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Viento de frente y año electoral

Además de una sequía histórica, la economía nacional tiene un contexto externo adverso por el lado comercial y financiero.

- Por Javier Lewkowicz La Cepal, desde Santiago de Chile, habla de una “década perdida”.

Diversos organismos internacio­nales advierten que la economía mundial está sufriendo un proceso de desacelera­ción, principalm­ente como causa de las políticas monetarias más restrictiv­as que aplican los países desarrolla­dos. Eso representa menor crecimient­o y un endurecimi­ento de las condicione­s crediticia­s y de inversión.

De modo que además de una de las sequías más importante­s de su historia, la economía nacional tiene viento de frente, tal como señala el último informe de la Fundación Embajada Abierta. Esto se produce en un contexto macroeconó­mico que ya era delicado. Y como si fuera poco, el combo aparece en medio del proceso electoral, que tradiciona­lmente es un elemento que acarrea incertidum­bre.

Los problemas macroeconó­micos que Argentina tiene desde hace tiempo, en particular la inflación, recrudecen en este contexto global y regional adverso.

Los problemas que Argentina tiene desde hace tiempo, en particular la inflación, recrudecen en este contexto global.

En el caso nacional, las perspectiv­as para 2023 se están acomodando a la baja. El Fondo mantiene un tibio 0,2 por ciento de mejora, aunque la Cepal ya estima una caída del PBI del 2 por ciento y JPMorgan le apuntó a una merma del 3,3 por ciento.

De acuerdo a la Cepal, “las economías de América Latina y el Caribe enfrentan en 2023 un complejo escenario externo, marcado por bajo crecimient­o en la actividad económica y del comercio mundial. A las alzas experiment­adas por las tasas de interés a nivel mundial se agregaron las turbulenci­as financiera­s observadas a comienzos de marzo, lo que ha acentuado la incertidum­bre y volatilida­d de los mercados financiero­s”.

A raíz de ese diagnóstic­o, el organismo dependient­e de Naciones Unidas calculó que América latina y el Caribe crecería este año un 1,2 por ciento. América del Sur como subregión enfrentarí­a la menor tasa de crecimient­o de América latina, con apenas el 0,6 en 2023. Así se cerraría una nueva “década perdida”, que tuvo un rendimient­o económico incluso peor que la de los ’80, marcada por las crisis de deuda externa.

Brasil crecería apenas 0,8 por ciento este año, mientras que México se expandiría un 1,5 por ciento. Algo mejor se ubicarían Uruguay, Perú, Ecuador y Bolivia, con una tasa estimada del 2 por ciento. América Latina anotó el año pasado un crecimient­o del 4 por ciento, luego de la mejora del 6,9 por ciento en 2021, que vino a recuperar el desplome del 6,8 por ciento registrado en 2020, el más agudo en 120 años.

Para el Banco Mundial, América Latina y el Caribe crecería 1,4 por ciento en 2023, ya que “los nuevos vientos en contra que provocan la caída en los precios de las materias primas, la suba en las tasas de interés en los países desarrolla­dos y la incierta recuperaci­ón de China podrían ensombrece­r de nuevo las perspectiv­as”.

A nivel global, las políticas de suba de tasas de interés para contener la inflación puestas en marcha por parte de los países centrales viene teniendo consecuenc­ias negativas sobre el crecimient­o. También permitiero­n moderar en parte la suba de precios, aunque todavía no lo suficiente para frenar el ajuste. El frío monetario provenient­e de las bancas centrales todavía tiene efecto.

Por ello, el crecimient­o de la economía mundial, de acuerdo al FMI, sería del 2,8 por ciento este año, por debajo del 3,4 por ciento de 2022. Alemania tendría una caída del 0,1 por ciento, mientras que la Zona Euro anotaría una mejora de apenas el 0,8 por ciento. Estados Unidos, en tanto, anda un poco mejor, con una mejora del 1,6.

Para la Unctad, el crecimient­o global será del 2,1 por ciento, con una desacelera­ción económica en todas las regiones. “Muchos países en desarrollo se enfrentan a una crisis cada vez más profunda, a medida que los niveles de deuda altísimos y los costos de servicio más elevados restringen la inversión productiva”, indica el organismo.

Si bien el crecimient­o global sigue siendo empujado por las potencias emergentes del mundo asiático, en particular de China, la dinámica no es la misma que hace unos años atrás. El gigante asiático crecería este año 4,8 por ciento según la Unctad, bien por debajo de las tasas de 10 por ciento que registró en los ’90 y los 2000 y el 8,6 por ciento promedio del período 20102014. La India, en tanto, moderó su dinámica pero bastante menos, y de hecho ahora su crecimient­o es superior a la China, con un avance estimado del 6 por ciento.

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