ADELANTADO A SU TIEMPO
Se cumplen 57 años de la aparición del primer scooter en la historia de Yamaha. Un modelo que lucía una imagen tan llamativa como excéntrica incluso para nuestros tiempos. Sin embargo, algunos problemas mecánicos condenaron su futuro: la producción se can
En 1958, la producción total de vehículos motorizados de dos ruedas en Japón superó las 500.000 unidades, de las cuales el 20 por ciento eran scooters. El mercado atravesaba un momento de expansión y varios fabricantes nacionales estaban incursionando en el segmento. Principalmente sus productos se basaban en la estética de la Vespa y la Lambretta, aunque la mayoría de los modelos orientales lucían un diseño más controvertido. Ante este panorama, Yamaha debutó en el segmento de los scooters con un producto innovador, que lanzó en su país durante marzo de 1960. Se trataba del excéntrico SC-1, que hoy también celebra 57 años de su primera aparición.
El Fuji Rabbit y el Mitsubishi Silver Pigeon eran los dominadores del mercado cuando apareció el primer scooter en la historia de Yamaha. Por eso la marca de los diapasones decidió utilizar una carrocería monocasco similar a la que montaban los modelos de la competencia, que era la que prevalecía por esos años. Pero claro, elevó la apuesta dotando a su scooter de un diseño más llamativo y futurista... demasiado, quizás, para 1960.
El Yamaha SC-1 era lo suficientemente grande como para transportar dos personas y pesaba solo 123 kg. Y contaba con algunas soluciones mecánicas muy interesantes para la época: dos velocidades en el pie, convertidor hidráulico de par, freno trasero controlado hidráulicamente y suspensiones tipo Cantilever en ambos trenes de rodaje. Inicialmente, y durante la fase de desarrollo, el motor del SC-1 era de 125 cm3, pero cuando se tomó la decisión de producirlo en serie se lo dotó de un impulsor de 175 cm3. Era un motor de dos tiempos, de un solo cilindro y refrigerado por aire. Su potencia máxima era de 10,3 CV a 5.500 rpm, con un torque de 1,45 kgm a 4.000 rpm, mediante la cual podía alcanzar una velocidad máxima en torno a los 90 km/h.
La inexperiencia de Yamaha en ese campo hizo que inevitablemente creara un scooter que, por varios motivos, no pudo hacer frente a los ya por entonces consagrados rivales. Comercialmente, el SC-1 arrancó con buenas expectativas, pero rápidamente Yamaha recibió un gran número de quejas, ya que el motor se sobrecalentaba y el selector de la transmisión era demasiado duro. A raíz de estos problemas, la producción del scooter se detuvo abruptamente en 1961, a solo un año de su aparición.
Este lanzamiento fue desastroso para Yamaha, tanto en términos financieros como en cuestiones de imagen de marca. De hecho, la compañía recién volvería a incursionar en la categoría a principios de la década de 1980 con el scooter CV50E. Y, como sabemos, a partir de ahí la historia fue muy diferente.
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