Por: Pablo Jorge Gualtieri
Cada vez más los modelos de propulsión híbrida incorporan en toda la superficie del techo una lámina de células solares que generan energía eléctrica para alimentar diferentes sistemas.
El hombre siempre adoró al Sol. En su famoso libro de poemas Hojas de Hierba (1855), Walt Whitman, el inmortal escritor estadounidense, no se equivocó cuando escribió “Nosotros también nos elevamos deslumbrantes y tremendos como el Sol” En el terreno de la ingeniería del automóvil, durante mucho tiempo se ha pensado cómo capturar los rayos del sol para proveer de energía suplementaria (o total) para los diversos sistemas y para la propulsión, después de que aparecieran las células de silicio en 1954. Uniendo eléctricamente a las células individuales se forma una batería solar. La célula solar o fotovoltaica, es un dispositivo electrónico que transforma la energía lumínica (fotones) en energía eléctrica (flujo de electrones libres) mediante el efecto fotoeléctrico. El gran científico Albert Einstein recibió el Premio Nóbel de Física en 1921 por su explicación sobre la naturaleza de este efecto. La eficiencia de la conversión media obtenida por las células disponibles comercialmente (producidas a partir de silicio monocristalino) está alrededor del 16 por ciento, pero según la tecnología utilizada varía del 6 por ciento de las células de silicio amorfo hasta el 22 por ciento de las células de silicio policristalino. También existen las células de silicio policristalino y las células multicapa, normalmente de arseniuro de galio, que alcanzan eficiencias del El panel solar de Panasonic desarrollado para el Prius híbrido de cuarta generación.