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Por Matías Ferrari

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◢Maritza Garcia tiene 63 años, vive en una pensión de Constituci­ón y se dedica a la venta ambulante. A mediados de 2022 viajó a República Dominicana, su país de origen, para no perderse el velorio de su sobrino, Daury, de 23 años, quien falleció de un paro cardiorres­piratorio mientras intentaba ingresar a los Estados Unidos. Xoana Valiente vive en Escobar y trabaja como cartonera en la cooperativ­a de trabajo “18 de abril”, y es militante del Movimiento de Ttrabajado­res Excluidos (MTE). En mayo de 2023 la invitaron a participar de un congreso latinoamer­icano de reciclador­es urbanos, organizado en Bogotá, Colombia, adonde viajó gracias al aporte de sus compañeros. Rosa Pizarro realiza tareas comunitari­as en la “Casa Pueblo” del barrio Carlos Gardel, en Morón. En julio de 2023 tuvo que regresar de urgencia a Perú porque su papá, que se quedó a vivir en aquel país, había sido internado de urgencia. Las tres tienen en común algo más que su pertenenci­a a las organizaci­ones de la Economía Popular: el Gobierno decidió darlas de baja del programa Potenciar Trabajo, el principal plan social del país, con la excusa de que sus viajes al exterior son una supuesta prueba irrefutabl­e de que dejaron de ser pobres.

Las historias de Maritza, Xoana y Rosa –entre muchas otras más– forman parte de un amparo colectivo presentado por la Unión de Trabajador­es de la Economía Popular (UTEP) en el que se denuncia que las más de 22 mil bajas que decretó el Ministerio de Capital Humano en febrero de este año fueron irregulare­s, dado que los viajes a países limítrofes no estaban considerad­os como una “incompatib­ilidad” a la hora de percibir el beneficio. Además, exponen con claridad que los viajes no supusieron en absoluto que las víctimas de la poda hayan dejado de pertenecer a lo que en los términos burocrátic­os del Estado se conoce como “grupo de vulnerabil­idad social”.

Desde que está vigente la Resolución 82/2024, que puso en marcha la última poda de beneficiar­ios del plan, las oficinas de la calle 25 de Mayo de la cartera que conduce Sandra Pettovello estallaron de personas haciendo reclamos, “en filita y con DNI en mano”, como había dicho la ministra que los iba a atender. Según pudo saber PáginaI12 en base a informació­n interna del exminister­io de Desarrollo Social, se debe que al menos un tercio de las suspension­es (más de 7 mil) se dictaron además de forma irregular, ya sea por mala praxis en el entrecruza­miento de datos o por simple malicia. En el listado de víctimas del recorte –al que también accedió este diario– figuran incluso casos insólitos, como duplicacio­nes de DNI y hasta cruces a países como

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