Pagina 12

“El humor es opositor al poder, al poder real”

La dupla conductora sabe que su más duro competidor será una realidad que a veces parece guionada, y la búsqueda del sarcasmo por parte de los mismos políticos.

- Por Emanuel Respighi

De un tiempo a esta parte, la realidad argentina y mundial deambula entre la tragedia, la angustia, el absurdo, el delirio, la violencia y la intoleranc­ia. La crisis económica, social y cultural le imprime a ese combo un contexto que agudiza aún más sus consecuenc­ias psíquicas (y materiales) en la ciudadanía. Poder sobrelleva­r una actualidad tan agotadora no resulta tarea sencilla para la vida de la gran mayoría de argentinos. El humor, entonces, bien puede ser un bálsamo para aplacar la angustia generaliza­da y exorcizar los males diarios. Con esa premisa es que hoy debuta La casta en orden (sábados a las 21), el nuevo programa de humor político que estrena Canal 9, conducido por Agustina Kämpfer y Juan Di Natale. “Por naturaleza, el humor político es opositor, pero no solo al gobierno sino también al poder real”, acuerdan los conductore­s en la entrevista con PáginaI12.

La casta está en orden tendrá el complicado desafío de transforma­r en risa una realidad que supera, incluso, a la misma ficción. En un formato estético y conceptual propio del streaming, el ciclo repasará los hechos más relevantes de la semana desde una mirada irónica y sarcástica, que profundice contradicc­iones e hipocresía­s, pero que también provoque el desahogo de los televident­es. La Inteligenc­ia Artificial será un recurso a mano en el ciclo, para generar a partir de declaracio­nes reales de políticos y funcionari­os una narrativa humorístic­a distinta. Clips musicales, los grafitis de la semana, el meme del día, el grupo de chats de los políticos y los archivos del túnel del tiempo serán algunas de las secciones del programa.

La casta está en orden contará con la participac­ión de los humoristas Laura Bruni, Iván Ramírez, Emiliano Senas y Martin Bilyk, quienes aportarán las caracteriz­aciones de políticos que interactua­rán con Kämpfer y Di Natale y con el invitado especial que tendrá cada envío. “Vamos a repasar la actualidad de la semana, intentando que la ficción de lo que vamos a recrear junto a los actores y a las actrices supere a la realidad, lo cual va a ser muy difícil en sí mismo. La premisa es sacarle alguna sonrisa a la gente, si es que se le puede poner algo de ironía a esta realidad… Nosotros creemos que siempre es posible”, afirma Kämpfer.

–¿Aún cuando la realidad que vive la Argentina y el mundo está algunos tonos por encima de su registro histórico?

Agustina Kämpfer:

–Creo que la gente ya está lamentando su propia realidad desde hace muchos meses, muchos, y que va a seguir por mucho tiempo más. El contexto es agobiante para todos, pero resalto el agobio de los que trabajamos en medios de comunimocr­áticas, por lo que está viviendo el sector. Pero siempre hay una necesidad de reírnos. La risa tiene que atravesar la vida de las personas para que sea una vida de calidad. Y cuanto más te agobia el contexto, más necesitás tener una especie de recreo, una pausa que si bien no banalice lo que está pasando, le puede encontrar una veta para distender.

–Me parece que el humor funciona como un catalizado­r de la angustia social, del dolor. Muchas veces el humor

Juan Di

Natale:

exorciza, el humor sirve para reírte de los que –tenés la sensación– todo el tiempo se están riendo de vos. Aunque sea un rato. Obviamente, nosotros no nos vamos a reír del dolor de la Argentina de hoy, en al que estamos todos medio rotos y en una situación muy crítica. La idea es que estemos juntos en ese punto: “Estamos de ese lado, somos parte y vamos a reírnos de estos”. Este es un momento en el que hay un montón de elementos con los cuales hacer humor político. También me parece que es un escenario mucho más hostil, porque la respuesta que podés llegar a recibir frente a una propuesta de humor político puede ser muy dura. Estamos en un momento de mucha confrontac­ión en el discurso público, de un nivel de violencia un poco alto.

–¿Hostil de parte de la gente o de los funcionari­os?

J. D.:

–O de los poderes afectados, digamos, de los que se consideren interpelad­os por lo que hagamos. Sí, creo que es un mundo muy diferente del que era a mediados de la década del noventa, cuando empezó CQC, por ejemplo.

–¿Y en qué notás esas diferencia­s?

J. D.:

–El mundo se llenó de estos líderes poco democrátic­os, con poco apego a las prácticas decon un discurso extremadam­ente violento y muchas veces poco elaborado. Hay un montón de personajes, que no hace falta ni nombrar.

–En los noventa los funcionari­os se quedaban sorprendid­os ante la ironía de un cronista. En la actualidad, parece que eso ha cambiado…

Agustina Kämpfer:

–Hoy pasa al revés. Muchas veces los funcionari­os suelen rozar o sumergirse en la falta de respeto para responder a cronistas que simplement­e hacen su trabajo. Y el cronista se queda como un poco helado. Pero, bueno, como nosotros cronistas no vamos a tener, por ahora no vamos a tener ese problema.

–Esto es importante señalarlo, para encuadrar de qué va el programa. No es un programa de cronistas. No es un programa con cronistas en la calle buscando la declaració­n. Es un programa más basado en, por un lado, la interacció­n con los actores que van a estar interpreta­ndo a los personajes más importante­s de la política actual, y en particular de la actualidad de cada semana. Y por otro, las secciones que el procación,

J. D.:

grama tiene que están basadas en la edición, a veces con el recurso de la inteligenc­ia artificial, y la interacció­n que tengamos con el invitado o invitada que tengamos cada semana.

–Esta semana misma el Presidente hizo prácticame­nte pasos de stand up en la cena de la Fundación Libertad.

–Sin mucho éxito, hay que decirlo.

–No lo aplaudió nadie. Vamos a intentar hacer un humor más aplaudible que ese (risas). Pero lo miraba y pensaba, ¡qué difícil para el actor que caracteriz­a a Javier Milei tener esa competenci­a! ¡Milei mismo intentando hacer pasos de comedia, haciendo imitacione­s! Como sucedió con Carlos Melconian.

–Que ni siquiera fue una imitación, eso fue una burla más que una imitación.

–Fue un intento de imitación burlesco. Superar esa realidad, menuda tarea para los humoristas.

A. K.:

J. D.:

“Si hoy alguien se ríe del cuerpo de otro en TV es un idiota. Siempre lo fue, pero antes no se interpreta­ba de esa manera.”

A. K.:

J. D.:

A. K.:

–¿Cómo creen que deben encarar un programa de humor político sin que el clima de época los arrastre?

J. D.:

–Vamos a verlo en la práctica. Es como una cuestión medio personal de cada uno, de cuáles son los límites que cada uno se pone. Quiero decir, Agustina tendrá los suyos y yo los míos. Llegamos a tal punto. No creo que se nos salga la cadena...

–Esa salida de cadena generaliza­da, sí pasa en aspectos

A.

K.:

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