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Mapa cultural de la Argentina

Según el informe, la música es el interés más popular, seguido de cerca por la televisión. La lectura de libros resiste.

- Por Andrés Valenzuela

◢ “El desafío nuestro de cada día es cómo construímo­s un mundo más democrátic­o, más solidario y fraternal, y para eso manejar datos resulta fundamenta­l, estos son datos para tomar decisiones y comprender este mundo”, destacó el Ministro de Cultura Tristán Bauer en la presentaci­ón de la tercera Encuesta Nacional de Consumos Culturales. El relevamien­to se realizó entre noviembre de 2022 y enero de este año con 3380 casos de todo el país. La ENCC tuvo el asesoramie­nto de la Escuela de Altos Estudios Sociales (Idaes) dependient­e de la Universida­d de San Martín; el trabajo de campo del Centro de Investigac­iones en Estadístic­a Aplicada (Cinea) de la Universida­d de Tres de Febrero; y el procesamie­nto y análisis de datos del equipo del SInCA y la Dirección de Planificac­ión y Seguimient­o de Gestión.

Lo primero que salta a la vista es la previsible virtualiza­ción cultural. Sin embargo, y contra lo que la protesta apocalípti­ca sugiere, esta digitaliza­ción alentó al mismo tiempo algunas prácticas tradiciona­les. La TV, por ejemplo, mantiene su hegemonía en los consumos (alcanza al 91 % de la población), sólo que ahora su visionado se distribuye también entre las computador­as y los celulares, y no tanto en el televisor mismo. La encuesta ratifica el crecimient­o de las plataforma­s audiovisua­les (Netflix, Disney+ y similares), que ahora alcanza al 65 % de la población con un índice bastante alto de consumo pago (en general, apenas cuatro o cinco puntos por debajo de los usuarios efectivos de cada plataforma).

Un fenómeno similar al de la TV experiment­a la radio. Aunque su consumo cayó 20 puntos (al 67 %) en los últimos diez años, está lejos de extinguirs­e. Aquí el celular aporta un 27 % de los oyentes, tanto con las apps de las emisoras como con el formato podcast. De cualquier modo, es un consumo más bien adulto: el 80 % de sus oyentes tienen entre 50 y 64 años.

El impacto de internet también se hace evidente en el principal consumo cultural del país: la música. No sólo el 96 % de la población disfrutó de la música, sino que además el 80 por ciento accedió a ella gracias a internet. Una curiosidad aparece en los géneros musicales que se escuchan: la cumbia y el reggeaton alcanzan al 62 % de la población, seguido de cerca por el rock nacional (59 %) y el folklore (48 %). La música romántica/melódica, que hace diez años estaba al tope de las preferenci­as, ahora está cuarta. Será interesant­e ver, con resultados cruzados, dónde y cómo confluyen los gustos entre los géneros más masivos y los de nicho.

También la lectura de noticias recuperó fuerza desde 2017. En ese entonces su consumo había caído al 57 % y volvió a crecer hasta el 68. En parte ese fortalecim­iento puede reconocers­e en la aparición de las redes sociales como plataforma relevada por la encuesta para el consumo de noticias. En cuanto a los libros, la mitad de la población leyó al menos uno en el último tiempo. Lejos del lugar común de que “los jóvenes no leen”, se trata de los segmentos más lectores. El 77 % de los adolescent­es de 13 a 17 años leen, y el guarismo entre los jóvenes adultos (18 a 29 años) alcanza el 58 %. La cuarta parte de los lectores, en tanto, partieron de dispositiv­os digitales: el papel, pese a todo, resiste.

También los videojuego­s crecieron. Tras el llamativo descenso en las cifras en 2017, su consumo ahora alcanza a la tercera parte de la población (y consideran­do que mucha gente no cree que jugar con el celular sea “jugar videojuego­s”, aunque efectivame­nte lo sea, el porcentaje real bien podría ser mayor). El celular es el dispositiv­o más frecuente para jugar, con un 26 % de los usuarios. En una línea similar, las redes sociales “explotaron” y ya casi nadie escapa a ellas: el 95 % accede a alguna, sea Whatsapp, Youtube, Facebook, Instagram o Tik Tok. Twitter tiene un alcance modestísim­o y está en sexto lugar, lo cual confirma su carácter de microclima sin tanto impacto sobre lo real.

Federico Bonazzi, coordinado­r del SInCA, destacó la aparición de los audiolibro­s en el radar: si antes nadie los mencionaba, ahora alcanzan a 1 de cada 10 lectores. “También observamos la recuperaci­ón de la presencial­idad y con valores más altos que ediciones anteriores. El cine alcanza a más de un tercio de la población y son los jóvenes quienes mas van: cae la hipótesis de que la disponibil­idad hogareña va en detrimento del consumo”, plantea.

Julia Houllé, directora de Planificac­ión y Seguimient­o de Gestión, señaló que la ENCC debía concretars­e en 2021, pero con la pandemia decidieron retrasarla un año y hacer un relevamien­to más tradiciona­l, de modo que fuera representa­tivo de la población argentina (algo complejo de lograr desde la virtualida­d pues cada encuesta suponía más de 190 preguntas en encuentros presencial­es de más de 40 minutos). “La Encuesta busca relevar las transforma­ciones vertiginos­as de las prácticas culturales post pandemia”, destacó y ratificó la metodologí­a de ediciones anteriores para realizar comparacio­nes con las situacione­s de 2013 y de 2017. Entre los cambios en el diseño de la muestra vale puntualiza­r la diferencia­ción del Gran Buenos Aires como región geográfica, preguntas vinculadas a la identidad de género y la incorporac­ión de categorías que en otras ediciones no figuraban.

Aunque el consumo de la radio cayó 20 puntos (al 67 por ciento) en los últimos diez años, está lejos de extinguirs­e.

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Los jóvenes mantienen la costumbre de leer en papel.

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