Sigue sumando
Para acumular kilómetros con la pick-up renovada recientemente, nos fuimos a Córdoba donde luego de una intensa “paliza”, seguimos descubriendo sus cualidades.
Si bien el último lugar elegido en la edición pasada resumía casi todo el trato exigente que se le puede dar a una pick-up mediana, la idea era seguir sumando millaje para ir descubriendo detalles que seguramente interesarán al potencial cliente, sobre todo aquellos que acostumbran a cubrir largos trayectos, teniendo en cuenta una de sus principales virtudes como es el gran confort de marcha y su buena dinámica de manejo.
Luego de haber estado en San Luis y regresar a Buenos Aires, esta vez escogimos rumbear para otra de las provincias mediterráneas, en este caso Córdoba, y más precisamente apuntamos a Villa del Dique, una pintoresca localidad a orillas del lago Embalse Río Tercero, conocido también por su central nuclear, la que proporciona energía eléctrica a gran parte del país. Un hermoso escenario para descansar, para andar por su variada topografía y, por qué no, para aprovechar la caja de nuestra chata para llevar algún que otro elemento para la práctica de deportes náuticos, tal como hicimos nosotros.
Desde Buenos Aires hasta allí llegamos por el camino que parece más lógico, ya que el tramo más largo se realiza por autopista (Buenos Aires-Rosario/RosarioCórdoba), hasta salir a la altura de Oncativo, donde tras cruzar dicha ciudad tomaríamos hacia el oeste la ruta provincial 79 que luego tuerce hacia el sur presentando algunas curvas de cuidado, justo para resaltar la dinámica de la Amarok. Todo bien, hasta que pasando Villa Ascasubi cuando a uno de la tripulación se le ocurrió esquivar los pueblos que restaban para evitar tránsito, semáforos y lomos de burro, “por
donde fuera”. Así, confiados en las capacidades todoterreno de la Amarok nos entretuvimos el resto del viaje buscando alternativas de caminos rurales en el navegador, al mismo tiempo que nos apoyábamos en la Guía de Rutas de Parabrisas.
Después de tal idea debemos reconocer que en este caso no ganamos casi nada de tiempo, pero nos sirvió para exigir más la chata y comprobar el efectivo funcionamiento del control de estabilidad cuando forzamos la marcha en alguna que otra curva de tierra. Alguna partes deterioradas también nos sirvieron para bendecimos las suspensiones, sobre todo cuando aparecían los atormentadores serruchos provocados por las copiosas lluvias de días anteriores.
Hablando de lluvias, hacemos un paréntesis para agradecer la labor de Mario Coll, del Automóvil Club Argentino de Villa del Dique quien, a pesar del diluvio y rodeado de relámpagos, ayudó a rescatar el vehículo que habíamos utilizado de apoyo para las fotos de la Amarok que había queado encajado a orillas del lago. “Parece que todos los Mario del ACA que conocemos son súper macanudos”, dijo Alejandro en referencia también a Espósito, histórico integrante de la oficina de prensa de la institución.
Descubriendo atajos
Desde nuestra “base de operaciones” aprovechamos la relativa cercanía (53 km) con Lutti, un pueblo situado a la vera del río homónimo de la cuenca occidental de los Comechingones, sobre un camino que algunos vehícu- los con las características de la Amarok se pueden utilizar para llegar a través de 50 kilómetros hasta la Villa de Merlo, en la provincia de San Luis, evitando así el rodeo que supone ir hacia el norte hasta Alta Gracia y cruzar las sierras por el camino de las Altas Cumbres, o bien hacia el sur, hasta Achiras para entrar en San Luis por la ruta 10 que nace en La Punilla y viene de Río Cuarto.
Si bien el recorrido es relativamente corto, la estadía en la chata se hizo larga teniendo en cuenta el tiempo que hay que dedicarle a las producciones fotográficas. En ese sentido la tripulación coincidió en ponderar el confort en la nueva Amarok, gracias principalmente a la evolución en las butacas delanteras que, además de disponer
de regulación eléctrica (ambas), ahora presentan un cojín desplazable para lograr mayor apoyo para las piernas: los más altos agradecidos.
Sin saber qué desvío podríamos encarar en algún punto del recorrido, consideramos que lo apropiado sería conocer de antemano las cualidades de la Amarok para el off-road, especialmente en lo que se refiere a las cotas. Así, en la libreta de apuntes de viaje en letra manuscrita figuraban las siguientes características: ángulo de entrada, 28º; ángulo de salida, 23,6º; ángulo ventral, 23º; capacidad de trepada, 45º; inclinación lateral, 49,7º (izquierda); 50,8º (derecha); capacidad de vadeo, 50 cm. Salvo el vadeo, donde al cruzar un río bastante crecidito le lavamos todo lo que se encontraba por debajo de los guardabarros, estuvimos lejos de los límites para el resto de las especificaciones.
Hombre precavido...
Con tantos kilómetros encima, nos acordamos de que alguna vez había que levantarle el capó para chequear los fluidos. Y mientras constatábamos que todo estaba como si recién hubiese salido del concesionario, nos enteramos de que esta prueba especial coincidió con el lanzamiento del programa de posventa Mi VW, una nueva plataforma digital exclusiva para clientes en la que los usuarios pueden acceder a información personalizada sobre sus vehículos, participar de beneficios exclusivos, recibir todas las novedades de la marca, programar alertas de servicios de mantenimiento, buscar los concesionarios más cercanos y contactarse con el departamento de atención al cliente. Además, todos los autos de la firma alemana patentados a partir del 1 de enero tienen bonificada la mano de obra del segundo y tercer servicio, mientras que Amarok contará con ese beneficio en el tercer y cuarto servicio, siempre y cuando dichas acciones sean llevadas a cabo en los talleres oficiales de la red de concesionarios Volkswagen. De esta manera, según la marca, con diferencias de entre un 30 y un 60% frente a la competencia, Volkswagen cuenta con el costo de mantenimiento por kilómetro más económico del mercado.
Otro de los elementos relacionado con el mantenimiento con el que cuenta la Amarok es el indicador de presión de neumáticos. Dicho sistema nos evitó andar juntando monedas, ya que ahora la mayoría de los infladores las requieren para funcionar.
Repasando números
De regreso, retomando también por la autopista que une Córdoba con Buenos Aires, aprovechamos los largos tramos de velocidad constante y que casi no había viento para chequear los consumos que habíamos registrado con la versión anterior. Así, caja automática de 8 marchas de por medio y una tracción 4x4 permanente, obtuvimos a 120 km/h constantes un rendimiento de 10,5 kilómetros por litro (esta versión Highline 4x4 automática es la que más consume de todo la gama). Eso quiere decir
que si viajamos a esa velocidad (en realidad la mayor parte de la autopista tiene una máxima de 130 km/h) los casi 600 kilómetros que se pueden cubrir por esa vía desde Oncativo hasta Buenos Aires, representan, si circulamos a aquellos 120 km/h constantes, unos 57 litros, es decir, bastante menos que la capacidad de su tanque, que es de 80 litros.
Sabiendo por pruebas anteriores que la velocidad máxima de esta Amarok es de casi 180 km/h, otro parámetro que se puede evaluar en la autopista sin violar las leyes de tránsito es la elasticidad, para la que obtuvimos en la prueba de 80 a 120 km/h unos apropiados 8,7 segundos.
Una vez más la nueva Amarok estuvo a la altura de las circunstancias, demostrándonos que es el vehículo indicado si se quieren hacer muchas cosas al mismo tiempo. Así fue como viajamos cómodos, llevamos carga, hicimos off-road y hasta llevamos elementos para el esparcimiento sin restricciones de espacio. Por suerte, todo sin novedades de tipo mecánico.