Pagina 12

El custodio que espiaba demasiado

Astesiano usó las cámaras del Ministerio del Interior de Uruguay para seguir de cerca a Marcelo Abdala, titular del PIT-CNT.

- Hoy está detenido. Por Elena Llorente Desde Roma

El exjefe de la custodia presidenci­al uruguaya, Alejandro Astesiano, detenido el año pasado por integrar una organizaci­ón que falsificab­a pasaportes, usó las cámaras del ministerio del Interior para espiar al titular de la central sindical PIT-CNT, Marcelo Abdala. Astesiano tuvo acceso directo a los detalles de un accidente de tránsito que Abdala sufrió el año pasado y recibió de inmediato informes policiales sobre el hecho, que compartió con el secretario privado del presidente, Nicolás Martínez. La informació­n surge de grabacione­s en poder de la justicia que fueron dadas a conocer por La Diaria, y constituye­n otro eslabón del escándalo de espionaje que sacude al excustodio de Luis Lacalle Pou.

En un comunicado, el PITCNT repudió una práctica que “vulnera las garantías individual­es y las libertades públicas y pone en entredicho la calidad democrátic­a del Uruguay”. La respuesta de la central sindical se dio luego de que trascendie­ran en la prensa local audios en los que Astesiano, exjefe de seguridad del presidente, informa al secretario privado del mandatario sobre un accidente de tránsito protagoniz­ado por Abdala.

El auto de alquiler que manejaba el líder sindical chocó el tres de febrero de 2022 a otros dos vehículos que estaban estacionad­os en la rambla de Punta Carretas, en Montevideo. Luego de recibir de parte del entonces subdirecto­r de la policía, Héctor Ferreira, informació­n sobre el choque con alcohol en sangre por el que Abdala luego fue penalizado con trabajo comunitari­o, Astesiano le envió a Martínez un audio con la sentencia: “A este hijo de puta hay que matarlo”.

Las grabacione­s y la documentac­ión que publicó el medio local La Diaria muestran además que Astesiano tenía contacto directo con el subjefe de la policía, Jorge Berriel, y que recibió en tiempo real un informe del operativo policial, incluyendo los resultados de la espirometr­ía. “Nico, 1,53 (gramos de alcohol en sangre) le está dando la espirometr­ía. Ahora dispuso el jefe de policía que vaya el coordinado­r hasta ahí y el jefe de Zona. 1,53 la espirometr­ía”, le relató Astesiano a Martínez.

El excustodio le mandó después al secretario privado de Lacalle Pou algunas fotos del operativo policial, de la licencia de conducir de Abdala y del resultado que arrojó el espirómetr­o. “Está en el horno”, escribió Martínez. Astesiano le contestó con un audio: “Ahora Nico llegó el tiempo de nosotros de matarlo. Hay que matarlo. Que se pongan las pilas ahí, hay que matarlo a este hijo de puta”. El secretario del presidente no realizó ningún comentario sobre esa sugerencia.

En total, Astesiano

le envió a

Martínez nueve fotos del procedimie­nto policial que se realizaba en Punta Carretas. Al día siguiente del accidente, compartió con el subjefe de la policía uruguaya cuatro capturas de video en formato JPG y un archivo en formato MP4, tomados de cámaras de monitoreo, pero sin revelarle cómo las consiguió. “La que va caminando es de la mañana temprano y la que está el video borroso es de

La central sindical, el PIT-CNT, expresó su rechazo al “seguimient­o ilegítimo” del que fue objeto su presidente, Marcelo Abdala.

las cuatro y pico de la tarde, lo que pasa es que el sol jode la cámara”, le explicaba Astesiano a Berriel en uno de los audios difundidos.

La central sindical de Uruguay, el PIT-CNT, expresó su rechazo al “seguimient­o ilegítimo” del que fue objeto su presidente, Marcelo Abdala, algo que “representa un hecho de altísima gravedad y pone en jaque las mejores tradicione­s del país, ya que se utiliza para esos fines los recursos y los instruquie­n mentos del Estado con una finalidad espuria y en total contradicc­ión con el interés general que debe orientar la acción de los funcionari­os de gobierno”.

Por su parte, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, aseguró que la nueva revelación constituye “un daño a la democracia, a la libertad, a la razonable convivenci­a republican­a, a las institucio­nes, y por supuesto a las personas”, al tiempo que advirtió: “Pareciera ser el momento en que todo el sistema político se tome esta crisis en serio”.

El pasado 26 de septiembre, Astesiano fue detenido en la residencia presidenci­al de Suárez y Reyes luego de volver con la familia de Lacalle Pou de sus vacaciones en Costa Rica, ante un sorprendid­o mandatario que dijo haberse enterado del prontuario del excustodio en el momento. Al día siguiente, según ya habían reportado medios locales en 2021 contaba con más de 20 indagatori­as por diversos delitos, fue imputado por un delito continuado de suposición de estado civil en calidad de coautor, uno de asociación para delinquir en reiteració­n real y uno de tráfico de influencia­s.

Astesiano, en prisión preventiva desde entonces, está siendo investigad­o por la Fiscalía por su presunta participac­ión en una organizaci­ón que adulteraba documentos para elaborar pasaportes. Antes de su detención el excustodio presidenci­al borró toda la informació­n de su celular, pero la policía científica logró recuperar el contenido, inclusive varios intercambi­os que había tenido por la red whatsapp, que abrieron otras líneas de investigac­ión en la medida en que fueron filtrados por la prensa.

Una de esas líneas está vinculada al presunto espionaje a los senadores Mario Bergara y Charles Carrera, luego de que trascendie­ra que Astesiano recibió el encargo de una empresa estadounid­ense de armar “fichas” con los datos de los dos legislador­es opositores, que fueron los que presentaro­n una denuncia penal sobre el caso. ◢

Hoy, cuando el tercer grupo internacio­nal de investigad­ores que ha estado estudiado científica­mente la muerte de Pablo Neruda, entregue sus conclusion­es a la Justicia chilena después de años de trabajo y a casi 50 años del fallecimie­nto del poeta chileno, tal vez se tenga una versión definitiva sobre los motivos de esa defunción, que oficialmen­te fue atribuida al cáncer de próstata que padecía mientras otros aseguran que fue envenenado.

Con una larga investigac­ión que lo llevó a hablar con familiares y conocidos y a consultar documentac­ión de distintos países, entre ellos documentos liberados del secreto por el gobierno de Estados Unidos, el escritor y periodista italiano Roberto Ippolito publicó un libro ya en 2020 (Delitto Neruda editorial Chiarelett­ere) que sintetiza todos los hechos relacionad­os con la dudosa muerte del poeta. Neruda murió en una clínica de Santiago de Chile el 23 de septiembre de 1973, 12 días después del sangriento golpe de Estado de Augusto Pinochet, y el día antes que tenía programado irse a vivir a México.

De hecho Neruda, como el presidente Allende –que también fue encontrado muerto en el palacio presidenci­al de La Moneda y se dijo que se había suicidado– y el cantante y músico Víctor Jara –muy famoso en la época por sus canciones pero también por su apoyo ferviente a Allende, secuestrad­o y torturado hasta romperle las manos y luego asesinado–, eran tres personajes “de gran popularida­d, capaces de contrastar al régimen de Pinochet”, según uno de los abogados de la causa Neruda, Eduardo Contreras, y contado en el libro de Ippolito. Y por eso posiblemen­te fueron asesinados.

El primero que puso en duda la versión oficial de la muerte de Neruda por cáncer de próstata, fue su chofer Manuel Araya, contó Ippolito en una entrevista con PáginaI12. Araya piensa que Neruda fue envenenado, tal vez con una inyección que le dieron al abdomen. Fue chofer de Neruda desde que él regresó en 1972 de Francia donde había sido embajador de Chile. Hacía menos de un año que había recibido el premio Nobel de Literatura.

Militante de izquierda, Araya estuvo con el poeta todos los días que pasó internado en la clínica Santa María de Santiago, un centro médico muy cotizado, donde llegó con su esposa Matilde Urrutia, el 19 de septiembre de 1973 –relató Ippolito en su libro–. Desde la clínica mandaron a Araya a comprar una medicina, que dije

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I AFP Corría el 2020 y eran otros tiempos para Alejandro Astesiano (izq.);

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