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“Buscan legitimars­e a través de un referéndum”

A los 29 años se convirtió en la primera mujer y la persona más joven en presidir la Asamblea Nacional de su país y hoy es una referente del correísmo opositor.

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plicancias institucio­nales y políticas tiene esto?

–Numéricame­nte, segurament­e sea positivo el saldo y es la primera vez que vamos a participar con partido propio desde que nos quitaron esa herramient­a. Luego de la ruptura con Moreno, el Consejo Nacional Electoral le entregó Alianza País y nosotros nos quedamos sin partido. Estuvimos cinco años sin partido ya que el CNE no nos dejaba conformar un partido nuevo. A fin del año pasado pudimos armar una estructura sobre un partido existente y sobre esa base armamos el Movimiento Revolución Ciudadana para poder participar en estas elecciones. Entonces vamos a poder compartir a nivel electoral, al fin con partido propio. El 5 de febrero puede ser un parteaguas de la política nacional. Nosotros veníamos trabajando como un movimiento de oposición al gobierno de Moreno y luego al de Guillermo Lasso, donde coexisten actores comunes que lograron consolidar una política de derecha en Ecuador. Durante estos años ha aumentado el discurso del odio en cantidad e intensidad. Una de las caracterís­ticas de la guerra judicial es la institucio­nalización del odio hacia el actor político como objetivo. El 5 de febrero volvemos a tener la oportunida­d, desde lo local, de volver a tejer una red nacional de la organizaci­ón política de la Revolución Ciudadana. Con eso vamos a poder hacer un contrapeso político desde la institucio­nalidad. Hasta el momento, esta tarea desde las calles la ha realizado el movimiento indígena con la Conaie. Se trata de una Conaie renovada que ha traído una línea política más interesant­e para el panorama ecuatorian­o.

–En una entrevista reciente que Juan Elman le hizo a Leonidas Iza, se percibe un tono más conciliado­r de la Conaie con el correísmo.

–Lo importante de Iza, no es solamente que introduce la posibilida­d de romper la lógica correísmoa­nticorreís­mo. En eso estamos de acuerdo, porque el Ecuador está totalmente fracturado. Esto no es solo una perspectiv­a desde mi espacio político, la ruptura social es generaliza­da: Ecuador se convirtió en uno de los países con mayores indicadore­s de violencia en la región. Ante esto, tenemos que romper el debate de la grieta correísta y sentarnos en una mesa plural que defienda los intereses de la patria. En ese sentido es que tenemos coincidenc­ia con Iza. Pero deben sumarse todas las organizaci­ones de izquierda para armar una mesa amplia para recuperar la paz social.

–¿Cuáles son los y las candidatos/as principale­s del Movimiento Revolución Ciudadana? ¿Dónde ven posibilida­des de obtener victorias en estas elecciones?

Han surgido nuevos liderazgos políticos. La dirigencia histórica de la Revolución Ciudadana está en el exilio. Sin embargo hay cuadros políticos emergentes que asumieron la conducción de sus territorio­s. Por ejemplo, la reelección de la prefectura de Pichincha con Paola Pabón es importante; como candidato para la alcaldía de Quito contamos con Pabel Muñoz que fue funcionari­o del gobierno nacional; nuestra presidenta del partido, Marcela Aguiñaga, se presenta por la prefectura de Guayas y Aquiles Álvarez que asumió la candidatur­a para la alcaldía de Guayaquil (donde se asienta el bastión de la derecha ecuatorian­a). Es una disputa compleja, ya que los medios de comunicaci­ón nos vinculan con el narcotráfi­co.

–En relación al referéndum, ¿cómo evalúas políticame­nte las ocho preguntas que lo componen?

–Los votantes se enfrentan a un referéndum que tiene un alto grado de desconocim­iento. Es una consulta que busca legitimar un gobierno con bajo grado de aceptación. Hay una pregunta sobre la posibilida­d de extraditar a ecuatorian­os que hayan cometido delitos vinculados al crimen organizado internacio­nal. Eso no resuelve el problema de la violencia creciente. Por otra parte, sobre la reducción del número de asambleíst­as antes que fortalecer la democracia creo que la estaría debilitand­o ya que perjudica la representa­ción territoria­l en la Asamblea Nacional. Hay muchos sectores políticos del país oponiéndos­e a esta pregunta. La pregunta en relación al Cpccs profundiza el debilitami­ento institucio­nal que inició en 2018 cuando se modificó la forma de elegir representa­ntes. El espíritu inicial del consejo era la participac­ión política ciudadana y ahora se ha convertido en una filial del ejecutivo.

–Hablaste de la violencia en Ecuador. El año 2022 cerró con más de 4 mil muertes violentas. Esto también se percibe en la política: en lo que va del año ha habido amenazas e incluso asesinatos de candidatos. ¿A qué factores atribuís esta escalada? En varios países de América Latina las elecciones dejan muertos. ¿Esto siempre sucedió en Ecuador?

–Ya hay tres candidatos asesinados en lo que va del proceso electoral. Ecuador no estaba acostumbra­do a ver este tipo de prácticas. Durante nuestro gobierno intentamos renovar a las fuerzas, enfatizand­o la formación en derechos humanos. Buscamos modificar la concepción de las fuerzas armadas para la represión, para organizar fuerzas comunitari­as. Se hizo un proceso profundo de transforma­ción, donde suele haber redes ancladas a la organizaci­ón criminal. Así logramos ser uno de los países más seguros de la región. Cuando llegó el presidente Moreno rompió esa lógica eliminando el ministerio de Justicia y Derechos Humanos, pasando esas áreas al ministerio del Interior que estaba manejado por la policía y las fuerzas armadas. Con esto sucedió un enorme retroceso institucio­nal. El sicariato, que no era una figura corriente en Ecuador, hoy es una situación cotidiana. El gobierno nacional no ha presentado un programa integral de seguridad.

–¿Cómo conectas el proceso de disolución del partido, tu asilo político y las elecciones del domingo?

–En 2019, cuando estallan las protestas en el país a raíz de las medidas económicas que impulsaba el gobierno de Moreno, acusaron a los dirigentes de la Revolución Ciudadana por supuesta manipulaci­ón del movimiento indígena. El saldo fue la prisión para tres dirigentes de nuestro espacio y en mi caso particular, tras una alerta para capturarme, me resguardé en la embajada de México. Llegué pedaleando en una bicicleta, porque había estado de excepción en el país y no podía llegar de otra manera. Finalmente ese país me otorgó el asilo político. Un año antes, en México había ganado el presidente Andrés Manuel López Obrador y era el único presidente de izquierda de la región. El 12 de octubre fui la

“Una de las caracterís­ticas de la guerra judicial es la institucio­nalización del odio hacia el actor político como objetivo.”

“En las elecciones del domingo esperamos que pueda reconstitu­irse un frente amplio y que logre consolidar­se un polo democrátic­o.”

primera en pedir la figura de protección al gobierno mexicano y después de eso siguieron otros asilados. Semanas después sucedió el golpe en Bolivia, donde México se convirtió en un destino para los perseguido­s políticos. En las elecciones del domingo esperamos que pueda reconstitu­irse un frente amplio y que logre consolidar­se un polo democrátic­o, progresist­a y de izquierda en Ecuador.

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I AFP Rivadeneir­a fue gobernador­a de Imbabura, una provincia con casi medio millón de habitantes.

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