PRUEBA ESPECIAL
Este motor V6 que acompaña a dos variantes tope del modelo, es una buena alternativa para quienes realizan todo tipo de actividades con un solo vehículo.
Volkswagen Amarok V6
Hasta hace no mucho tiempo, los propietarios de las estancias solían viajar hasta el pueblo más cercano a su campo en vehículos convencionales. Una vez allí, se subían a las viejas chatas, muy robustas y “gauchitas”, pero poco confortables y lentas.
Con la aparición de las pick-ups modernas, cada vez más parecidas a los autos por comodidad, prestaciones y equipamiento, la situación fue cambiando, al punto de que hoy el terrateniente, el administrador o cualquier involucrado con esta actividad, puede realizar cientos de kilómetros de ruta para llegar a la tierra (o al barro, dependiendo del tiempo) y seguir realizando las tareas del campo por los rigurosos caminos que suelen proponer este tipo de haciendas de grandes extensiones.
Y qué mejor que una Amarok V6 para redondear todo lo que la actividad necesita: viajar a buen ritmo y con todos los elementos de confort disponibles. Hacer-
le frente a los caminos desparejos o casi inexistentes, realizar tareas de fuerza, cargar herramientas en la caja y hasta remolcar trailers que superan holgadamente las tres toneladas. Sus 224 CV son más que apropiados para desenvolverse con agilidad, aún con carga plena, que en este caso puede llegar a ser de 867 kg.
Además de la potencia, la mueve el mismo 3.0 que también equipa la Touareg, que ofrece un torque elevadísimo (56,1 kgm) a muy bajas vueltas. Dichas características, sumadas a la eficaz y conocida caja automática de ocho velocidades, más allá de las altas performances, le brindan una respuesta admira- ble, tanto en rendimiento, como en el relajado andar. Pero la Amarok no se olvida de quienes quieren tener el control, por lo menos en algunas situaciones, por eso ofrece la posibilidad de realizar los cambios manualmente, a través de las levas en el volante.
En su hábitat
Para terminar de comprobar las cualidades que ofrece Volkswagen en la versión más potente de su primera pick-up mediana, nos fuimos a La República, una estancia modelo donde se realizan actividades que abarcan desde la ganadería, pasando por los equinos y hasta criadero de
ciervos de diversas razas, como Colorado, Axis, Dama y Antílopes. También existe una reserva de flora y fauna, donde se pueden ver carpinchos, búfalos, ñandúes y lagartos overos, entre otros animales salvajes. Ubicada a sólo 70 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a lo largo y ancho de sus más de 3.000 hectáreas nos encontramos con paisajes y caminos muy variados, además de un enorme parque que rodea un pintoresco edificio de estilo colonial con buen número de caballerizas y la réplica de una antigua pulpería con paredes de adobe y un infaltable asador criollo para atender hasta doscientos comensales.
Andrés Parra, uno de los encargados del lugar nos llevó con “nuestra” Amarok a conocer gran parte del campo, indicándonos las tareas que se realizaban en cada lugar y los diferentes caminos (algunos con muy poco uso o muy complicados por la lluvia) que podríamos encontrarnos para llegar a las distintas actividades. Además de sortear algunos obstáculos, como zanjas o vados, como herramienta de trabajo la pick-up debe ser capaz de tirar cualquier tipo de carro, tal como el que transporta caballos o como el que traslada rollos de alfalfa. Y ahí es donde esta V6 también dice presente, a pesar de que esta versión
Extreme cuenta con neumáticos con un perfil relativamente bajo, ya que están calzados sobre llantas de 20 pulgadas, muy de asfalto, para nuestro gusto.
Muy conformes con el potencial de la V6 y sorprendidos por el bajo nivel de ruido del motor, los empleados de La República nos preguntaban por el rendimiento, tema importante en un establecimiento donde la flotas de “chatas” es significativa y la mayoría de estas recorren cientos de miles de kilómetros al año. El dato de los 10,2 km/l de promedio (un 10% más que la conocida 2.0 de 180 CV) obtenidos en las pruebas realizadas en el test de la edición anterior (Nº 467, de mes de septiembre), fue recibido gratamente a nuestros interlocutores, quienes además se admiraron al ver que en esa misma publica-
ción mencionábamos los 193,1 km/h de velocidad máxima y los 8,3 segundos para llegar a los 100 km/h partiendo de “cero”. Al margen de estos números, los potenciales usuarios con los que estuvimos conversando en la estancia ponderaron la adopción de los discos de frenos traseros, un recurso fundamental para un vehículo de sus características, ya que, además de acortar sutilmente las distancias de frenado, lo hace más confiable ante exigencias extremas. Asimismo, conocedores del gran confort de marcha que brinda el modelo, los habituales usuarios de pick-ups pusieron énfasis en la comodidad de las butacas delanteras.
A tono con el entorno
Las dos versiones de la V6 superan por poco el millón de pesos ($1.004.400 la V6 a secas y $1.064.000 la variante Extreme). A pesar de tratarse de cifras elevadas, la demanda y la gran cantidad de interesados que consulta por esta motorización en los concesionarios, hablan a las claras de que hay un público que reconoce las ventajas del modelo y que está dispuesto a pagar un poco más por un vehículo que, además de la mayor potencia, tiene algo más de lo que ofrecen sus rivales.