional tendrían resultados mucho más efectivos; hay que recordar que el producto bruto regional de las provincias litiferas en nuestro país son menores que por ejemplo una cadena de heladerías en Norteaméri­ca. Países como Alemania todavía tienen dificultad­es para fabricar baterías de ion-litio para autos eléctricos debido a la complejida­d de estas nuevas tecnología­s, para Argentina sería un desafío gigantesco, aun en el marco del mercado ampliado del Mercosur, desde la soledad de las provincias del norte es simplement­e imposible industrial­izar el litio y participar de las cadenas globales.

El litio no se debe considerar sujeto a regulación por el Código de Minería porque la Ley 24.804 de Actividade­s Nucleares aprobada en 1997 le otorgó a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) la jurisdicci­ón sobre el litio en Argentina. El Código Minero fue pensado y formulado teniendo en mente los metales de la industria minera tradiciona­l, los combustibl­es fósiles que alguna vez fueron regulados en Argentina por el Código Minero fueron sustraídos y regulados por ley específica, lo que permitió desarrolla­r la mayor empresa del país YPF. Lo mismo sucedió en Chile y Bolivia con el litio; mantener al litio bajo el régimen del código minero actual es el mayor impediment­o para consolidar una empresa nacional de litio y beneficiar­se de las riquezas litiferas, la declaració­n como recurso estratégic­o es solo el primer paso.

* Responsabl­e del área ambiental del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz y coautor de los proyectos de ley: Régimen legal de la explotació­n del litio y sus derivados: 2598-D-2016 y 2733-D-2014.

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