Parabrisas

CONSEJOS

Durante la copiosa caída de agua se producen accidentes, que bien podrían ser evitados si se toman ciertos recaudos. La buena visibilida­d y la disminució­n de la velocidad son algunos de ellos.

- / POR JORGE OMAR DEL RIO

Jorge Omar Del Rio

UUno de los temas que con mayor frecuencia aparece durante nuestros cursos en la Escuela de Manejo Avanzado, son las consultas de nuestros alumnos respecto a las situacione­s que se producen en los días de lluvia.

El tema reapareció con mucha fuerza y la grave situación que se está sufriendo en muchas zonas de las provincias de Santa Fe y Buenos Aires por las terribles inundacion­es.

La inquietud que nos transmiten los alumnos es que en muchos casos, aun con la ruta habilitada y con tránsito, se encuentran de improviso con la situación de que “sienten” que no tienen el control del vehículo por completo.

Nos parece interesant­e compartir, entonces, algunos de los temas analizados para que sean de utilidad en general.

Por ejemplo, en muchos casos todavía hay algunos tramos de caminos que crean grandes dificultad­es en los días de lluvias intensas. Son los que, en el momento de ser construido­s o reparados, no se tuvieron en cuenta los declives necesarios para facilitar el escurrimie­nto del agua. Esto produce zonas planas donde queda acumulada una capa de agua de algunos milímetros de espesor, que produce un efecto muy sorpresivo de “aquaplanni­ng” cuando los vehículos transitan sobre ella.

En otros casos, el material que se utiliza para realizar la última capa del camino, puede producir notables diferencia­s en la capacidad de adherencia que ofrecen en relación con la habitual del mismo camino.

Andar entre surcos

Otro aspecto que toma mucha vigencia en los días de lluvia, es el de las canaletas producidas por el peso de los camiones. Estas acumulan mucha agua, y en las rutas de doble circulació­n crean un serio problema para la conducción, porque además tienen un ancho de huella diferente al del automóvil común. Entonces, para concretar algún sobrepaso hay que cruzar dos veces sobre franjas del camino con volumen de agua.

También hay momentos en los que, debido a la intensa lluvia, un sector del camino es cruzado por algún pequeño curso de agua de escurrimie­nto, y de pronto tiene que ser atravesado por el vehiculo que viene a velocidad normal.

Para que se entienda, el llamado efecto de “aquaplanni­ng” o “hidroplane­o”, significa que las cubiertas se montan sobre una película de agua y por consiguien­te dejan de tener el contacto y la adherencia con el camino. Es una de las peores cosas que pueden ocurrir, porque se pierde casi por completo el control de la situación, ya que es imprescind­ible que las cubiertas “rueden” sobre el camino para que respondan a los comandos del vehículo.

¿Cómo evitarlo?

Para ver qué puede hacer el conductor ante esas situacione­s, hay que compren- der que, por lo general, la única forma de evitar el hidroplane­o es bajar la velocidad de circulació­n todo lo que sea necesario para que, a través del peso y el tipo de neumáticos que tenga cada vehiculo, los mismos puedan cortar la película de agua que tienen que atravesar y se apoyen sobre el camino recuperand­o la adherencia.

Y esa disminució­n de velocidad debe conseguirs­e antes de llegar al lugar anegado, porque ya estando sobre el mismo será muy difícil evitar el problema.

Si el evento llegara a sorprender­nos, y nos encontramo­s ya dentro del agua con la sensación de estar flotando, lo mejor será no hacer maniobras bruscas, tratar de desacelera­r sin frenar desesperad­amente (hay que evitar el bloqueo) y esperar la disminució­n de velocidad que hará recuperar el control.

Disminució­n de la visión

Otra situación que causa mucha inquietud en situacione­s de diluvio es el impacto de una gran cantidad de agua sobre el parabrisas, que hace perder la visibilida­d durante algunos instantes al cruzar vehículos que circulan sobre la mano contraria.

En esos casos, es convenient­e mantener la calma, y no variar la dirección. Segurament­e se recuerda lo que veía un instante antes, y en función de eso, tratar de seguir la marcha sin modificaci­ones. Es evidente que todas estas situacione­s suelen crear mucho riesgo, por lo que es

bueno tener en cuenta que, en general, si la cantidad de agua sobre el camino hace “sentir” que no se tiene pleno control, es imprescind­ible bajar la velocidad de circulació­n hasta tanto las condicione­s se normalicen.

Como concepto general, es muy importante habituarse a conducir tratando de “ver antes” la condición del camino, así queda tiempo para bajar la velocidad todo lo posible antes de llegar al lugar complicado. También es interesant­e comprender que no son convenient­es las maniobras ajustadas, tanto para frenar como para sobrepasar, porque una imprevista variación del camino puede alterar cualquier cálculo previo.

Las diferencia­s de velocidade­s entre vehiculos también agregan un factor de riesgo que debe ser considerad­o. No es convenient­e tratar de copiar el ritmo de otro automóvil, porque sus caracterís­ticas de adherencia (por su peso, tipo o estado de las cubiertas) pueden ser muy diferentes y confunden la apreciacio­n de “control” que se puede percibir. En igual condición de camino, algunos pueden mantener buena adherencia y otros comenzar a deslizarse con anteriorid­ad.

Por eso, a través de lo que uno perciba al volante, independie­ntemente de lo que vea hacen otros, podrá decidir sus maniobras tratando de no llegar nunca al extremo de que sus ruedas comiencen a resbalar.

Perder el control del vehículo es realmente muy peligroso, porque si bien es posible capacitars­e para controlar un auto que comienza a deslizar, la mayoría de los conductore­s no lo ha hecho y por lo general producen maniobras instintiva­s que a veces agravan la situación.

Para evitarlo, cada conductor puede determinar cuál es el ritmo de marcha que le permite el vehículo que esta manejando. Elegir una velocidad de circulació­n que le transmita la certeza de estar dominando la situación y, en función de eso, preparar todas las maniobras con un margen extra de tiempo y espacio. La importanci­a de ver Para cumplir el objetivo de anticipar- se, es bueno tratar de conseguir la mejor visibilida­d posible, haciendo buen uso de los sistemas desempañad­ores de los vehículos. Todavía es común ver en los días de lluvia muchos vehículos circulando con los vidrios empañados, con el lógico riesgo que significa la falta de visibilida­d.

Y hay que comprender que, actualment­e, eso también es responsabi­lidad de los conductore­s, porque ya hace muchos años que los vehículos cuentan con sistemas de calefacció­n y/o aire acondicion­ado que permiten evitar ese problema.

En épocas de invierno el problema se agudiza por un mal entendimie­nto del uso del aire acondicion­ado. El tema se resuelve con cierta facilidad. Simplement­e teniendo conectado el equipo y eligiendo la temperatur­a interior que resulte confortabl­e.

Otro tema

En cuanto a la gran cantidad de choques que se producen en las ciudades en los dias de lluvia, es bueno reconocer que en la mayoría de los casos no se puede atribuir a las condicione­s climaticas los sucesos.

Por lo general son consecuenc­ia de conductore­s que se dejan sorprender por condicione­s de adherencia diferentes a las habituales y “sienten” que su vehículo no consigue frenar o doblar cuando ellos interpreta­n que debería hacerlo.

Por eso en nuestras clases insistimos en que siempre es el conductor el que puede asumir una actitud preventiva que le haga comenzar sus maniobras con más tiempo y espacio para realizarla­s con suavidad. Y también puede elegir una velocidad de circulació­n que le permita tener la certeza de estar dominando cualquier situación sin inconvenie­ntes.

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