Los dinosaurios que reivindican al “Camarón”
Jaime Lamont Smart, condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad, fue uno de los impulsores de la solicitada que también firmaron defensores de genocidas y, entre otros, el exjuez Eduardo Riggi, recién jubilado en Casación.
Otro de los que firmó como exintegrante del Camarón fue Martín Anzoátegui. En 1979, antes de la llegada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Anzoategui mandó a allanar los organismos de derechos humanos mientras preparaban la lista de desaparecidos para ser entregada a los comisionados. Dos años después, ordenó la detención de los fundadores del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
El abogado Edgardo Frola también fue de la partida como exintegrante de la vocalía de Smart en la Cámara del Terror. Frola fue subsecretario de Asuntos Institucionales en la provincia de Buenos Aires durante la dictadura. Al regreso de la democracia fue abogado defensor de militares ligados al área de inteligencia y también representó al policía federal Samuel Miara, que se apropió de los mellizos Reggiardo Tolosa.
El abogado Eduardo Gerome, exdefensor del jefe de la Fuerza Aérea Omar Rubens Graffigna y del espía chileno Enrique Arancibia Clavel, también rubricó el texto. Al igual que Fernando Goldaracena, que supo defender al almirante Armando Lambruschini y al marino Alfredo Astiz.
Entre quienes prestaron su adhesión están Alberto Rodríguez Varela, el exministro de Justicia de la dictadura y exdefensor del dictador Jorge Rafael Videla. Lo acompañó Adolfo Casabal, que siguió representando al genocida y que también actuó como defensor de Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Otro de los que adhirió fue el militar retirado José D’Angelo Rodríguez –quien su autobiografía cuenta que participó de los alzamientos carapintadas contra los gobiernos democráticos–. D’Angelo es autor del libro La estafa con los desaparecidos, cuya presentación fue cancelada tanto en la Biblioteca del Congreso como en la Feria del Libro porque presenta a las víctimas de la última dictadura como un “mito” y relaciona a sus familiares con el “curro”, como tiempo atrás lo hizo Mauricio Macri.