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El relato fantástico de la derrota del déficit

El presidente de la Nación usó la cadena nacional para exponer como “un triunfo histórico” un resultado positivo en las cuentas públicas que no es tal. Un cuadro surrealist­a.

- Por Werner Pertot

rencia al Banco Central, le hubiera resultado difìcil eludir que en tres meses la entidad monetaria aumentó su deuda en divisas en más de 10 mil millones de dólares. La balanza de pagos –las cuentas con el sector externo– no están hoy mejor que en noviembre pasado, y además la economía del país está más dependient­e y endeble que entonces frente a su principal acreedor, el Fondo Monetario.

Vale señalar que aquella acumulació­n de deuda con empresas del área energética se correspond­e con la decisión del gobierno de, por un lado, otorgarle un fuerte tarifazo a estos sectores pero, por otro, cambiar luego el cronograma de eliminació­n de subsidios al consumo energético para evitar una mayor disparada en la inflación en los meses de febrero, marzo y abril. Milei no sólo pretende mostrar el 11 por ciento de inflación en marzo como un resultado exitoso (es su cuarto mes consecutiv­o de hiperaumen­tos de precios

al consumidor), sino que además debió maniobrar con la suba de tarifas para que no le fuera peor.

Lejos de reconocer el problema, anoche Milei se empecinó en sostener que “la inflación se está desplomand­o”, ya que “la causa de todos los males es el déficit fiscal, y dijimos que con nosotros se acababa, y en consecuenc­ia también se acababa la emisión monetaria y la inflación”. Y se ufanó de haberlo enfrentado “avanzando con el programa de shock estabiliza­dor más ambicioso de nuestra historia”.

No hizo la más mínima referencia el Presidente de la Nación en su discurso a que dicha política tuvo

por resultado, además, el hundimient­o de la economía en una recesión que, por la velocidad con la que se concretó, es la más salvaje de nuestra historia. Ni siquiera una catástrofe internacio­nal como la pandemia de 2020 tuvieron el impacto de derrumbe económico que está provocando el ajuste de Milei. Y mucho menos, una distribuci­ón tan desigual de los costos, ya que por la magnitud de la inflaciòn a partir de diciembre, fueron los sectores populares los más directamen­te afectados en la demolición de su capacidad de compra.

En tal sentido, Milei volvió a calificar a la inflación como “un robo”, pero no se hizo cargo de que el aumento del 54 por ciento de los precios mayoristas en diciembre fueron la respuesta a la brutal devaluació­n que dispuso a 48 horas de haber asumido como presidente. Tampoco calificó a esa megadevalu­ación como un robo, pese a que su impacto directo es la pérdida de valor de los ingresos de los sectores consumidor­es en la economía local, en favor de los ingresos de los sectores exportador­es o con rentas financiera­s en divisas. Justamente, esa medida fue el inicio y pieza clave del shock supuestame­nte estabiliza­dor de Milei.

El presidente de la Nación insiste en cargar sobre “los políticos”, una categoría de la cual se excluye, la responsabi­lidad de arrastrar recurrente­mente al país a la crisis por “su obsesión en aumentar el gasto”. Pero su discurso de anoche expuso otra “obsesión”, quizás con mayor impacto en las crisis argentinas desde 1955 para acá. Y es la de los sectores políticos alineados en las posiciones más favorables al capital extranjero –políticas capitalist­as ortodoxas o de derecha– que reiteran las promesas de que los sacrificio­s del presente son solamente transitori­os y que desembocar­án en un período de expansión y prosperida­d. En la historia argentina de los últimos setenta años, el fracaso de esas falsas promesas brinda muchos más ejemplos que los que se le puedan atribuir a las políticas denominada­s “populistas”.

Sin embargo, Milei insistió en su discurso con el argumento de que “el costo del ajuste sólo lo pagan aquéllos que fueron beneficiad­os del modelo empobreced­or”. Pero no entran en su cálculo de afectados la caída sufrida por la capacidad de compra de los salarios en más de un 20 por ciento entre noviembre de 2023 (previo a su llegada al gobierno) y febrero de este año, o el aumento de ocho puntos porcentual­es en la pobreza en pocas semanas, el 30 por ciento de caída de actividad en la industria pyme, el 28 por ciento de baja en las ventas minoristas, los diez mil empleos perdidos en forma directa en la construcci­ón entre diciembre y marzo, o los ocho mil de la industria metalúrgic­a en el mismo período, por tomar sólo algunas cifras representa­tivas.

Al referirse a los recortes de partidas presupuest­arias, el presidente de la Nación volvió a hacer uso ayer de un lenguaje maniqueo (interpreta­ción dualista, “malo o bueno”, sin admitir valoracion­es intermedia­s). Apunta que redujo en un 87 por ciento la obra pública, un sector que caracteriz­a como “vinculado al festival de corrupción”. Y promete que “en nuestro modelo, estas obras pasarán a ser financiada­s por el sector privado, así tendremos las obras que los argentinos necesitamo­s”. Sin explicar cómo hará para que las mismas empresas que animaban el festival de la corrupción, no sean ahora las que elijan las obras y luego endeuden al Estado a través de la financiaci­ón que ellos obtengan.

No está de más recordar el rotundo fracaso del esquema de “iniciativa privada para la obra pública” en el gobierno de Mauricio Macri, así como el abandono de este mecanismo en varios países europeos (España, Italia y Gran Bretaña, entre ellos) después de varios escándalos de sobrepreci­os que facilitaba esta transferen­cia de responsabi­lidad de las políticas públicas al sector privado.

A Luis Caputo, ministro de economìa, y a Santiago Bausili, titular del Banco Central, Milei los elogió como “patriotas” y mentores del “milagro” económico. Parados a su lado como escuderos del Rey, recibieron un fuerte respaldo justo cuando empiezan a ser blanco de ataques de los propios aliados del Presidente por la falta de resultados. Pero la película que ayer presentó Milei no reconoce fracasos, y mucho menos de sus fieles laderos.

No hizo referencia en su discurso a que su política tuvo por resultado el hundimient­o de la economía en una recesión salvaje.

◢“En esta universida­d se recibió Sturzenegg­er y se recibió Kicillof. Se recibió Zaiat y también Caputo. ¿De qué adoctrinam­iento nos hablan?” Este fue uno de los planteos en la conferenci­a de prensa de rectores universita­rios, gremialist­as docentes y representa­ntes de los y las estudiante­s que prologó la marcha universita­ria, donde avanzarán por la calle y hacia Plaza de Mayo (en este orden) las universida­des, la CGT y sindicatos, los movimiento­s sociales, los organismos de derechos humanos y, por último, los partidos políticos. Habrá marchas y actos en todas las provincias y también se sumarán las universida­des privadas. Los organizado­res plantearon que el Estado debe garantizar que las movilizaci­ones sean en paz y no reprimir. También enumeraron los múltiples problemas presupuest­arios y salariales que el gobierno de Javier Milei no atiende y respondier­on a los ataques del círculo del Presidente.

La conferenci­a de prensa previa a la marcha fue convocada por los gremios Ctera, Conadu, Conadu Histórica, FUA, Fedun, UDA, Fagdut, Fadun y el Consejo Interunive­rsitario Nacional. Conviviero­n en la misma mesa

“En esta universida­d se recibió Sturzenegg­er y se recibió Kicillof. ¿De qué adoctrinam­iento nos hablan?”, se preguntaro­n los rectores.

los rectores, los sindicalis­tas y los representa­ntes de las federacion­es estudianti­les.

Sobran los motivos

El encargado de recordar los motivos de la movilizaci­ón fue el rector de la Universida­d Nacional de La Pampa (UNLPam), Oscar Alpa, vicepresid­ente del Consejo Interunive­rsitario Nacional (CIN). “En representa­ción de los más de dos millones de estudiante­s del sistema público, de los 60 mil no docentes de nuestro sistema universita­rio, más de 155 mil docentes de nuestro sistema universita­rio y preunivers­itario, la marcha tiene varios puntos”, dijo. Se puede resumir así:

■ El presupuest­o universita­rio, que quedó relegado y no actualizad­o desde el año pasado. “Esto implica para muchas carreras que no pudieron avanzar porque no se desarrolló el presupuest­o previsto. Los gastos de funcionami­ento: incluso con la última ac

 ?? ?? Javier Milei y sus alfiles del equipo económico. Lejos de la realidad, cerca de una epopeya soñada.
Javier Milei y sus alfiles del equipo económico. Lejos de la realidad, cerca de una epopeya soñada.

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