Absuelven al sacerdote Padilla
La magistrada aplicó “el beneficio de la duda” pese a que la fiscalía había pedido que se lo condenara a diez años de prisión.
◢
El sacerdote José Miguel Padilla fue absuelto este miércoles por la Justicia de La Pampa del delito de abuso sexual al término de un juicio oral por “no tener la certeza necesaria” para condenarlo por hechos ocurridos en un convento entre 2015 y 2016”.
La medida fue dispuesta por la jueza de audiencia de juicio de General Pico, María José Gianinetto, en favor del cura de 68 años, a quien se acusaba de “abuso sexual con acceso carnal agravado por haber sido cometido por un ministro de culto reconocido como delito continuado”. La magistrada aplicó “el beneficio de la duda” pese a que la fiscalía había pedido que se lo condenara a la pena de diez años de prisión. La investigación comenzó el 11 de noviembre de 2019 por una presentación efectuada en dependencias de la Unidad de Atención Primaria del Ministerio Público Fiscal, en la que el denunciante, Vicente Suárez Wollert, aseguró haber sido víctima de abusos sexuales por parte de Padilla.
Por entonces, Padilla era el párroco a cargo de la Fraternidad de
Belén, que funciona en la Parroquia La Inmaculada de Intendente Alvear, en cuyo convento estuvo el cura hoy absuelto entre el 24 de diciembre de 2015 y el último día del mes de abril de 2016.
En el fallo, la jueza expresó que “luego de las siete jornadas de debate, con la prueba producida y la incorporada, adelanto que no tengo la certeza necesaria que requiere esta etapa para reprocharle al acusado las conductas enrostradas. Esto es, ni la fiscalía ni la querella han demostrado con grado de certeza los extremos afirmados en sus acusaciones”, aseveró.
En referencia al testimonio del denunciante, la magistrada expresó que “aunque único, debe ser corroborado por los restantes elementos de prueba, que adelanto, no es lo que sucedió en el presente caso, donde la víctima presentó en sus dichos contradicciones, variaciones e inconsistencias que menoscaban su valor y tampoco fueron corroborados por otras pruebas que pudieron haber aportado las acusaciones –pública y privada–, lo que no me permitió acceder al conocimiento de los hechos con grado de certeza”.
“Como dije, si bien ocurren en la intimidad, lo cierto es que el testimonio debe ser corroborado por otros elementos, aun en circunstancias cercanas o vinculadas a los hechos y con este relato, en el presente caso, no ha ocurrido de esa manera. Los testigos que concurrieron a la audiencia no corroboraron ninguno de los extremos afirmados por el denunciante, ni siquiera en los que hacían a la vida cotidiana en el convento”, dijo Gianinetto. Con relación a la prueba testimonial, la jueza expresó que “los hechos por los que se efectuara la acusación no han sido corroborados por la prueba testimonial. Ni la fiscalía aportó tampoco otros testigos, incluso mencionados por el propio denunciante en sus ampliaciones en sede fiscal, a los que esa parte ni siquiera hizo referencia en el debate”.
“Me quedé hasta mayo de 2016, cuando fui expulsado”, explicó Vicente Suárez Wollert sobre la congregación, en la que convivían “alrededor de 12 adultos y dos menores de edad”. La expulsión se debió a que, luego de atravesar las situaciones que denunció, el joven empezó a “rebelarse” en contra del director del lugar. Y explicó que “de ahí en más vinieron amenazas, incluso (Padilla) llegó a golpearme, y cuando le dije que le iba a comunicar al obispo lo que había pasado, me dijo que visite a mis papás para rever mi vocación, y yo accedí”.
En el juicio también declararon los obispos Raúl y Luis Martín, titular y auxiliar de la diócesis de La Pampa, y Héctor Aguer, a cargo de la diócesis de La Plata, quienes negaron tener conocimiento de los hechos denunciados.
“Ni la fiscalía ni la querella han demostrado con grado de certeza los extremos afirmados en sus acusaciones”, aseveró la jueza.