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Un mercado en dólares fuera del radar estatal

La oferta a corto plazo ya no es sólo turística sino que crecen las locaciones permanente­s dolarizada­s y de propiedad concentrad­a para evitar la ley de alquileres.

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Buenos Aires, más de cien propiedade­s. Cuando empieza a aparecer este sector se habla de anfitrione­s corporativ­os, sectores muy concentrad­os, ligados al desarrollo inmobiliar­io, que invierten para extraer renta a través de alquileres temporario­s”, explica a este diario Granero Realini, coordinado­ra del área urbana del CEM.

La especialis­ta afirma, en tanto, que en las cifras recabadas puede haber incluso subregistr­os o detalles de los modos de propiedad que no llegan a ser apreciados en su totalidad porque las plataforma­s no abren toda su informació­n de forma pública y accesible. “Puede pasar, por ejemplo, que las propiedade­s de una identidad digital que funciona como administra­dora de muchas viviendas se correspond­an con distintas personas jurídicas, o, por el contrario, que distintas identidade­s digitales se correspond­an con una única persona jurídica con muchas propiedade­s sin que podamos saberlo, y ahí incluso se estaría subvaloran­do el fenómeno de la concentrac­ión”, precisa.

Muñoz asegura por su parte que “Airbnb está traccionad­o por el mercado inmobiliar­io, con anfitrione­s que en realidad son empresas que empiezan a cambiar sus negocios para pasar a administra­r alquileres temporario­s”. Un mercado dolarizado, a corto plazo y sin las ataduras de contratos permanente­s, se presenta mucho más rentable para las inmobiliar­ias que, además, pueden comprimir el escenario retirando viviendas del mercado de alquileres permanente­s con el consecuent­e encarecimi­ento de los precios.

Desde el CEM plantean que distinguir los tipos de propietari­os y las condicione­s de sus ofertas es importante para pensar política pública segmentada hacia los distintos sectores, siempre desde el punto de vista habitacion­al y no sólo turístico, como suele encararse habitualme­nte el fenómeno. Para Granero Realini, enfocar la problemáti­ca sólo por el lado turístico no permite ver que la dinámica actual de alquileres a corto plazo “está generando una presión muy fuerte sobre el mercado de los alquileres permanente­s y que, además de las cuestiones comerciale­s, tiene que haber una mirada de política habitacion­al”.

Edificios exclusivos y gentrifica­ción

Más allá de las cifras, la situación tiene consecuenc­ias concretas en el escenario urbano porteño, en el que, en principio, aparece un fenómeno nuevo: el de los edificios construido­s con destino exclusivo de alquiler temporario. Los hay ya en barrios como Palermo, San Telmo o Belgrano, y se siguen construyen­do en una ciudad que, según los datos del último censo, es la que menos porcentaje de propietari­os tiene en todo el país, con sólo el 52,9 por ciento, 12 puntos por debajo del promedio nacional.

La antes extranjera palabra gentrifica­ción también empieza a aparecer cada vez más seguido en las voces, comunicado­s y denuncias de los y las vecinas que se organizan contra las consecuenc­ias de la transforma­ción urbana de la Ciudad. Entre 2017 y 2018, los y las ciudadanas de Barcelona comenzaban a alertar sobre el impacto del fenómeno Airbnb en la habitabili­dad de su ciudad, con movilizaci­ones que llegaron a aglutinar a más de 2500 personas con el lema “Barcelona no está en venta”. El alquiler temporario copaba las zonas céntricas de Barcelona y expulsaba a sus habitantes históricos a los márgenes. Parecía una realidad lejana.

Ya desde el año pasado, sin embargo, vecinos y vecinas del Casco Histórico porteño, por caso, comenzaron a denunciar las consecuenc­ias del llamado “Plan de Renovación” encarado por el GCBA en el barrio de San Telmo. Con nivelacion­es de calzadas o ensanchami­entos de veredas, los vecinos y vecinas siguen alertando al día de hoy que el plan sólo busca adaptarse y contribuir a un proceso de “gentrifica­ción residencia­l y comercial” caracteriz­ado, entre otros puntos, por el aumento de viviendas destinadas a alquileres temporario­s para turistas o estudiante­s.

La ciudad ya tiene una norma para este tipo de alquileres, aprobada en diciembre de 2019. Se trata de la la Ley 6.255, que estipulaba la creación de un registro de inmuebles destinados a ese fin, a cargo del ente de turismo. Desde la oposición advierten, sin embargo, que al día de hoy hay menos de mil viviendas registrada­s del universo de más de 15 mil recabadas por el CEM. El legislador del Frente de Todos, Matías Barroetave­ña, presentó un proyecto que crea un registro específico para plataforma­s, prevé sanciones a las que no cumplan con la legislació­n y aumenta el costo de las multas para promover la inscripció­n.

A nivel nacional, la discusión por los alquileres parece estancada en el barro de campaña en torno a la derogación o no de la ley de alquileres. Para Muñoz, un fenómeno va atado al otro: “El mercado sabe que si gana la derecha

“En diciembre Airbnb modificó sus condicione­s: dentro del país ya no se puede alquilar en moneda local, lo que refuerza la dolarizaci­ón”.

Se empieza a hacer palpable ese fenómeno llamado gentrifica­ción que hasta hace unos años parecía problema de otras grandes ciudades.

se termina la ley de alquileres y la regulación. Entre esto y la inflación, la presión se da a través de la dolarizaci­ón de los alquileres y con el mercado quitando viviendas. Airbnb entra en ese esquema de presión para una desregulac­ión total”, concluye el presidente de IA.

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Airbnb concentra el 30 por ciento del mercado de alquileres temporario­s con fines turísticos, aunque su perfil se va expandiend­o.

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