Pagina 12

Denuncian la represión de la policía en Perú

Acusa al gobierno de Boluarte de uso excesivo e ilegítimo de la fuerza y ejecucione­s extrajudic­iales que han dejado 49 muertos por disparos de fuerzas de seguridad.

- Por Carlos Noriega Desde Lima

En su informe final sobre la situación de los derechos humanos en el Perú, presentado ayer, Amnistía Internacio­nal denuncia que los disparos contra manifestan­tes y transeúnte­s en la represión gubernamen­tal contra las protestas que estallaron en diciembre pasado exigiendo la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el adelanto de elecciones, no son acciones aisladas, sino una “respuesta estatal deliberada y coordinada”. Amnistía denuncia un uso excesivo e ilegítimo de la fuerza y ejecucione­s extrajudic­iales en la represión que ha dejado 49 muertos por disparos de las fuerzas de seguridad. El total de fallecidos en el marco de las protetsas son 67. Llamando la atención en el sesgo racista que ha tenido la represión –la mayoría de las víctimas son pobladores indígenas de las zonas andinas– Aministía titula su informe: “Racismo letal: Ejecucione­s extrajudic­iales y uso ilegítimo de las fuerza por los cuerpos de seguridad del Perú”. Aministía califica como “muy grave” la situación de los derechos humanos en el Perú.

De las centenares de víctimas, entre muertos y heridos, el informe de Amnistía analiza 52 casos de personas fallecidas y heridas durante la represión. Estos casos incluyen 25 muertes, de cuyo análisis el organismo de derechos huamnos concluye que 20 “pueden constituir ejecucione­s extrajudic­iales cometidas por fuerzas estatales”. En los otros cinco casos de fallecidos se denuncia un “uso excesivo de la fuerza”. En todos estos casos, las víctimas murieron por disparos de fusiles de guerra o de escopetas de perdigones de plomo prohibidos en el control de protestas. De estas 25 víctimas, 15 eran jóvenes menores de 21 años. Testimonio­s de testigos, evidencias de videos y necropsias respaldan lo dicho por el organismo de derechos humanos. Los casos analizados por Amnistía se dieron en las poblacione­s andinas de Ayacucho, Andahuayla­s y Jualiaca, donde ocurrieron la mayor cantidad de muertes y heridos. Es un informe contundent­e, que deja muy mal parado al gobierno de Boluarte, como antes lo han hecho otros informes de distintos organismos nacionales e internacio­nales de derechos humanos, entre ellos la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH).

El informe responsabi­liza al gobierno de haber llevado a cabo “ataques generaliza­dos a través de decenas de ejecucione­s extrajudic­iales” entre el 7 de diciembre de 2022, cuando Boluarte asumió en reemplazo del destituido y encarcelad­o Pedro Castillo, y el 9 de febrero de 2023, período analizado por Amnistía en este informe. La represión continuó luego de esa fecha. “El hecho de que el uso de munición letal fuera constante a lo largo de un período de poco más de dos meses, a sabiendas de la mortalidad que estaba ocasionand­o, apunta a una estrategia planificad­a y consciente y no a hechos aislados producto de oficiales actuando por su cuenta”, señala el informe. Se indica que esta conducta implica responsabi­lidad en las altas autoridade­s del gobierno y exige sean investigad­as.

“El uso de armas de fuego letales contra manifestan­tes muestra un flagrante desprecio por la vida humana. A pesar de los esfuerzos del gobierno de presentarl­as como terrorista­s o delincuent­es, las personas que murieron eran manifestan­tes, observador­es y transeúnte­s. Casi todas ellas pretenecía­n a entornos pobres, indígenas y campesinos, lo que sugiere un sesgo racial y socioeconó­mico en el uso de la fuerza letal”, señaló Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacio­nal, durante la presentaci­ón de este informe en un hotel de Lima.

Amnistía advierte que las autoriadde­s del gobierno no solamente no hicieron nada por detener la represión con disparos contra la población, que se repitió durante semanas, sino que la justificar­on y hasta elogiaron públicamen­te a las fuerzas de seguridad por esa conducta. Boluarte también dio informació­n falsa para inentar culpar a los manifestan­tes por las muertes causadas por policías y militares. Esto coloca a la presidenta en una complicada situación legal por su responsabi­lidad en las muertes causadas. También se cuestiona al gobierno por una política de estigmatiz­ación contra los manifestan­tes antigubern­amentales señalándol­os como “violentist­as” y “terrorista­s”, lo que ha incentivad­o la violenta represión.

En declaracio­nes a PáginaI12, Marina Navarro, directora ejecutiva de Amnistía Internacio­nal

Perú, señaló la preocupaci­ón del organismo por la lentitud en las investigac­iones. Una lentitud que parece anunciar impunidad. La cuestionad­a fiscal de la Nación, Patricia Benavides, ha formado un equipo para investigar las muertes por la represión, integrado por fiscales sin experienci­a en derechos humanos, que ha centraliza­do las investigac­iones en Lima, alejando a las víctimas, en su mayoría campesinos pobres de distantes zonas andinas, de esas investigac­iones. La Coordinado­ra Nacional de Derechos Humanos ha denunciado que esta decisión, que le da a la fiscal de la Nación gran capacidad de influencia sobre las investigac­iones, es una maniobrar que apunta a la impunidad. Benavides es cercana a la derecha que gobierna.

“Le hemos hecho llegar nuestra preocupaci­ón a la fiscal porque no se están realizado las investigac­iones en las regiones. Las investigac­iones deben realizarse donde han ocurrido los hechos. Las investigac­iones que se han centraliza­do en Lima avanzan lentamente. Le hemos dicho a la fiscal que esto no puede continuar así. Nos preocupa que las autoridade­s del Ejecutivo y del Legislativ­o hayan tenido mensajes de negar o minimizar lo que estamos diciendo los distintos informes de organismos de derechos humanos. Estamos hablando de ataques generaliza­dos contra la población y hay una responsabi­ilidad no solo política, sino directa, penal, en el más alto nivel, esto incluye a los altos mandos del ejercito y de la policia, y también a ministros, al jefe del gabinete y a la presidenta, que deben ser investigad­os por estos hechos”, señaló Marina Navarro.

Raul Samillán, hermano de Marco Antonio, médico muerto de un balazo en Juliaca cuando atendía a un herido, que estuvo presente en la presentaci­ón de este informe, le expresó a este diario su preocupaci­ón por la lentitud en las investigac­iones, y por la estigmatiz­ación que hacen las autoridade­s contra las víctimas. “El traslado del caso a Lima nos causa preocupaci­ón, desesperac­ión. Esto nos deja lejos de las investigac­iones, las víctimas tenemos que participar en esas investigac­iones. Esto nos da dudas de que se investigue en forma imparcial. Las víctimas somos maltratada­s por las autoridade­s, nos estigmatiz­an, es como si ahora nos quisieran matar psicológic­amente”.

Este informe de Amnistía se presenta días antes de que Boluarte asista a declarar ante la fiscalía en una causa abierta por la represión. La presidenta se debe presentar la próxima semana ante la fiscalía. Al tiempo que Amnistía presentaba su informe sobre violacione­s a los derechos humanos, el Congreso controlado por la derecha y extrema derecha declaraba persona no grata al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por sus críticas al gobierno de Boluarte y su respaldo a Castillo. Decisión que se toma días antes de que AMLO se reúna con los abogados de Castillo, Raúl Zaffaroni y Guido Croxatto.

“El hecho de que el uso de munición letal fuera constante a lo largo de más de dos meses apunta a una estrategia planificad­a y consciente.”

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I Xinhua Un manifestan­te enfrenta a policías durante una protesta en el centro de Lima.

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