Made in Chongqing
China ha sacudido el escenario mundial en muchos aspectos. En el rubro automotor, el coloso asiático es el primer fabricante con 28,1 millones de unidades según datos de 2016, es el mayor exportador, con dos millones de unidades anuales, y el país con el mayor parque de unidades eléctricas del mundo, con unos 700.000 vehículos. Este país de tradiciones milenarias es la casa de marcas globales las cuales, en todos los casos, están asociadas con compañías estatales en partes iguales. Pero también hay terminales de capitales privados entre las cuales aparece Lifan, la compañía industrial más grande del país entre las de su tipo: en la década de 1990 empezó su historia fabricando motores de motos, luego incorporó productos de fuerza y, finalmente, en 2006, fabricó su primer auto, el 520.
La planta por dentro
La primera parte del recorrido fue por la fabrica motores de motos. Es un proceso automatizado pero con mucha participación humana, varias líneas de armado con gran presencia femenina. Allí se producen 150.000 unidades motrices anuales, es decir la mitad de la producción total de la fábrica. Dejamos el ruido ensordecedor de ese sector y pasamos al silencio del área de Investigación y Desarrollo, espacio en el que nos fue vedado tomar fotografías. Contemplamos los ensayos de autonomía en un 520 EV (sedán ciento por ciento eléctrico), testeos que se realizan en el laboratorio que utilizan para medir emisiones. Luego, el taller donde los artesanos del diseño le dan forma a sus creaciones. Allí determinan las señas particulares de los nuevos modelos. Entre maquetas de masilla a escala real (también de piezas del interior), en algunos pizarrones vimos fotos de los modelos que servían de inspiración para los proyectos en progreso. Pasamos a la nave de estampado, un gigantesco galpón (10.000 m2) en el que trabajan las prensas que le dan forma a 150.000 vehículos por año. Las piezas que allí se cortan avanzan en la cadena de montaje pasando por Soldadura, tal vez el sector más automatizado, dotado de ascensores y robots que, puntada tras puntada, van dándole forma definitiva a la unidad. A pesar de los robots, este es el sector más humanizado de la línea: conté un promedio de tres operarios por isla de trabajo, cuando en las plantas más avanzadas hay uno o ninguno... Tratamientos anticorrosión, pintura, el armado del interior, la instalación de los vidrios; luego, el motor, trenes de rodaje, detalles de terminación y la verificación final para cerrar un proceso que ve salir una unidad cada tres minutos en promedio.