SALÓN DE DETROIT
Sin sorpresas, lanzamientos espectaculares, ni grandes novedades para nuestra región, el salón más importante de América del Norte fue la muestra de un mercado que crece aunque se mantiene prudente ante la llegada de la nueva administración.
Cobertura completa
Primero fue una sensación extraña, luego, llegó la confirmación. La edición 2017 del Salón de Detroit no fue una más. Mantuvo su estándar de “la muestra automotriz más importante de América del Norte”, pero esta vez hubo dos elementos diferenciadores. El primero, el más resonante y de neto corte político/farandulero, se vivió a través del nerviosismo de los directivos de las principales terminales, a partir de las declaraciones de Donald Trump. ¿Por qué? Si analizamos las conferencias de prensa de los fabricantes de autos más importantes de los Estados Unidos, encontramos la respuesta: la mayoría de las preguntas de los cronistas locales para los CEO de esas empresas estuvieron vinculadas con el culebrón protagonizado por el en ese momento presidente electo de los Estados Unidos, que amenazó a General Motors y Toyota (luego a BMW) con cobrar impuestos a los modelos que venden en en ese mercado del norte provenientes desde México.
El segundo elemeneto fue la ausencia de sorpresa que, de alguna manera, fue cubierta por aquella coyuntura política. Fueron treinta las marcas importantes que tuvieron un stand, (contando entre ellas a la de origen chino GAC), pero muchas menos las novedades “ciento por ciento”, ya que varios de los
productos expuestos se dieron a conocer mucho antes de que el Salón abriera sus puertas.
Haciendo un repaso rápido, podemos destacar entre los lanzamientos más importantes, el Traverse, nuevo SUV grande de Chevrolet (no llegaría a la Argentina, aunque algunos directivos de la filial local tienen muchas ganas de traerlo...); Ford EcoSport (las unidades que llegarán a nuestro país tendrán la misma configuración interna, con nuevo sistema multimedia y rediseño exterior, aunque mantendrán la rueda de repuesto “colgada” del portón). Asimismo, la marca del óvalo anunció el regreso del “Sport Utility” Bronco y la pick-up Ranger al mercado local, pero el dato saliente es que ambos modelos serán fabricados en la planta de Wayne, estado de Michigan, en 2019 y 2020, respectivamente.
Por su parte, FCA presentó el concept Chrysler Portal (prototipo de modelo familiar de propulsión eléctrica, que se había presentado en el CES de Las Vegas unos días antes). Dentro de este grupo otra novedad es la del SUV Stelvio de Alfa Romeo.
Volkswagen hizo hincapié en el Atlas, (SUV grande fabricado en Estados Unidos especialmente desarrollado para ese mercado, y que la marca había anunciado con anticipación); Audi, el Q8
eTron (concept de un futuro SUV grande eléctrico, cuyas imágenes habían circulado con anticipación en la web); BMW, hizo lo propio con el nuevo Serie 5, mientras que Mercedes-Benz presentó como primicia mundial, el Clase E Coupé. Entre los alemanes es de destacar la ausencia de Porsche.
Honda hizo su jugada con la actualizada generación del minivan Odyssey, Toyota, con el nuevo Camry, mientras que Nissan apostó al Rogue (José Luis Valls, CEO de la compañía, anticipó a Parabrisas que, seguramente, durante el segundo semestre del año llegarán a la Argentina Kicks y Murano).
Deportivos, modelos conceptuales, vehículos de propulsión alternativa y una acotada participación de autopartistas y preparadores completan la grilla de un salón que es la muestra de una industria que empieza a despegar, dejando atrás una época difícil, para enfrentar ahora una etapa signada por un cambio de gobierno que, al parecer, llega con más dudas que certezas.
Cambio de paradigma
Los pasillos del NAIAS 2017 dejaron en claro que para muchas terminales los salones del automóvil van perdiendo interés. Como decimos más arriba, muchos de los modelos expuestos en los stand del Cobo Center se mostraon pre-
viamente, en otras exposiciones o a través de internet, situaciones que muestran claramente que el interés de las marcas está en otro lugar, tal vez alejado de los fierros. Pero no es un cambio de rumbo repentino: hace tiempo que los productores de autos miran con buenos ojos las muestras dedicadas a la tecnología y las exposiciones alternativas, incluso festivales relativamente pequeños que no necesariamente integran el circuito en el que podríamos incluir a los salones automotores más importantes del mundo. El ejemplo más claro es el de Ford. Como todos los años, la marca del óvalo hizo sus anuncios en el Joe Louis Arena, el estadio del equipo de hockey sobre hielo de Detroit, los Red Wings. Allí, los directivos de la compañía se refirieron especialmente a los desarrollos de movilidad
del futuro, con modelos autónomos, híbridos y eléctricos, y a su proyecto de la Ciudad del Mañana. Pero en materia de lanzamientos, solo le dieron lugar a la nueva F-150, un anuncio casi obligado ya que este año se celebra el cuarenta aniversario de la Serie F, familia que desde hace treinta y cinco años es la más vendida en los Estados Unidos. Ahora bien. Otro de los anuncios importantes de Ford fue la actualización del Mustang, pero no lo realizó en los días reservados para los periodistas: la presentación se efectuó algunos días más tarde.
¿Está firmada la sentencia de muerte de los salones del automóvil? Una respuesta afirmativa sería más que temeraria, pero si al posible desinterés de algunas terminales agregamos que el NAIAS 2017 fue recorrido por menos visitantes que la edición anterior, podemos entender que en estos datos hay un mensaje.
El calendario 2017 de exposiciones tiene en el horizone inmediato a las de Ginebra, Frankfurt y Tokio, eventos que podrían determinar si la experiencia de esta edición del Salón de Detroit fue un hecho aislado o si efectivamente los salones están comenzando a perder protagonismo.