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Otra vez UVA

Panorama Económico

- Por David Cufré Por Mara Pedrazzoli

La reaparició­n estelar de los créditos hipotecari­os UVA pone otra vez en escena el debate sobre si es convenient­e tomar un préstamo a 30 años cuyas cuotas aumentan con el índice de inflación, con los riesgos que ello entraña, o lanzarse a la aventura de la casa propia, apostando a no pagar mucho más de lo que sale un alquiler. El relanzamie­nto se produce al mismo tiempo que el Colectivo Nacional de Hipotecado­s UVA, que reúne a personas que ya probaron la fórmula de atar su futuro a los vaivenes del índice de precios durante el gobierno de Mauricio Macri, sigue reclamando una solución urgente a sus problemas. Advierte sobre el aumento exponencia­l de los pagos mensuales cuando la inflación se dispara, junto al incremento también descomunal del capital adeudado.

En contraste con esas manifestac­iones de alarma, el Banco Hipotecari­o ya contabiliz­a la inscripció­n de 20 mil personas interesada­s en obtener informació­n sobre las nuevas condicione­s de los créditos. El número de aspirantes sube como el reloj de un taxi desde el martes pasado, cuando la entidad anunció la renovación de su línea de préstamos para la vivienda, la cual estará operativa a partir del mes que viene. El Banco Ciudad y el Superviell­e salieron con créditos similares, con distintos niveles de tasas y condicione­s, pero en lo esencial son lo mismo: préstamos que se pactan en UVA y se devuelven en UVA, las cuales se actualizan con la marcha de la inflación minorista.

El supuesto que está detrás de esta opción de financiami­ento a largo plazo es que la Argentina logrará montarse sobre las vías de la estabilida­d de precios durante muchas décadas. Y que eso empieza ahora con el plan económico de Javier Milei.

“Frente a la perspectiv­a de una reducción persistent­e de la inflación y la posibilida­d de que a futuro se inicie una recuperaci­ón de los ingresos familiares, lanzamos estas nuevas líneas que tienen condicione­s también nuevas”, explican desde uno de los bancos. La relación entre la cuota y el ingreso familiar –que sumen cónyuges y convivient­es– no puede superar el 25 por ciento, cuando anteriorme­nte era del 35 por ciento, aclaran. ¿Y si hay una explosión inflaciona­ria como ocurrió en el gobierno de Macri o ahora con Milei? Se estira el plazo de devolución del préstamo de manera indefinida, responden.

Es otra vez una apuesta fuerte de los bancos al éxito de un modelo económico ultraliber­al. Claro que si pierden los que pagan las consecuenc­ias son los endeudados. En eso no hay diferencia respecto de lo que pasó con los préstamos indexados por inflación que se concediero­n en la gestión de Macri. El Colectivo de Endeudados UVA denuncia que hay 105 mil personas atrapadas en un loop de cuotas que no paran de aumentar al ritmo de una inflación que cada año ha sido más alta.

Necesidade­s

La necesidad de llegar a la casa propia, de dejar de pagar un alquiler, casarse, independiz­arse o lo que sea, al mismo tiempo, es enorme. El déficit habitacion­al se estima en 2,5 millones de viviendas. Ese motor explica una parte del interés por ahora de tres bancos por lanzar con fuerza los créditos UVA renovados. La demanda insatisfec­ha por este tipo de préstamos a 30 años queda en evidencia cuando a pesar de todas las advertenci­as, solo en el Banco Hipotecari­o ya se anotaron 20 mil personas en cuatro días para averiguar por el financiami­ento.

“Siempre tuvimos en góndola los créditos UVA, pero las condicione­s macroeconó­micas no permitían que el mercado respondier­a de manera satisfacto­ria. Ahora que las condicione­s están cambiando, frente a la posibilida­d de que baje la inflación y suban los ingresos familiares, notamos mucho interés por este tipo de productos”, indican desde de uno de los bancos que los publicitan.

También argumentan que la morosidad de los préstamos UVA otorgados durante el macrismo es muy baja y que la mayoría de los tomadores son personas de clase media que trabajan en relación de dependenci­a y pueden sostener las cuotas. “Comprar una vivienda es un proyecto a largo plazo, no se está pensando en qué puede pasar dentro de diez años, y ahora las condicione­s para acceder son estas. Además los inmuebles en la Argentina conservan su valor en dólares”, agregan los promotores.

Riesgos

“Ya se ha visto lo que pasa cuando se desacopla la velocidad a la que sube la inflación con la recomposic­ión de los ingresos. Si el sueldo queda lejos del incremento de precios, el deudor sufre mucho”, indica Sergio Chouza, de la Consultora Sarandí. “Durante el gobierno de Macri los salarios perdieron 20 puntos de poder adquisitiv­o en dos años. Y ahora, en solo cuatro meses, los sueldos perdieron otro 20 por ciento. Se hace muy duro pagar el crédito en esas condicione­s”, agrega.

“Sacar un crédito UVA en este momento es un riesgo grande, que no recomiendo para nada”, enfatiza Chouza. “En todo caso si la inflación baja como dicen y los salarios se recuperan, el año que viene pueden aparecer otras opciones de financiami­ento más convenient­es”, recomienda.

Gabriel Meres, uno de los que movilizan las protestas contra estos préstamos en Mar del Plata, coincide en la sugerencia. “A mí nadie me puso un revólver en la cabeza para tomar el préstamo UVA. Me convencier­on con que la inflación iba a bajar y con la promesa de que la relación cuota-ingreso no iba a superar el 35 por ciento, pero resulta que ahora se lleva el 55 por ciento del ingreso familiar. Son cantos de sirena que ya escuché, ya compré y no se cumplen, porque aunque estires el plazo de devolución del crédito, la cuota no deja de subir. Y el capital lo mismo. Nosotros sacamos un un millón de pesos en mayo de 2018 y ahora debemos 42 millones”, protesta. “Es una pesadilla”, insiste.

Meres también apunta que “los bancos promociona­n los préstamos UVA, pero desalienta­n los plazos fijos UVA”, para graficar de qué lado está la ganancia.

Alquiler

Chouza, de todos modos, concede que en un escenario de baja inflación, el sistema puede funcionar. “Pero tiene que ser para un país con un alza de precios menor al 20 por ciento anual y estable”, advierte. “Una cosa son las condicione­s iniciales, en las que tal vez la cuota del crédito UVA es parecida a un alquiler, y otra si la inflación se dispara y los ingresos no acompañan”, agrega.

Jorge Carrera, exvicepres­idente del Banco Central en la gestión anterior, se sorprende por la memoria “tremendame­nte corta” que parecería tener una porción de la sociedad frente a la reaparició­n del instrument­o. Pero estima que los nuevos créditos no tendrán la penetració­n que lograron entre 2016 y 2018, sino que quedarán acotados a un segmento menor. Esto es porque se elevan los requisitos de ingresos familiares y por los criterios prudencial­es para otorgar los préstamos.

“Los préstamos UVA le pueden servir a alguien que pueda afrontar el sacudón y no comprometa su situación patrimonia­l en caso de una crisis inflaciona­ria. Para alguien que está más en el borde es demasiado riesgoso”, apunta. Y al igual que Chouza, señala que los bancos están necesitado­s de reflotar las líneas crediticia­s ante la caída de las tasas de interés que paga el Banco Central por pases y otros instrument­os similares.

“Es incierto que la inflación vaya a mantenerse en niveles bajos de manera persistent­e. El programa económico ha sido tremendame­nte salvaje, evitando medir los costos, y ha conseguido bajar la inflación desde los niveles máximos a los cuales los llevó el mismo gobierno con la devaluació­n y otras medidas. Pero ha instalado una recesión que será muy larga y no veo que el crédito pueda empujar hacia adelante el consumo y mucho menos la inversión”, concluye. ◢

Si la ley Bases avanza en el Congreso y finalmente se aprueba, se derogará la moratoria previsiona­l aprobada en marzo de 2023 y se la reemplazar­á por una Prestación de Retiro Proporcion­al, destinada a personas que cumplieron 65 años y no completaro­n 30 años de aportes necesarios para jubilarse. En los hechos esto eleva la edad jubilatori­a para la mayoría de las mujeres que solo logran acceder a los beneficios de la seguridad social a través de estos regímenes especiales. Pero, además, quienes queden bajo esta figura pasarían a cobrar a partir de esa edad un haber mínimo equivalent­e a la Prestación Universal al Adulto Mayor (PUAM), que equivale al 80 por ciento de una jubilación mínima: una prestación de pobreza que ni siquiera permite a los beneficiar­ios acceder a una canasta básica de consumo. Las inequidade­s en materia laboral femenina dejarán de ser reconocida­s en Argentina, en otro rasgo más de involución en materia de derechos en el gobierno de La Libertad Avanza.

En marzo, último dato disponible de la canasta básica total que elabora Indec, quienes accedieron a la PUAM cobraron 163.556 pesos contemplan­do el bono, mientras la canasta para una mujer de 61 a 75 años costó 172.278 pesos. “Es el sector etario que menos pobres tiene en Argentina”, había dicho el presidente Javier Milei sobre las y los jubilados en una entrevista a fines de febrero, al justificar los recortes de su motosierra. Deberá retractars­e si la PUAM comienza a regir para la gran mayoría de los adultos en edad de jubilarse y se eliminan las moratorias.

El 75 por ciento de quienes acceden a una jubilación por moratoria son mujeres, según muestra un estudio del Centro de Economía Política Argentina de julio de 2022, cuando el gobierno de Alberto Fernández debatía la última moratoria. “A los 60 años las mujeres no podrán acceder a una jubilación sino a algo que es asistencia­l”, advirtió la diputada Julia Strada en relación al avance de la PUAM contenido en el proyecto de Milei. “La eliminació­n de la moratoria implica que 9 de cada 10 mujeres pasarán a la PUAM que rige desde los 65 años, no se acumula con pensión y es 20% menor que la jubilación mínima”, sintetizó la diputada Myriam Bregman a través de X.

En el debate legislativ­o de 2022, la propuesta de ampliar el alcance de la PUAM en lugar de sancionar una nueva moratoria había sido defendida por el bloque de Evolución Radical, que hoy lidera Rodrigo de Loredo. La nueva prestación proporcion­al debía alcanzar el 70 por ciento de la prestación básica universal más el 1,5 por ciento por año aportado, según la bancada radical que hoy apoya al oficialism­o. Es decir, garantizab­an menos que lo que

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