Bronca y desorden
Panorama Político
◢
La lucha de las universidades, y de la educación pública en general, no es por mayor presupuesto, sino por su supervivencia. El Gobierno no les dejó margen. Las universidades necesitan que les tripliquen la cantidad que les asignó Milei, lo que simplemente sería recuperar lo que perdieron con la inflación. El radicalismo apoyó la movilización pero al día siguiente boicoteó la reunión en el Congreso convocada de urgencia por Unión por la Patria y la izquierda para aumentar el presupuesto. El radicalismo juega con fuego un conflicto que no tiene puntos intermedios.
Los radicales, a través de la agrupación Franja Morada, siempre tuvieron una presencia importante en el movimiento estudiantil y en los claustros universitarios. Muchos de sus dirigentes provienen de la militancia universitaria. La decisión del bloque radical de obstruir el debate que planteó la inmensa movilización del martes puede ser visualizada como una traición a sus propias bases.
El responsable de esa voltereta fue el cordobés
Rodrigo De Loredo, jefe del bloque radical. Los cordobeses aseguran que la movilización del martes en su capital fue la más grande que se realizó en democracia. Otros radicales afirman
–y no exageran– que por lo menos la mitad de los que marcharon eran votantes de Milei y muchos de ellos radicales.
Hubo dirigentes de casi todas las fuerzas políticas en las columnas. Cuando De Loredo quiso incorporarse a la del radicalismo fue el único insultado. Le recordaron su sociedad con “el milico” Oscar Aguad, exministro de Defensa de Mauricio Macri y amigo del genocida Luciano Benjamín Menéndez. De Loredo pasó un mal momento en la marcha. Y al día siguiente la traicionó. Cuando hacía declaraciones periodísticas en la puerta del Congreso, desde un colectivo que circulaba por Rivadavia se escuchó que le gritaban “sorete”.
De Loredo encabeza el sector del radicalismo interesado en estrechar su alianza con el Gobierno. La mayoría de los votos radicales y de Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal, junto con los de La Libertad Avanza y el macrismo facilitaron el dictamen favorable a la ley ómnibus reducida que el oficialismo tramitó con urgencia.
La conmoción que provocó la estrategia destructiva del Gobierno desestabilizó a los partidos de oposición, a la oposición amigable, al oficialismo y también a las centrales empresarias como la UIA. La caída abrupta del consumo en todos los niveles, desde automóviles y electrodomésticos hasta carne o indumentaria provocó la rebelión de medianos y pequeños empresarios contra la conducción mileísta de Paolo Roca, que ha colocado a varios de sus gerentes en empresas estatales y oficinas del gobierno.
El seguidismo a Milei, que caracterizó hasta ahora a la central empresaria, fue interrumpido el miércoles por un documento crítico donde expresó su “seria preocupación por la caída de la actividad y su impacto, principalmente en las pequeñas y medianas industrias”. Según el Centro de Estudios de la UIA, en febrero la caída interanual en el primer bimestre de 2024 fue del 8,3 por ciento, en comparación con el mismo período del año 2023. Esos números corresponden a la caída de la producción. Pero la caída del consumo, en algunos rubros alcanzó el 40 por ciento.